El equipo de Scaloni derrotó a Croacia 3 a 0 con goles de Messi de penal y doblete de Julián Álvarez, figura del partido. La final será este domingo 18 a las 12 hs con el ganador de Francia-Marruecos.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 13 de diciembre de 2022 19:12
Una dupla imbatible: Messi y Julián Álvarez. Foto: sitio de FIFA.
La Selección Argentina demostró con fútbol y personalidad que merece estar en la final de la Copa del Mundo. Tropezó en el debut ante Arabia Saudita, supo recuperarse, ganó en temple y de la adversidad obtuvo la mística que necesitaba, el empuje para un plantel que está repleto de argumentos futbolísticos, básicamente la mayoría de sus jugadores que se complementan en un equipo sólido. A diferencia de la adrenalina ante Países Bajos, esta semifinal ante el durísimo seleccionado de Croacia fue como una pelea de boxeo en la que uno supo golpear en el momento justo y dominar el centro del ring. Los puños en esa metáfora pugilística fueron Julián Álvarez -un delantero gigante que no solamente golea, sino que obliga y desgasta a la defensa rival-, el increíble Lionel Messi que nunca flaquea y saca habilidad y fuerza de quién sabe dónde (hasta se temió que debiera salir reemplazado por una molestia, pero el tipo siguió y siguió), un solidísimo Nicolás Tagliafico, un enérgico De Paul y un siempre firme Otamendi complementado con Cuti Romero.
En los primeros minutos no hubo peligro ni trabajaron los arqueros: parecía una partida de ajedrez pero sobre un tablero que dominaba Croacia, que tenía iniciativa y tenencia. A los 31 todo cambió cuando Enzo Fernández habilitó con una pelota larga a Julián, que ganó la posición y solamente pudo ser detenido por un topetazo del arquero Livakovic. Era penal, inapelable. Lío Messi lo transformó en gol y récord: es ahora el futbolista argentino más goleador en mundiales. Ese 1 a 0 habilitaba tranquilidad y obligaba a otro partido a Modric y los suyos que a lo largo de la competencia siempre apostaron a la estrategia del desgaste.
Y antes de que pudiera tomar respiro el equipo croata, una arremetida de Julián a lo Bertoni en el ´78 dejó a la Argentina con una ventaja de 2 a 0 y a los europeos contra las cuerdas. Pero iba a haber más. A los 23 minutos de la segunda etapa, Messi tomó la pelota en la mitad de la cancha y arrancó por la punta derecha el actual genio del fútbol mundial en una carrera imparable para la defensa croata. Se frenó, volvió a arrancar, desbordó, encontró espacio entre la raya de fondo y el área chica y transformó lo difícil en lo más simple; hizo lo que mandan los manuales -que él no necesita estudiar ni leer- y envió un centro atrás que capturó Julián con ese olfato goleador que lo define. Pelota a la red y 3 a 0 definitivo en una jugada con el sello del fútbol argentino.
Sí, es real. Y es nuestro. 😳🇦🇷pic.twitter.com/7xw5PO8ydJ
— Luciana Rubinska (@LRubinska) December 13, 2022
Aunque Croacia era un equipo prolijo, criterioso, de buen manejo de pelota, con un gran mediocampo y comandado por un crack atorrante y vivo como Luca Modric, no daba la sensación de poder igualar. Era demasiado fútbol, eran demasiadas ganas. Hasta pudo construir algo Scaloni pensando a futuro: los ingresos para darles minutos de Mundial a Dybala, Foyth, Exequiel Palacios; todo era a favor de la selección celeste y blanca.
Este equipo de Argentina llega mejor a esta final de Qatar 2022 que aquel de Brasil 2014, al menos en lo futbolístico. Se basa en rendimientos sólidos en todas las líneas, comenzando por un arquero segurísimo como Dibu Martínez, un zaguero todoterreno como Otamendi, laterales incansables que se proyectan como Nahuel Molina y Tagliafico en el mismo rol que suele cumplir el Huevo Acuña; puede ser Paredes o puede ser Lisandro, pero siempre hay un motor en el medio al lado de algún generador de juego como es ahora Alexis MacAllister; De Paul es un tractor. Y encima, Messi. En plenitud futbolística. Y junto a un delantero tremendo como Julián, sumado a la experiencia de Di María. Es para ilusionarse, aunque falta el paso más importante, que se terminará de configurar mañana miércoles a esta misma hora, cuando ya esté finalizado el encuentro entre el actual campeón –Francia- y la sorpresa que empuja el mundo árabe, Marruecos. Pero esta scaloneta ya está escribiendo páginas de gloria -y de fútbol- en la historia de la Selección Argentina. Como decía el animador televisivo Berugo Carámbula allá por 1987: Venga y atrévase a soñar.
¿Cuánto falta para el domingo a las 12 del mediodía?