El mandatario hizo caso al pedido de la oposición y quitó atribuciones a Jorge Glas, que detenta un cargo de elección popular. Caso Odebrecht vuelve a impactar sobre un gobierno latinoamericano. La fractura del oficialismo y la lucha contra la corrupción como bandera del ajuste.
Viernes 4 de agosto de 2017
Foto: El Universo
Los escándalos de corrupción son eje en la crisis política de Ecuador y del movimiento Alianza PAIS, a escasos meses de la asunción del nuevo gobierno. Una serie de audios que involucran directamente al vicepresidente, Jorge Glas Espinel, detonaron la situación. Por decreto, el presidente Lenin Moreno le retiró todas sus funciones.
Las grabaciones, publicadas por medios extranjeros el día lunes, terminaron de sellar el destino de un vicepresidente acorralado por denuncias en su contra. En éstas se escucha una conversación del ex contralor Carlos Pólit -en ese momento funcionario, hoy destituido- junto a un ex ejecutivo de Odebrecht. Ambos mencionan a Glas como receptor de sobornos para la adjudicación de contratos.
En las últimas horas, el arco político exigió la renuncia inmediata del vicepresidente. Desde el bloque opositor de derecha CREO, hasta organizaciones de izquierda como el Colectivo Unitario Nacional de Dirección, integrado por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).
Mediante el Decreto Ejecutivo Nº 100, Lenín Moreno le retiró todas las atribuciones y delegaciones asignadas, como la coordinación del Consejo Sectorial de la Producción y del Comité Ejecutivo del Consejo Productivo y Tributario -labores estrechamente vinculadas a la política económica-. De esta manera, su única función será la de reemplazar al presidente en su ausencia.
Hay una clara disputa con Glas como representante del ala correísta de Alianza PAIS. Pero la amenaza de los sectores opositores de trasladar su pedido a las calles también volvía inaceptable la situación para un Moreno que lo último que desea son movilizaciones sociales.
Constitucionalmente, el vicepresidente puede ser destituido en caso que la Asamblea le inicie un juicio político, o por una revocatoria vía plebiscito. Pero semanas atrás, el oficialismo impidió en el Consejo de Análisis Legislativo el avance del pedido de juicio de parte de la oposición.
El presidente saca del medio una importante figura crítica de sus planes económicos, consensuados estos últimos meses al calor de las mesas de diálogo con políticos opositores y cámaras empresariales. Consuma así una suerte de “autogolpe” que desconoce la voluntad popular. Como Brasil y la destitución de Dilma Roussef, los movimientos palaciegos no pronostican buenos vientos para el pueblo trabajador.
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Foto: El Telégrafo
Crisis en Alianza PAIS
Por su parte, Jorge Glas anunció que no renunciará, ya que el electorado votó el gobierno de un binomio ideológico, y continúa siendo el vicepresidente electo. “He tenido que presenciar como desmantelan la Revolución Ciudadana, sabían que no podían contar conmigo”, declaró en conferencia de prensa.
Lo que hace semanas se presentaba como un simple malestar interno por el rumbo de la política del Ejecutivo, hoy se transformó en un principio de ruptura imposible de tapar. Pocas horas después de emitido el decreto, Rafael Correa se pronunció irónicamente señalando que el diálogo de Lenin Moreno fue sólo “para los que odian la Revolución”, e invitó a Jorge Glas a tomárselo como una condecoración.
El ex mandatario se había anticipado a la jugada, apuntando que el objetivo inmediato de Moreno era destituir por cualquier medio al vicepresidente, con el apoyo de la bancada opositora gracias al otorgamiento de cargos. "El libreto es el mismo que en Brasil”, agregó.
Lo que Correa evita mencionar es que estas disputas no tienen origen ideológico, sino económico. Son expresión de peleas al interior del aparato estatal entre facciones de políticos representantes de los intereses de una burguesía que se benefició del modelo económico de la Revolución Ciudadana y ahora pide un cambio de rumbo, similar al reclamado por empresarios opositores.
Por la noche, el bloque legislativo de Alianza PAIS emitió un comunicado en el que evitó una toma de posición clara. Por un lado, criticaron la posible injerencia de la oposición en el gobierno, y defendieron la política económica de Correa. Por el otro, sostienen como positivo la profundización del diálogo que inauguró Lenín Moreno.
El presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, manifestó que el movimiento convocará a una reunión con el presidente, el vicepresidente y los 74 asambleístas, para encontrarle una salida a la crisis interna. Una posible fractura del bloque legislativo dejaría al presidente Moreno necesitado de gobernar con la derecha para alcanzar mayorías parlamentarias.
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A pesar que según encuestas la imagen positiva del presidente Moreno sigue alta, la base de Alianza PAIS perfila el apoyo a Glas. Es por ello que en la previa a su decisión, dirigió un video a la militancia, bregando por unidad ante diferencias y conflictos. “Ustedes han garantizado la estabilidad democrática, su presencia, acción y compromiso con el país y con su Gobierno es ahora más necesario que nunca”, aseveró. Un llamado que suena a desesperación por sostener el favor del movimiento.