Se va a erigir un muro en la ciudad de Munich para separar un distrito residencial de un centro de refugiados. Una «fortificación» más que se suma a los tantos muros y vallas racistas de Europa.
Viernes 11 de noviembre de 2016
Foto: Construcción de un hogar de refugiados y un muro en Munich, EFE/Sven Hoppe
Por si no fuera suficiente con todas las vallas y muros que blindan las fronteras europeas, parece que ahora también va a ser necesario acorazar las ciudades internamente contra los “peligrosos refugiados”.
Así es, en Munich ya se empezó a edificar una estructura de hormigón de 4 metros de altura -más alto que el mismo muro de Berlín- para separar el distrito residencial de Neuperlach de un nuevo albergue para refugiados que se va a situar a unos 100 metros. Se prevé que el centro acogerá a unos 160 refugiados menores no acompañados a partir de la primavera del próximo año.
La excusa para su construcción es evitar la “contaminación acústica” que puedan generar los niños y adolescentes que se vayan a alojar en la zona. Así de ridículo es el argumento del Ayuntamiento para acabar cediendo a las demandas de tan solo siete vecinos de un distrito de 55.000 habitantes.
La realidad es que esta medida se aplica, sencillamente, como una herramienta más de exclusión contra los inmigrantes y refugiados. Desde hace años, tanto en Munich como en Alemania se mantienen a los migrantes hacinados en pésimas condiciones en supuestos “centros de acogida”. Al mismo momento que se utiliza la actual llegada de refugiados como mano de obra barata y se deportan masivamente a otros inmigrantes. Estas medidas son las que corresponden a las políticas de Merkel, que lejos de su falso discurso de “puertas abiertas” que tuvo al inicio, alimentan cada vez con más fuerza los crecientes movimientos xenófobos y de extrema derecha del país.
Más vallas y muros en la Europa fortaleza
Es vergonzoso ver como en los últimos años la Unión Europea que se vendía hipócritamente con el lema de “Refugees Welcome”, fue erigiendo a un ritmo acelerado enormes muros, vallas y alambradas en sus fronteras.
Hay muros y vallas en Grecia frente a Turquía, en Hungría en varios de sus lindes, así como en otros países balcánicos, en Francia frente al Reino Unido con el nuevo muro de Calais. O las mortíferas vallas y alambradas en los enclaves coloniales españoles de Ceuta y Melilla, las cuales se han convertido en fuente de inspiración para las políticas migratorias europeas actuales.
A la par también hemos podido presenciar brutales escenas de represión contra inmigrantes, el desalojo forzoso de varios campos de refugiados, así como deportaciones masivas, junto al criminal pacto de la Unión Europea con Turquía. Mientras día a día son miles de personas las que siguen muriendo intentando llegar a Europa, porque ante el cierre y blindaje de fronteras, solo les queda optar por las rutas más peligrosas y mortíferas del Mediterráneo.
Ésta es la Europa actual fortificada por enormes muros contra inmigrantes y refugiados, estructuras que ya erigen más de 1200 km alrededor del continente. Para hacernos una idea, esta distancia corresponde a un 40% de la frontera entre Estados Unidos y México, y del polémico muro que, ahora, quiere ampliar y construir Donald Trump. Así vemos como el peligroso discurso y las medidas racistas propuestas por el magnate y actual presidente estadounidense para nada se alejan de las políticas xenófobas europeas.