El martes 27 de febrero volvió a reunirse en la Ciudad de Buenos Aires, la Multisectorial "La Patria no se vende", impulsada por SiPreBA y distintas organizaciones que se proponen "articular (…) los distintos sectores sociales golpeados por este modelo neoconservador liberal".
Viernes 1ro de marzo 08:17
Surgida el 11 de enero, en CABA, la multisectorial integrada por organizaciones sindicales, barriales, colectivos culturales}}, cámaras de PyMEs y comercio, se propone "articular las demandas, agendas y luchas de los distintos sectores sociales golpeados por este modelo neoconservador liberal que gobierna la Nación y la Ciudad" y se asemeja a la iniciativa que impulsan el gobernador Axel Kicillof y algunos intendentes de Unión por la Patria en la provincia de Buenos Aires. Desde su lanzamiento, participó de una manifestación de los trabajadores de ATE del ministerio de Hacienda, una radio abierta organizada por trabajadores y trabajadoras de Radio Nacional y una olla popular en el barrio de Constitución, antes de participar del paro y la multitudinaria movilización convocados por las centrales sindicales el pasado 24 de enero.
Simultáneamente, en los barrios porteños, como también en varias localidades del conurbano bonaerense, se fueron autoorganizando asambleas de vecinas y vecinos que, después de participar en la convocatoria de la CGT y las CTAs}}, con una columna independiente de las direcciones sindicales, decidieron tomar en sus manos la protesta frente al Congreso, para impedir la aprobación de la Ley Ómnibus. En esas jornadas de movilización permanente, que se extendieron entre el martes 30 de enero y el martes 6 de febrero, las asambleas barriales y la asamblea de Unidxs por la Cultura resistieron -solo acompañadas por los partidos de izquierda- el brutal operativo represivo de cuatro fuerzas federales organizado por la ministra Bullrich, que dejó el saldo de más de un centenar de afectados por el gas pimienta y decenas de heridas y heridos por las balas de goma. A pesar de esa represión descomunal, que no se escatimó ni para las trabajadoras y trabajadores de prensa, ni para defensores de los DD.HH., las asambleas autoconvocadas celebraron el primer golpe que recibió la política de Milei en el Congreso, del cual legítimamente se sintieron corresponsables.
La multisectorial "La Patria no se vende", lamentablemente, no participó de estas convocatorias. Ni tampoco de ninguna de las más de treinta asambleas autoconvocadas de la Ciudad de Buenos Aires, donde trabajadoras y trabajadores estatales, maestras, enfermeras, familias que pelean por su derecho a la vivienda, monotributistas empobrecidos, jubilados y jubiladas, jóvenes estudiantes y activistas de distintos movimientos sociales, entre tantos otros y otras, no solo organizaron esa resistencia frente al Congreso. También debaten de política, preparan acciones contra el tarifazo en el transporte, se plantan en calles y avenidas contra los cortes del suministro eléctrico, hacen festivales en sus barrios, juntan útiles escolares para el inicio de clases y alimentos para los comedores abandonados por el gobierno. Y ahora, se preparan para saltar los molinetes en su decidido camino hacia el Congreso, cuando mañana, 1º de marzo, Milei inaugure la asamblea legislativa.
Mesas directivas vs autoorganización
Estas asambleas autoconvocadas, todavía son una forma de autoorganización embrionaria, que reúne a unos pocos miles de vecinas y vecinos de la Ciudad. ¿Qué pasaría si la multisectorial "La Patria no se vende", convocara a asambleas de base en todos los lugares de trabajo de CABA, donde los sindicatos que la integran tienen representación gremial? ¿Qué pasaría, por ejemplo, si los medios de comunicación estatales amenazados por Milei con la privatización coordinaran un paro con el sindicato del Subte, con ATE, con los sindicatos de Educación, Salud, Telecomunicaciones y convocaran a las asambleas de todos los barrios, pero también a los movimientos sociales, a ser partícipes activos de un gran paro y movilización contra el ajuste criminal que aplica Milei a las órdenes del FMI y, Jorge Macri en la Ciudad? Pero la coordinación multisectorial impulsada por mesas directivas, consejos directivos, juntas directivas de sindicatos y algunas organizaciones patronales de pequeñas y medianas empresas, es lo opuesto a la coordinación que toman en sus manos las asalariadas y asalariados, los jubilados y jubiladas, cuentapropistas empobrecidos, estudiantes y las familias más castigadas por la desocupación y el hambre, y que, embrionariamente, muestran lo que podría ser la unión de una poderosa fuerza de lucha de las y los de abajo.
La decisión de las multisectoriales -que reúnen a trabajadores con sectores patronales- de no confluir con estos sectores no es casual. Su encuadramiento en la política de "oposición responsable" que, sostiene Unión por la Patria es lo que, aún cuando surja espontánea y bienintencionadamente en sus bases esa preocupación, impide confluir y mucho más alentar el desarrollo de la coordinación democrática para la lucha contra la política criminal del gobierno libertario.
La unidad de los que luchan se forja democráticamente desde abajo
Primero fue el ensordecedor silencio de las y los dirigentes de Unión por la Patria que dejó en soledad incluso, a sus votantes, quienes hacían sonar sus cacerolas y se autoorganizaban en asambleas, huérfanos de representación política. Luego fue la publicación de un extenso documento de Cristina Kirchner, donde da a entender que hay que discutir algunas privatizaciones, "actualizaciones" laborales, regimentar el derecho a huelga de las trabajadoras y trabajadores de la Educación y, por supuesto, seguir sin impugnar la fraudulenta deuda asumida por el gobierno de Macri, que todos los partidos del régimen están dispuestos a pagar con un saqueo descomunal al pueblo trabajador. Un shock de hambre o hambre en cómodas cuotas de una sintonía fina que abonó el terreno para el crecimiento exponencial de este experimento macabro de Milei. Más recientemente, fueron las mímicas de rebeldía de los gobernadores -incluyendo a Axel Kicillof- que, mientras ajustan en sus provincias, se encolumnaron detrás del derechista gobernador de Chubut, Ignacio Torres (¡del PRO!) y amagaron casi con una secesión "revolucionaria", para terminar sin épica con un gris fallo judicial.
El problema de las multisectoriales es que, mientras siguen haciendo mesas de las distintas "directivas", subordinándose a la política de las y los referentes y gobernadores de Unión por Todos, la motosierra sigue cortando la cabeza de millones de trabajadoras y trabajadores. El hambre no espera los tiempos de las mesas directivas. Tenemos que exigir a las centrales sindicales un paro nacional y un plan de lucha, con movilización masiva, con piquetes, junto a los movimientos sociales, las asambleas vecinales y todas las organizaciones populares. Y para eso, contamos con la fuerza de los sindicatos combativos y los que hoy se reúnen en la multisectorial, apoyada en asambleas democráticas de la base y forjando la unidad con las asambleas vecinales y los movimientos sociales, o seguiremos desarmados frente al siniestro plan de ajuste que está aplicando Milei sin ninguna demora.
El PTS-Frente de Izquierda y sus agrupaciones clasistas en estatales, docentes, subte, salud y otros sectores, apoyamos cada conflicto, impulsamos un polo de los sectores combativos para imponerle a las centrales sindicales un plan de lucha. Y también, apostamos toda nuestra energía militante para que ese fenómeno novedoso de autoorganización que son las asambleas, se desarrolle, se extienda y profundice. Porque solo uniendo nuestras fuerzas podremos torcerle el brazo al gobierno derechista de Milei y sus secuaces.