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Red Internacional
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Voces setentistas. ¿Cómo viviste el día del golpe de Estado del ´76? Habla Carlos “Sueco” Lordkipanidse

Continuamos con la serie recuperando el testimonio de protagonistas y sobrevivientes al último golpe de Estado que tuvo la Argentina hace 47 años.
Esta vez Carlos “Sueco” Lordkipanidse, ex detenido desaparecido en la ESMA, nos cuenta su experiencia.

Daniel Lencina

Daniel Lencina @dani.lenci

Martes 21 de marzo de 2023

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Con la serie “Voces setentistas” seguimos recuperando el testimonio de distintos protagonistas de los años 70s: Carlos Morelli, Liliana Battistotti, Walter Moretti, Pedro Alvarez, Ana Campos, Rudy Omar Saiz y Rodolfo Marco nos transmitieron sus experiencias. En esta oportunidad Carlos “Sueco” Lordkipanidse ex militante de “Montoneros” (juventud peronista) y actualmente forma parte del Encuentro Militante “Cachito Fukman” y del Encuentro Memoria Verdad y Justicia; nos cuenta su experiencia. Al momento del inicio de la última dictadura cívico militar, el "Sueco" tenía 23 años:

¿Cómo viviste el día del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976?

Yo era operario del laboratorio BETA, el 24 de marzo se lo esperaba, se lo veía venir. Trate desde mi puesto de trabajo, de garantizar el paro general que había anunciado por la CGT y bueno, no pasó nada, no hubo ningún paro general, ni siquiera del lugar donde yo trabajaba y aprovecharon para rajarme. Estaba a los gritos “¡Hay que parar, hay un golpe militar!” y me echaron. En ese momento yo era militante de Montoneros desde el año 1973. Fui parte de la Juventud Peronista y al momento del golpe ya era parte de la organización.

Vos decias que se veía venir el golpe ¿Qué hechos hacian suponer eso?

Entre otras cosas, habían designado como Comandante en Jefe del Ejército a Videla, a Massera como Comandante en Jefe de la Armada, Agosti como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea y son los que en concreto hicieron el golpe. Pero más allá de eso, si te remontas al año ́75 con el Operativo Independencia en Tucuman o el accionar de las bandas fascistas a lo largo y ancho del país: Concentración Nacionalista Universitaria, el Comando de Organización, el Comando Libertadores de América y la Triple A; se venía venir el golpe fascista. Con miles de muertos antes del 24 de marzo.

¿Cómo recordás los años de la represión y el cautiverio?

Logré sobrevivir hasta el ´78, me atrapan en noviembre de 1978 y me llevan a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) junto a la que era mi compañera y mi hijo Rodolfo que tenía 20 días. En la ESMA estuve en calidad de detenido-desaparecido durante un periodo de dos años y medio aproximadamente. Dos años en forma efectiva en la ESMA y después me sacaban, me entraban hasta que con un grupo de compañeros habíamos elaborado un plan de fuga, que habíamos empezado a poner en práctica con la salida del país de dos compañeros y el núcleo familiar y así sucesivamente. Íbamos a ir saliendo de a un grupo familiar hacia Brasil, todo esto con la ayuda de Perez Esquivel y una Madre de Plaza de Mayo, Carmen Cobo. Supieron de nuestra situación ya que nosotros de alguna manera lográbamos sacar información de lo que sucedía en la ESMA. Decidieron ayudarnos para poder salir del país y dar testimonio y generar lo que en definitiva se convirtieron en los juicios por Memoria, Verdad y Justicia que hasta hoy continúan.

Adentro de la escuela sufrí lo mismo que todos, menos la desaparición física, que eso sigue siendo para mi y más de 250 sobrevivientes de las ESMA algo inexplicable. Los que saben porque sobrevivimos son los que nos secuestraron y nos torturaron, a algunos decidieron arrojarlos vivos al mar y a otros decidieron no matarlos. Figuro en esta última lista.

¿Cómo fue llevar el cautiverio con respecto al factor moral de los presos políticos?

Si, por supuesto, la moral se mantuvo firme y en alto hasta en los peores momentos. Creo que el poder abrumador que mostraba el enemigo adentro, sobre lo que podía hacer con tu cuerpo o tu vida o tu muerte, no lograba vencer una última barrera que era más moral y ética que otra cosa. Porque los que demostraron ser inhumanos y genocidas eran ellos, no podías rebajarte al mismo nivel de ellos. Era una situación muy complicada. La formación previa de nosotros, estamos hablando de las organizaciones de los ´70, eran bastante más comprometidas, yo no quiero hacer comparaciones pero era bastante más complejo el nivel de compromiso de aquel entonces con lo que pudimos ver post dictadura, que pasamos años difíciles también.

En el ojo del infierno, ahí adentro, se manifestaron situaciones de resistencia que pasaban por optar quitarse la vida antes de colaborar o entregar nombres a que la vida te la saquen ellos porque no te podían sacar nada. Casos famosos, el de Norma Arrostito, por ejemplo, que a pesar del grado o nivel que ocupaba en la organización supo tener el silencio y quedarse los secretos consigo. Increíblemente se dieron formas organizativas entre los detenidos, en la medida que las condiciones lo permitían, para manifestar toda forma de solidaridad entre sí y con aquellos que estaban en situaciones peores. Y siempre con un objetivo que era “la fuga” pero en realidad era el deseo de salir de ese lugar para que los tipos pagaran.

¿Cómo ves la lucha hoy en día contra la impunidad 47 años después del inicio de la última dictadura?

Se dan dos casos paradójicos. Por un lado, está la impunidad biológica, que el sistema trató de garantizar bajo todo punto de vista. Imagínate que hubieron 20 años de impunidad gracias a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final de Alfonsín. Una vez superado ese tiempo, fueron a juicio solamente aquellos que fueron identificados por las víctimas, no es que el Estado puso a disposición de los tribunales los listados de los comprometidos en las aberraciones que habían cometido. Ni un solo hijo o hija de desaparecidos nacido en cautiverio entregado a los apropiadores fue producto del accionar del Estado, sino que fue producto del accionar de las abuelas en su busqueda. Ni un solo caso, esto quiere decir que lo que se produjo en todo este tiempo fue la no apertura de los archivos, porque los archivos existen, sabemos que estan. Y por sobre todas las cosas en el caso de los niños apropiados sabemos que personas físicas que hoy siguen estando en situación de detenido-desaparecido porque lo fueron al momento de nacer y hoy siguen en esa misma condición increíblemente.

...lo que se produjo en todo este tiempo fue la no apertura de los archivos, porque los archivos existen, sabemos que estan

Por otro lado, se da también la paradoja de que en los juicios que se desarrollaron en su momento, no solo los represores fueron beneficiados con todas las prebendas que da el código penal, por ponerle un nombre a través de prisiones domiciliarias, salidas transitorias, consideraciones acerca de la salud y demás cuestiones que fueron permitiendo libertades paulatinas, sino que ahora además se están cumpliendo los plazos de las condenas. Porque en el mejor de los casos, que un genocida haya sido condenado a cadena perpetua, el plazo maximo de cumplimiento son 25 años, asi lo prevee el codigo penal argentino. Y entre buena conducta, que hicieron un curso de algo, le van descontando años. Y en este año, van a recuperar la libertad las peores alimañas que pudo entregar esta sociedad.

Ese es el estado de situación, sin embargo a pesar de eso, los juicios continúan, se siguen abriendo etapas, siguen descubriendo nombres, identidades y localizaciones de genocidas que siguen siendo denunciados y llevados a juicio. Por ejemplo ahora van a tener que empezar un nuevo tramo de la causa ESMA con nuevos represores en el banquillo por nuevos casos de compañeros que no habían sido tenidos en cuenta dentro de los juicios que se desarrollaban hasta ahora.

El Estado se sigue negando a abrir los archivos que nos permitirían de alguna manera cerrar la herida, de aquellos que todavía siguen esperando que el detenido- desaparecido aparezca.

¿Qué le dirías a los jóvenes estudiantes y trabajadores que lean esta entrevista?

Les diría que la lucha de nuestros pueblos abarcan distintos aspectos, todos apuntan a una situación social, política, económica, de derechos humanos, que sea mejor, a que se superen las injusticias. Dentro de todo ese arco de luchas parciales, la pelea contra la impunidad es una de ellas. Como dijiste hace un momento acaba de fallecer el genocida Blaquier, dueño del ingenio más grande que tiene la Argentina que es el Ledesma, y es responsable directo de la Noche del Apagón. Si esto se traduce en una continuidad histórica, lo que tenemos es que la impunidad sólo genera nueva impunidad. Hasta que no logremos cortar con el círculo vicioso de que la impunidad es privativa de aquellos que ejercen el poder, lo que vamos a seguir teniendo son casos como los que hoy son el gatillo fácil y tantas otras cosas que ocurren en el poder del Estado.

Yo le digo a la juventud que no dejen caer las banderas; nuestra tarea, a los que ya tenemos años encima de haber traído las cosas hasta este punto, necesita y requiere de continuidad. En ese sentido convocó a que estas banderas no caigan y hasta no lograr la plena justicia de que vayan presos o sean condenados todos los genocidas por cada uno de los compañeros, que esta lucha no cese.


Daniel Lencina

Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.

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