A las 6 de la tarde se cumplió el horario formal de cierre de la votación aunque las urnas continúan abiertas mientras haya gente votando y hasta que lo defina el Consejo Nacional Electoral. Venezuela vive unos comicios clave que definirán el próximo presidente del país y que vienen teñidos de incertidumbre y tensión.
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Domingo 28 de julio 11:29
Fila de electores a primeras horas de la mañana. AP/Foto (Cristian Hernández)
Desde la madrugada se formaron filas de electores en varios de los más de 15.700 centros de votación habilitados, dando la pauta de que puede haber una masiva concurrencia a las urnas. Si bien más de 21 millones de venezolanos y venezolanas son parte del padrón electoral, una buena parte se encuentra fuera del país, y no podrán ejercer su derecho al voto.
Las mesas se encontraron abiertas hasta las 18hs., pero como ya es costumbre, el horario de cierre puede extenderse. En Venezuela no hay "boca de urna" (exit poll, consulta a puerta de casilla) por lo que habrá que esperar los datos que emita oficialmente el Consejo Nacional Electoral (CNE) que no ha informado ningún horario estimado para dar la noticia.
[Videos e imágenes] #Elecciones #28Julio #Venezuela. Considerable afluencia en la apertura de las mesas. Desde la noche de ayer se reportaban las primeras filas en algunas ciudades. Se estaría confirmando la tendencia a una alta participación. pic.twitter.com/0mBWsgv3y7
— La Izquierda Diario Venezuela (@LaIzqDiario_VE) July 28, 2024
Sin embargo, y pese a que las encuestas son sesgadas, es la primera vez que el gobierno chavista ve peligrar una elección presidencial frente a la oposición. Por tal motivo, ha inhabilitado a la que era la principal figura opositora, María Corina Machado, de orientación ultraderechista, así como a candidatos que podrían quitarle votos "por izquierda" como el Partido Comunista que hace unos años se presentó en alianza con el oficialismo.
A la vez, hay temor por maniobras fraudulentas que pudiera instrumentar el régimen. De hecho, el gobierno ha sido muy estricto en la aceptación de veedores internacionales, sobre todo de aliados de la oposición, pero también de sectores allegados como fue el caso del ex presidente argentino Alberto Fernández por haber señalado que Maduro debería aceptar la derrota en caso de producirse.
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Si bien hay diez candidatos que se disputan la presidencia, solo dos tienen chances de ganar según todas las previsiones. Por un lado, el actual presidente Nicolás Maduro que va por su reelección y mantener en el poder al movimiento chavista que gobierna desde hace casi tres décadas y que en los últimos años ha dado un salto en su carácter bonapartista y represor y ha descargado sin miramientos la crisis económica sobre las espaldas del pueblo trabajador.
Por otro lado, Edmundo González, el candidato de la derechista María Corina Machado que fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia, que intentan sacar del poder al chavismo e imponer un régimen abiertamente neoliberal y pro imperialista, con un programa de privatizaciones masivas, flexibilización laboral y subordinación al FMI, lo que vendría a completar el camino ya andando a fondo por Maduro, al liberalizar drásticamente la economía y dejar sin efecto los derechos laborales.
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Se trata de una elección clave que mantiene atenta a toda la región ya que definirá si Venezuela sigue entre los países con gobiernos ajustadores pero no directamente alineados con EE. UU. (como Brasil con Lula, Colombia con Petro, o México con López Obrador y la recientemente electa Claudia Sheinbaum), o si por el contrario entrará en la lista de países dirigidos por la derecha continental (como el caso de Argentina con Milei, Ecuador con Noboa o Perú con Dina Boluarte).
Esto pone mucha tensión en estos comicios y hay serias dudas de que, sea cual sea el resultado, el perdedor no lo acepte y se abra un situación convulsiva, en primer lugar política, pero también -y sobre todo- en las calles como ha ocurrido en otros momentos de la historia reciente, como la última intentona golpista protagonizada por Juan Guaidó en 2019.
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Lo cierto es que ninguno de los candidatos representa los intereses de los y las trabajadoras. El chavismo pretende mantener un régimen represivo donde las grandes mayorías viven en la pobreza, disimulado bajo un discurso falsamente "socialista" y de enfrentamiento con los EE. UU.. La oposición neoliberal viene como dijimos con un plan de ajuste tanto o más duro que el actual, dispuesto a entregar en bandeja las riquezas nacionales a los grandes capitalistas locales y extranjeros y de someter al país a la banca internacional.
Por eso la izquierda independiente que no se subordina a ninguna de estas dos opciones patronales, ha impulsado una campaña "La clase trabajadora no tiene candidato en esta elección ¡No nos representan!", difundiendo un programa de salida obrera y socialista y llamando a votar nulo.
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