Después de la derrota del 2015, se vuelven a organizar los trabajadores y se levantan asambleas en todas las divisiones de Codelco. La intransigencia por parte de la cuprífera a negociar, se traduce en que los mineros deben soportar nuevamente la crisis sobre sus hombros.
Jueves 22 de junio de 2017
El 2007 fue el año donde la unidad y la lucha de los contratistas impuso a la estatal una negociación que cuestionó la subcontratación, que por años ha golpeado a la gran mayoría de los trabajadores del cobre. El Estado de Chile, al igual que Codelco, reniega y la coloca por fuera de la legalidad.
El 2015, fue el último año en que se volvió a negociar el Acuerdo Marco en la estatal, dejando tras la derrota de los trabajadores, miles de decenas de despidos, destrucción de sindicatos, y planes de reajuste, que hicieron cargar todo el peso de la desaceleración de los precios del cobre en los hombros de los trabajadores. Hay que mencionar también el asesinato de Nelson Quichillao, trabajador que luchó y se movilizó por el Acuerdo Marco ese año. La responsabilidad directa de su muerte se encuentra a manos de la policía.
Hoy, nuevamente, una parte de los trabajadores contratistas de la estatal vota paro en una serie de asambleas que se realizaron el 15 y el 16 de junio, en todas las divisiones de la cuprífera. La asamblea fue organizada por la Fuerza Nacional de Trabajadores de la Minería, que agrupa sindicatos, federaciones, confederaciones de la minería.
La respuesta de paro se levanta frente a la postura de intransigencia de la estatal que no reconoce la negociación contratista, donde manda a los trabajadores a negociar con sus respectivas empresas contratistas. Esta respuesta tiene un trasfondo y es mantener lo que la estatal ganó el 2015. Junto con el despido de miles de trabajadores, también hemos vistos los salarios disminuir consecutivamente, mientras que la carga laboral es cada vez más extenuante.
Sumado a lo anterior, es sabido que durante el 2016 Codelco tuvo cinco negociaciones con 12 sindicatos, donde en todas aplicó 0% de reajuste a los salarios, y en promedio el bono de término de conflicto que entregó fue un 40% más bajo que los anteriores.
Hoy, la directiva de la estatal y Nelson Pizarro se jactan de su buena administración, revelando datos como que en el primer trimestre productivo de la estatal de este año generó US$534 millones de excedentes más que todo el 2016. ¿Gracias a su administración?
No. La virtud que encierra estos números son la política de ataques que ha mantenido estos dos años la estatal y que revela sus resultados. En la actualidad, los empresarios de la minería y la casta que se enriquece a costa de la estatal no quieren perder los miles de ajustes que le impusieron a la clase obrera durante estos dos años; así lo han demostrado las mineras este año, al menos hasta ahora.