De cara a las elecciones del próximo 6 de junio, estudiantes de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba se suman a la campaña de la izquierda contra la deserción
Viernes 19 de mayo de 2017 18:07
La izquierda viene realizando una importante campaña de cara a las elecciones a Centros de Estudiantes y Consejos Directivo y Superior en la Universidad Nacional de Córdoba. En las mismas, que serán el próximo 6 de junio, buscan disputar la conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Allí, el frente La Trincera reune a la mayoría de las corrientes de izquierda de la Facultad, como Tesis XI Juventud del PTS, CAUCE, Izquierda Socialista, UJS-PO, entre otras.
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Desde la Trinchera, la Juventud del PTS viene impulsando una campaña en contra del nivel de deserción en la Universidad Nacional de Córdoba, que ya alcanza el 63%. Las y los estudiantes no tienen plata para costear los gatos necesarios o tienen una jornada laboral que les impide llevar adelante una cursada deseada. Entre los problemas que atraviesan la vida cotidiana de los estudiantes, se encuentra el sufrimiento de la precarización laboral. Si a esto le sumamos el recorte de las becas de apuntes por parte de la actual gestión de Centre de Estudiantes de Filosofía y Humanidades, Estudiantes al Frente; y las restricciones al Boleto Educativo, se profundizan los problemas.
A través de una lógica meritocrática, que indica que el esfuerzo individual debe superar todo obstáculo manifiesto, se oculta a los responsables de esta situación. En este marco, se recogieron testimonios de distintos estudiantes de la Facultad de Filosofía.
Los problemas en la cursada es algo que viven todos los días las y los estudiantes. Así lo expresó Emanuel, por ejemplo, que es estudiante del Profesorado en Letras Modernas y sostuvo que “es algo que me encanta hacer. Lamentablemente, por cuestiones que se relacionan con lo laboral, este cuatrimestre tuve que dejar de lado el estudio y enfocarme en generar un ingreso de dinero que me permita comer, pagar el alquiler y, por supuesto, continuar estudiando. Es obvio que esto no es tarea fácil, y menos todavía si tenemos en cuenta la situación general del país. Las ofertas laborales son muy escasas, y las que existen, son muy poco compatibles con el ritmo de la vida universitaria. También está claro que no soy un caso aislado, que como yo hay cientos de jóvenes que se ven forzados a abandonar un parcial o totalmente sus estudios. Por lo tanto, es una problemática que nos compete a todos. Pienso que es hora de empezar a plantear y a discutir los problemas más urgentes y tangibles que nos afectan en la universidad, a nosotros y a nuestros compañeros. Poner en el centro de la discusión estas temáticas es un primer paso para obtener eso que queremos y merecemos: el derecho a estudiar”.
Paloma, otra estudiante de Letras Modernas, opinó que “una se rompe el lomo laburando para poder estudiar y estudiar sirve solamente para poder trabajar. Al fin y al cabo, salís de la facultad para trabajar y, quizás, ni siquiera de lo que estudiaste. Te recibiste de arquitecto y terminás siendo taxista. Después pasás todo el día trabajando y ni siquiera es para vos. Es, simplemente, trabajar para sobrevivir”.
La cantidad de estudiantes que trabajan en esa Facultad son cada vez más. Esto dificulta directamente el poder continuar con las carreras y trae como consecuencia un nivel de deserción cada vez mayor.
David, estudiante de Filosofía, es uno de los jóvenes que no puede escapar a esta realidad. Él expresaba que “ Antes de hacer el ingreso a la carrera trabajaba en un call center en el turno tarde, seis días a la semana. Cuando empecé el cursillo hablé con el supervisor para ver qué posibilidades había de cambiarme al horario de la mañana, ya que se me hacía imposible asistir a clases. No tuve respuestas inmediatas por parte de la empresa y al llegar un día a mi puesto de trabajo, uno de los supervisores me llamó y me dijo que desde Recursos Humanos necesitaban hablar conmigo. Me comunicaron que me desvinculaban de la empresa y no dijeron nada más”.
Este año, las becas establecidas por el Fondo Estudiantil de Inclusión y Permanencia (FEIP) y que reparte el Centro de Estudiantes, apenas llegó a cubrir una materia por estudiante. Este recorte a las becas es algo que perjudica directamente a las y los estudiantes.
Así lo manifestó una estudiante de Ciencias de la Educación que sostuvo que “el sistema de becas me parece exclusivo para el alumno trabajador. En mi caso, tuve que dejar una materia por no tener los apuntes. Sé que es cosa de todos los días no llegar a estudiar ni poder disfrutar de la carrera”. Otra joven de la misma carrera agregó que “fui a la secretaría de asuntos estudiantiles a pedir el formulario para tramitar la beca y el secretario me preguntó si estaba segura de que la necesitaba, si en serio me hacía falta. En ese momento me pregunté cómo tenía que ser y actuar para conseguir la beca”.
La deserción, tanto en la Facultad como en la Universidad es un problema que las distintas gestiones del decanato del kirchnerista Diego Tatián no ha podido revertir. Por eso, tantos estudiantes acompañan la campaña por becas integrales y que nadie trabaje más de 6 horas, 5 días a la semana sin perder el salario. En esta campaña, impulsada por la Juventud del PTS, siguen sosteniendo que la educación vale mucho más que las ganancias de los empresarios y que recibirse no es un mérito, es un derecho.