Este año la final de Eurovisión se celebra en Tel Aviv, durante unos días Israel tratará de mostrar una imagen amable, pero no pocas voces críticas y protestas se expresan contra este lavado de cara del estado sionista.
Sábado 18 de mayo de 2019 00:20
Durante unos días Israel será noticia en todo el mundo por acoger la "gran fiesta de la canción europea". Sin duda se trata de un triunfo para el Estado de Israel, un éxito que viene aprovechando desde hace un año, cuando en la última edición de este festival celebrada en mayo del año pasado logró imponerse ante el resto de participantes.
Pero no todo ha sido éxito, el hecho de que la cantante israelí Netta Barzilai ganara el festival de Eurovisión del año pasado también desató una gran polémica. Activistas LGTBI y en defensa del pueblo palestino criticaron esto como un mecanismo cínico de "lavado de cara" a Israel. La guinda del pastel la encontramos en el tema elegido para presentar la "cara amable" del Estado israelí. Bajo el título Toy (juguete) la canción es un alegato contra el bullying. Y no solo el tema, la propia artista se concentró en mostrarse como ejemplo de superación y empoderamiento con todo un relato basado en su experiencia.
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Tras el éxito en Eurovisión comenzó toda una campaña global. La llegada del verano ofrecía el escenario perfecto. La aparición de Netta en las principales cadenas de radio, televisiones y prensa de todo el mundo era constante. Su participación en festivales estivales muchos de ellos LGTBI se convirtió en el mejor escenario para desplegar la campaña de Israel.
La artista y el tema elegidos para Eurovisión no fueron casuales. Israel viene desde hace unos años dedicando esfuerzo a construir una imagen de apertura a través de una visión gayfrendly y progresista en cuanto a derechos LGTBI. El espacio de difusión que se abrió tras el éxito de Netta ayudó a multiplicar por mil el mensaje que Israel trata de lanzar.
Un ejercicio de cinismo a la altura de las autoridades israelíes y poyado por sus socios internacionales. Una clara estrategia de colonialismo cultural y pinkwashing la cual a través de la imagen del compromiso con los derechos humanos, derechos LGTB o derechos de las mujeres trata de ocultar políticas criminales como las que ejerce Israel sobre el pueblo palestino con masacres sistemáticas. La misma semana que Netta ganó el famoso festival, Israel reprimió brutalmente la Franja de Gaza en una ofensiva que se cobró la vida de decenas palestinos.
El discurso descarado que ofrecían los escenarios de todo el mundo indignó a no pocos. Ante las críticas Netta explicaba "Yo soy israelí y amo a mi país, mi gente y mi música y deberíamos extender eso para que la alegría y felicidad se contagien porque eso acaba con muchos problemas", pero lo que está claro es que no termina con los crímenes que ejerce Israel sobre el Pueblo palestino y todas las ofensivas guerreristas de Israel contra la Franja de Gaza.
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A las criticas de activistas en favor de la lucha Palestina y de importantes sectores del activismo LGTBI en distintos países ahora se suman protestas desde Palestina contra la celebración del festival. Esta semana se iniciaron las protestas y las movilizaciones se acompañaron de un festival de música en el que participaron decenas de artistas. En esta ocasión el escenario fue menos glamuroso, aunque no menos impactante, los artistas actuaban en ruinas de los edificios derruidos en la última ofensiva.
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También algunos artistas, intelectuales y figuras de la música y de la cultura expresaron su indignación con el triunfo de Netta, con la celebración de la próxima edición en Tel Aviv y con toda la campaña que giró en torno a este triunfo. Muchos de estos artistas se agruparon para pedir el boicot a esta edición, que los países en los que residen no participaran o que cedieran el espacio a algún artista palestino. Es el caso de un grupo de artistas británicos entre los que se encuentran Peter Gabriel y Ken Loach.
Lo cierto es que estas presiones no han surgido ningún efecto. Pero esto a nadie sorprende o debería sorprender. Los crímenes permanentes del Estado de Israel sobre el pueblo palestino, cuentan con el apoyo de los gobiernos imperialistas como el de Donald Trump entre otros, y con la denuncia pasiva (cuando no directamente el silencio cómplice) de la "comunidad internacional" representada por organismos como la ONU.