Trabajadores de la empresa Damar Group S.A. se manifestaron ayer frente a la empresa en reclamo de suspensiones y por la falta de pago de sueldos en tiempo y forma.
Sábado 10 de junio de 2017 00:10
Trabajadoras y trabajadores de la empresa textil ubicada en la capital correntina expresaron que ante la negativa de la patronal debieron recurrir a un asesoramiento legal y pedir apoyo al Ministerio de Trabajo. Pero ayer se encontraron con las puertas de su lugar de trabajo cerradas y con la carta de suspensión por un mes, sin motivo. Los operarios fabricaban ropa para la marca Consentino de Buenos Aires.
Los empleados de la textil fueron suspendidos por reclamar pago de sueldos atrasados desde hace varias semanas. Raúl, uno de los trabajadores relató que la empresa pertenecía a Raúl Alasia, quien luego la habría vendido a Damar Group S.A.
“Nos dicen que nos suspenden porque no hay trabajo, pero trabajo hay, sólo que no nos quieren pagar, estamos cansados de años de manoseo, suspensiones invalidas, salarios atrasados y amenazas, hoy vinimos a trabajar y nos encontramos con las puertas cerradas”, expresó Alfredo Galarza, otro de los trabajadores.
“Todo comenzó cuando el dueño de la empresa vino a comunicarnos que no puede pagar los impuestos por la falta de ventas, la fábrica siguió produciendo de igual manera y luego nos comunicó el traspaso de la firma a Damar Group, finalmente nos informa que esa empresa desconoce el trabajo que hicimos en todo este tiempo”.
“No sabemos cuál es la situación de Damar Group, si es una firma real o ficticia, porque esta textil siempre cambió de firma y los salarios fueron magros, en la producción veníamos trabajando bien, con 450 sacos por día, pero la paga es una limosna que a veces nos dan por quincena y a veces por semanas, de manera formal, no firmamos recibo de sueldo desde hace cuatro meses”, agregó.
“Trabajábamos nueve horas y media al día para no trabajar los sábados, pero aun así somos tratados de esta manera y la respuesta del propietarios siempre fue que al que no le gusta que se vaya. Nos vienen pagando de a puchitos, de a $ 900. ¿Quién puede vivir con eso? ¿Quién puede mantener a una familia así?”, denunció Silvia Galarza, otra trabajadora de la firma.