Las Asambleas barriales fueron (y son) una referencia para muchos sectores que no quieren dejar pasar los ataques y ajuste del gobierno. Comenzaron a tejer redes con trabajadores de distintos sectores y estudiantes y se proponen seguir sumando fuerzas para enfrentar todo el plan de Milei y para “que la CGT-CTA llamen a paro general ya”.
Sábado 10 de febrero 15:37
La derrota política de Javier Milei por la caída de la Ley Ómnibus, llegó el martes 6 de febrero, mostró las enormes contradicciones que llevaron a esta crisis del gobierno. En Plaza Congreso, los festejos brotaron de las baldosas calientes. La pelea tiene una historia acelerada y agitada, de la que las Asambleas Barriales fueron parte importante. Desde distintas localidades y municipios, surgieron como fenómenos iniciales pero muy dinámicos de la realidad, desde su emergencia como canal de lucha contra el ataque que el gobierno de Milei pretende aplicar al pueblo trabajador. Luego de anunciado el DNU, en el Conurbano los cacerolazos se escucharon en las calles, un sonido nuevo en algunas zonas, y continuaron cobrando fuerza y creciendo, empezando a organizarse como asambleas barriales de autoconvocados.
En la zona Oeste del Conurbano, las Asambleas se fueron replicando con el correr de los días. Y fue así como a la concentración del Paro Nacional del 24E marcharon tras su bandera naranja y celeste, más de mil personas. Una bandera que se plantó en las puertas de la terminal de trenes de Once, a la par de los trabajadores ferroviarios del Sarmiento de la Unión Ferroviaria de Haedo y la seccional de la Cicop Hospital Posadas junto a residentes. Esa tarde, “los trenes no se venden” fue cantado por miles, no solo quienes marcharon sino los vecinos que vieron pasar las columnas y aplaudían desde sus balcones o veredas. Un primer ejemplo de unidad en las calles entre las asambleas y trabajadores en lucha.
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Las calles que ardían
Las altas temperaturas 31 de enero, 1, 2 y 6 de febrero, el debate en el Congreso y las miles de personas que ocuparon las calles aledañas, las transformaron en las jornadas más calientes de lo que va del año. Contamos en estas páginas cómo la Asambleas barriales, juntos a trabajadores, jóvenes, jubilados y partidos de izquierda, votaron por mayoría ( en la misma Plaza de Congreso) resistir la represión del operativo, Unidos por la Cultura, partidos de izquierda, mandatado por la Ministra de Seguridad.
El martes, pasadas las 18 horas, las asambleas barriales llegaron a Plaza Congreso. Cuando llegó la noticia de que la Ley Ómnibus había caído, los delegados organizaron asambleas de cada una de ellas. Informaron las noticias que llegaban desde el parlamento, se festejó y todas votaron avanzar sobre la calle Solis, para ubicarse sobre la Av. Entre Ríos, junto a las asambleas de Sur, Unidos por la Cultura, y otros.
A metros, las Postas sanitarias bajo techos rojos, se encontraban nuevamente al servicio de la lucha, entre ellas la Posta del Oeste integrada por trabajadores de la salud y estudiantes del Gran Buenos Aires, debutaba organizada luego de haber visto el rol indiscutible y esencial que habían cumplido las jornadas anteriores ante la represión, los gases y perdigones de las fuerzas represivas.
“Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”
Es unidad volvió al Oeste fortificada. Las Asambleas comenzaron a ser referencia para muchos sectores y a tender puentes hacia la unidad y coordinación. “No se venden, los trenes no se venden” fue coreado a la vuelta en el hall de Once por los asambleístas y aplaudido por usuarios y trabajadores ferroviarios.
El miércoles 7 de febrero, La Bordo del Sarmiento (ver aquí), dirección del sindicato llamó a una reunión abierta en defensa del tren, de la que participaron integrantes de las asambleas de Morón y Ramos Mejía, Natalia Hernández (concejala PTS- FITU La Matanza y asamblea de Ramos Mejía), Jorgelina Esteche ( asamblea de Morón), de Morón jubilados y docentes, agrupaciones como La Marrón Docente y La Naranja Ferroviaria, y organizaciones políticas como el PTS a través de la concejala Natalia Hernandez de La Matanza y el MAS
Ante el despido de un trabajadores de Pirelli, las asambleas de Moreno, Merlo y Padua votaron llevar la solidaridad con los trabajadores del neumático y acompañarlos en su lucha por la defensa de los puestos de trabajo. Ante los despidos más de 80 trabajadores de la Clínica Provincial de Merlo, asambleístas se acercaron brindar su apoyo y solidaridad contra la patronal, en defensa de la salud pública también.
La asamblea de estudiantes de la UNaHur, que integra la coordinadora de asambleas del oeste con sus propios delegados, resolvió acompañar a cada conflicto de trabajadores, estudiantes, apoyar la defensa de la salud y educación pública, y redoblar fuerzas en la exigencia a las centrales sindicales de un paro nacional urgente. El miércoles pasaron por los cursos, charlaron con los estudiante contando la experiencia de organización, la pelea dada en las calles y la necesidad de ser cada vez más en defensa de la educación pública y en defensa de sus derechos.
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El Gobierno de Javier Milei sufrió su primera derrota "multicausal" política con la caída de la Ley Ómnibus, que le será difícil pilotear. Estas últimas horas dio señales de debilidad en sus filas y algunas provocaciones. Existen sobradas muestra de las condiciones y potencialidades para las luchas no muy lejanas en el tiempo.
Contra el DNU, los tarifazos y aumento salvaje del boleto en transporte público, las bajas jubilaciones, tarifazo, la falta de alimentos y salarios por el piso, las ganas de seguir la pelea se duplica. Las asambleas barriales, impregnadas de la alegría por la primera derrota del gobierno de Milei, pueden cumplir un rol clave para unir todos esos reclamos urgente y buscar la más amplia unidad de todos los sectores perjudicados y hacer mas fuerte la exigencia de basta de dejarnos en banda: paro y plan de lucha a la CGT y CTA. En particular por estos días en las asambleas del Oeste se debate la defensa del Ferrocarril Sarmiento y volver a reunir a la coordinación de asambleas, de manera abierta, con voceros y mandatos, para fortalecer la unidad y organización, pero siempre llevando toda propuesta a cada asamblea que es donde se decide y se vota.
Las asambleas tienen el desafío de llegar a miles de trabajadores, estudiantes, jubilados, amas de casa, precarizados y desocupados. Nuestra tarea es seguir haciendo cada vez más asambleas con una forma democrática donde todas y todos tengan voz y voto. No solo es resistir el ajuste, es enfrentarlo, frenarlo, y proponerse pelear por una mejor calidad de vida, mayores presupuestos, y eso significa dejar de pagar al FMI como se propone hacer el “gatito mimoso de los empresarios”, como llamó Myriam Bregman a Javier Milei.
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