Mientras se debate en el Congreso la prórroga de la cuarentena, España aun no tiene una cifra fiable de la cantidad de muertes provocadas por el coronavirus. ¿Cuántos y quiénes son los que no se cuentan?
Jueves 9 de abril de 2020 07:09
Mientras los CEOs de Telefónica, IBM y Microsoft se jactan del desarrollo de la digitalización en España, favorecido por la pandemia, el gobierno sigue sin poder brindar información certera sobre las muertes provocadas por el coronavirus.
Un mes después del inicio de la crisis sanitaria, los datos ofrecidos diariamente por el Ministerio de Sanidad resultan poco claros y ni siquiera se acercan a mostrar la magnitud de la tragedia.
La falta de tests y la decisión de contar en las estadísticas, solamente a quienes fallecieron después de haber dado positivo en las pruebas de laboratorio, dejó fuera de los registros a miles de personas fallecidas en residencias de ancianos, domicilios particulares, hospitales colapsados sin llegar a recibir atención médica.
En comparaciones de la media de muertes acaecidas en los meses de marzo de los últimos años y marzo de este año, las cifras son mucho más altas que las que el gabinete de gestión de la crisis anuncia cada día. Mediante este método, por ejemplo, se pudo observar que en Castilla-La Mancha la mortalidad esperable para el período se vio triplicada. Sin embargo, los sistemas de información de los registros civiles también están colapsados, por la cuarentena obligada de las plantillas y porque hay muchos servicios que no están preparados para cargar los datos a distancia, con lo cual, no se pueden hacer las evaluaciones pertinentes.
Lo mismo sucede si se analizan las altas y bajas de pensionistas del último mes, comparándolas con las de años anteriores. Por otra parte, la solicitud para inhumar a personas fallecidas por coronavirus son casi el triple que el dato que se emite oficialmente; en Madrid, por ejemplo, teniendo en cuenta esta información, las muertes -confirmadas por los tests de covid19- podrían ser más de 3 mil que las anunciadas.
¿Hay registros de cómo está afectando el coronavirus en la población sin techo? ¿Qué sabemos de los contagios y las muertes entre las personas privadas de su libertad en cárceles y CIEs? ¿Cuántas son las víctimas entre las temporeras y temporeros del trabajo agrario, superexplotadas por patronales inescrupulosas y condenadas a sobrevivir en chabolas de plásticos y maderas, sin agua potable ni las mínimas condiciones de salubridad e higiene? ¿Qué se sabe del millón de personas del pueblo gitano que, antes de la pandemia de coronavirus, tenían un 90% viviendo en la pobreza y la exclusión social?
Ancianos, personas privadas de su libertad, familias enteras condenadas a vivir en el hambre y la miseria. Los despojos humanos del capital, que arroja a la barbarie a aquellos que ya no tienen la misma fuerza de trabajo que pueda ser explotada por los empresarios, ni tampoco el poder adquisitivo para alimentar el consumismo de sus mercancías. Hasta allí no llegan los tests, no llegan los servicios sanitarios, ni las ayudas gubernamentales. Ni siquiera llega la burocracia estatal que subregistra las muertes por ineptitud, desidia o por sesgo interesado.
Los que nunca cuentan para este sistema de explotación, hambre y miseria, no se cuentan en las estadísticas oficiales de los muertos por coronavirus.