En la ceremonia de investidura realizada este martes frente a la Asamblea Nacional, se refirió a Corea del Norte como una "amenaza a la seguridad global" y prometió una diplomacia más agresiva.
Martes 10 de mayo de 2022 12:16
Este martes entró en funciones el flamante presidente de Corea del Sur, Yoon Seok-yeol, un exfiscal anticorrupción del Partido del Poder Popular que le ganó por un pelo (0,73 %, unos 245.000 votos) al candidato del Partido Demócrata Lee Jae-myung el pasado 9 de marzo.
Frente a unas 41.000 personas reunidas en una ceremonia que contó con un presupuesto histórico (2,5 millones de dólares), Yoon hizo un discurso inaugural que tuvo tres componentes centrales.
El político conservador de 61 años exhortó a Pyongyang a que renuncie a su arsenal nuclear, a cambio de incentivos económicos. Como recogió el diario Korea Herald: “Si Corea del Norte realmente se embarca en un proceso para completar la desnuclearización, estamos preparados para trabajar con la comunidad internacional para presentar un plan audaz que fortalecerá enormemente la economía de Corea del Norte y mejorará la calidad de vida de su gente”.
Este cambio de pie en la relación diplomática con Corea del Norte responde a su propuesta de volver a la estrategia ’desnuclearizar primero y rever sanciones después’, para mantener a raya al régimen de Kim Jong-un y sus aspiraciones nucleares, como señaló Claudia Cinatti en un artículo reciente.
"Los programas nucleares de Corea del Norte constituyen una amenaza, no solamente para nuestra seguridad sino para todo el noreste de Asia", afirmó, y agregó que "la puerta del diálogo permanecerá abierta".
Otro elemento, que parte de su giro en la política exterior, es su referencia a trabajar con la "comunidad internacional", lo que cobra valores concretos en el marco de la actual guerra en Ucrania y la disputa estratégica entre Estados Unidos y China.
"Es el llamamiento de nuestra generación construir una nación que propugne la democracia liberal y garantice una economía de mercado próspera, una nación que cumpla su responsabilidad como miembro confiable de la comunidad internacional y una nación que realmente pertenezca al pueblo", dijo Yoon, según informó la agencia de noticias Yonhap
Informó también que el presidente Joe Biden tiene previsto visitar el país asiático a fines de mayo. La delegación estadounidense estuvo encabezada por Douglas Emhoff, el esposo de la vicepresidenta Kamala Harris.
El vocero del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, recalcó que la alianza entre ambos países “se basa en intereses y valores compartidos” y no en “quién está en el cargo en un momento dado”, e indicó que "Tenemos mucha confianza —y lo sabemos porque ya hemos tenido la oportunidad de reunirnos con algunos de los funcionarios de transición y de los funcionarios gubernamentales entrantes—, de que nuestra alianza con Corea del Sur perdurará y que juntos podremos perseguir nuestros intereses y proteger nuestros valores".
Yoon se había expresado críticamente sobre la política exterior de su antecesor Moon en una nota publicada en Foreign Affairs, en la que calificó de "provinciana" la visión de la administración de Moon sobre el lugar de Corea del Sur en la región y en el sistema de alianzas de Estados Unidos. Según Yoon, la política exterior estaba adaptada al objetivo primordial de mejorar las relaciones con Corea del Norte, mientras mantenía una ambigüedad estratégica en las tensiones entre Estados Unidos y China, con una inclinación más amigable hacia Beijing.
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Como señala Claudia Cinatti en el mismo artículo, "en política exterior [Yoon] milita por la profundización de la relación con Estados Unidos y el reseteo con Japón; y como contrapartida es partidario de una línea más dura contra Corea del Norte y China", una política difícil, que lo obligará a "hacer un delicado equilibrio que surge de la posición dilemática de Corea del Sur, que incluso en mayor medida que otros países de la región, depende de Estados Unidos para su seguridad pero tiene a China como su principal socio comercial".
Un tercer elemento de su discurso responde en clave liberal a la difícil situación que vive el pueblo surcoreano. “El hambre, la pobreza, el abuso de poder y los conflictos armados despojan a la gente de su libertad individual” dijo. Según contó la agencia Yonhap, Yoon utilizó 35 veces la palabra libertad en su discurso inaugural, y dijo que "es crítico conseguir un rápido crecimiento, lo cual solo será posible mediante la ciencia, tecnología e innovación, las cuales protegerán la democracia y expandirán la libertad y los derechos inalienables para permitir que el pueblo surcoreano disfrute de una vida de dignidad sostenible".
Yoon asume la presidencia con índices muy altos de inflación, tasas de interés y tipos de cambio. Además, señala Cinatti, "El clima social y político doméstico está enrarecido. La desigualdad, el desempleo juvenil, las deudas astronómicas de los hogares, los precios exorbitantes de la vivienda y la corrupción política en el marco del recrudecimiento de la pandemia alimentan el descontento y las tendencias anti políticas. La situación incluso puede empeorar con la guerra en Ucrania. Corea del Sur es importador neto de energía, que seguramente impactará negativamente en los precios".
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Yoon tomó las demandas del reaccionario movimiento anti feminista y contra la diversidad sexual que se impuso en la campaña electoral, entre ellas la posible supresión del ministerio de igualdad de género, y llegó a culpar a las mujeres por la caída en la tasa de natalidad.
Todo indicaría que el gobierno conservador, proyanky y antifeminista de Yoon Suk-yeol tiene planteadas hacia futuro varias hipótesis de crisis política y conflictividad social.