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Red Internacional
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CABA. ¿Cuál es el elefante escondido en la reforma “Secundaria Aprende” de Macri?

Afirma la sabiduría popular que la mejor forma de esconder un elefante es en medio de muchos de ellos. Aquí intentaremos encontrar el núcleo innegociable y pro mercado de la reforma macrista de la secundaria en el mar de presentaciones informales, falsas consultas y complicidades de conducciones sindicales.

Miércoles 25 de septiembre 12:16

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Que la educación pública y su nivel medio están en una crisis profunda es una realidad inocultable. Frente a esto, los sucesivos gobiernos se han dedicado a convertir en chivos expiatorios a sus únicos sostenedores: docentes, estudiantes y sus familias; mientras profundizaron su desfinanciamiento y precarización.

El nivel medio se encuentra en el centro de la tormenta por el desfase, cada día más evidente, con las transformaciones en el mundo del trabajo. Ahora bien, ¿cuáles son los cambios necesarios?, ¿quién conoce mejor los problemas que atravesamos en las aulas?, ¿qué perfil de egresade buscamos?, ¿futuros trabajadores que se adapten mejor y de forma dócil a un mundo laboral flexible y precarizado?, ¿o que tengan herramientas cognitivas para ser críticos de su futuro y puedan convertirse en sujetos de su transformación?

Ante el bombardeo permanente con informes sobre la crisis en las escuelas armados a medida de las reformas que quieren implementar, creemos que es fundamental que toda la comunidad de las escuelas secundarias: sus estudiantes, docentes y familias, nos organicemos, debatamos y hagamos valer nuestra voz. Las y los estudiantes tienen derecho a poder decidir sobre la escuela que quieren, que necesitan. Las y los docentes, que día a día sostenemos una escuela colmada de carencias, somos quienes vivenciamos las necesidades más inmediatas, sabemos lo que falta y también lo que hay que cambiar.

Ninguna reforma salida de un laboratorio, a espaldas a las escuelas, puede reemplazar a quienes la protagonizamos. El rechazo a este nuevo golpe, está comenzando a generar espacios de debate, para pensar cómo enfrentar la reforma, y en ese sentido tenemos que aprovechar las EMIs de este 26 de septiembre. Hay fuerzas para resistir, así lo demuestran los más de 50 pronunciamientos de diferentes colegios e incluso algunas de las que iban a ser piloto ya lograron salir de ese listado como el Liceo 5, el Normal 1 y 7 o el Ceramicas 1. También es un gran ejemplo la lucha conjunta de estudiantes y docentes del Comercial 5 que están poniendo en jaque la implementación en dicha institución.

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Este ataque se enmarca en toda una serie de medidas de ajuste y flexibilización laboral, educativa y previsional. Es por esto, que si bien nos adentraremos en las especificidades de esta reforma, la respuesta para triunfar se debe buscar en la coordinación y lucha en común con todos los sectores que sufren las políticas de ajuste y precarización del gobierno de la ciudad y del nacional. El paro y marcha Federal de este 2 de octubre es una gran oportunidad para empezar a torcer esta historia.

Cambiar la secundaria, ¿a beneficio de quién?

De acuerdo con el plan BA Aprende, las reformas se basan en cinco “ejes y políticas prioritarias”: bienestar, capital humano, ciudad del futuro y global, desarrollo productivo, responsabilidad comunal. Es decir, tres de los cinco ejes “educativos”, apuntan directamente a las “habilidades de empleabilidad”. Al parecer, la escuela “fracasa” porque no se adapta a los cambios que pide el mercado. Según el nuevo plan educativo, se plantea desarrollar en las personas las capacidades necesarias para enfrentar los desafíos del mundo actual y futuro, para que puedan insertarse en los escenarios laborales cambiantes y también crearlos.

¿De qué desafíos y cambios habla el gobierno? Por ejemplo, según las fuentes oficiales, el desempleo actual es del 8%, mientras que la indigencia es del 18% y la pobreza es del 55%. A nivel de la juventud, para este año la desocupación llegó al 20% y la informalidad, trabajo sin derechos laborales, al 60%. Proponer que la escuela se adapte a este mercado laboral, es barrer, de los horizontes de la educación, la posibilidad de desarrollar infancias críticas y solidarias. Por si fuera poco, la incorporación desde tercer año de las prácticas laborales, promueve la coerción temprana de las y los estudiantes al régimen de precariedad laboral. En este sentido, se busca que la escuela enseñe que el mercado de trabajo tiene “estas reglas”, y el que no se adapta, fracasa.

De las pocas referencias de experiencias que toman como modelo, nombran la reforma en Brasil. Carolina Catini, profesora de la Facultad de Educación de la Unicamp, señala sobre dicha reforma: “representa el proyecto de formación patronal para los hijos e hijas de trabajadores y trabajadoras (...) Lo que esto significa desde el punto de vista de la precariedad de la formación juvenil que están imponiendo, junto con los cambios en la gestión del trabajo docente, es brutal. El significado de esta subsunción corporativa de la educación es la privación de formación intelectual y de preparación cruda para el emprendimiento de los estudiantes, junto con la gestión corporativa del trabajo docente”.

Resiliencia como “solución” a la crisis social y económica

Escondido detrás de una fraseología pedagógica, quienes no “puedan adaptarse” a esta realidad, deben fortalecer el primero de los cinco ejes del plan: el bienestar. O, como lo llaman, la “salud física, emocional y social”. Al interior de las escuelas se traduce en la incorporación de la educación socioemocional. La imposición de esta “doctrina de la autoayuda” institucionalizada, pone el acento en el “autoconocimiento”, para poder tomar “mejores decisiones” y establecer “vínculos sanos con la sociedad”.

Para quienes la simple coerción no fuera suficiente y persistan en “no poder adaptarse” a las demandas de este “nuevo mundo”, se acude a la patologización. Se apela, en este caso, a que el problema debe estar “en uno mismo”. Esta, desgraciadamente, es una realidad que las y los docentes vivimos cada día con mayor frecuencia: estudiantes medicalizados.

Pero al “bienestar socioemocional”, se agrega otro dato, para nada menor: la superposición con la ESI. El gobierno nacional viene haciendo campaña, desde antes de ser electo, en contra del “adoctrinamiento” que supuestamente implica la educación sexual integral. Desplazar el eje de la ESI, en una sociedad patriarcal y donde la violencia sexual está a la orden del día, para poner el acento en el “autocuidado”, implica un retroceso muy peligroso de los avances que consiguieron principalmente, los movimientos de mujeres en los últimos años.

¿Extender el formato de contenidos de primaria para toda la secundaria?

Los “aprendizajes fundacionales” del nivel secundario se limitan a Lengua y Matemáticas para el gobierno de la Ciudad, aunque en esta línea vienen actuando todas las provincias y los distintos gobiernos. La reforma está enfocada a mejorar los índices educativos en estas dos materias, sin más. Es decir, entrenar en responder este tipo de exámenes estandarizados. No importa lo que se aprende, ni preparar para que sean sujetos críticos de la sociedad y su futuro, con la incorporación de saberes disciplinares particulares. Como muestra, podemos observar que la formación histórica que proponen en el último documento se limita a un único laboratorio cuatrimestral obligatorio.

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La mejora para las campañas en los resultados estandarizados, como los exámenes TESBA, es la finalidad de las nuevas propuestas pedagógicas. Transforma a la secundaria en una escuela de primeras letras, desconociendo que leer y comprender es más que decodificar y rendir exámenes. La disolución de las asignaturas aumenta incluso hacia los años más avanzados, donde dejan lugar a prácticas “profesionalizantes”.

De forma subrepticia, pero que es un secreto a voces, también se busca mejorar la tasa de egreso. Para la clase dominante, una educación eficiente, es la que lanza al mercado laboral, personas “competentes” para ser explotadas a los 18 años, no más. Sabemos que cada quien, tiene tiempos de desarrollo diferentes. El rasero de la escuela sarmientina, que expulsaba a quién no siguiera el ritmo “ideal”, es reemplazado por la “inclusividad” vacía de contenido. El imperativo de la nueva reforma es sostener una escolarización precaria para todas y todos, pero que no se demore ni un día más de lo que estipula la ley laboral.

Ni ascenso, ni social

La escuela tradicional, con todas las críticas que podamos hacerle, cumplía un rol diferente al que se busca hoy en día. La educación ya no es un “privilegio”, sino que logró constituirse como un derecho, mal garantizado por los gobiernos. La educación pública viene cambiando desde un modelo enciclopedista y excluyente, a un formato de inclusión sin recursos ni contenidos, defendido por todos los gobiernos, ya sean peronistas, macristas, radicales o liberales. Esto no es casual, responde a las necesidades del mercado, que pasó de querer utilizar a la escuela pública como un instrumento ideológico para formar a un sector de la sociedad como mano de obra calificada, a buscar usarla como institución de contención y cuidado para les jóvenes de familias trabajadoras, pero que no brinde ningún tipo de formación teórica ni especializada, que pueda despertar lecturas críticas de la sociedad.

De este modo, quieren bajar las expectativas de progreso social y reducir costos. Por eso hablan de formar para la empleabilidad y la resiliencia. También buscan que no se interrumpa el tiempo de adultos a cargo para asegurar su presentismo laboral o incluso aumentar el tiempo de sus jornadas laborales. Eso mismo intentan con la ley de “esencialidad”, con la que también buscan cercenar nuestro derecho a huelga y de protesta por el derecho a la educación, una medida que pide desde Milei a CFK, y tiene el visto bueno hasta de Grabois.

Competencia entre escuelas: bajar costos, empoderar directivos y dividir la resistencia

Bajo la excusa de terminar con los “docentes taxi”, el gobierno impulsa la concentración de hasta 72 hs cátedra titulares, naturalizando así el triple cargo para llegar a fin de mes y ajustando salarios, ya que paga mucho peor a partir de la hora 38. Además, las conducciones de las escuelas tendrán la responsabilidad de implementar las modificaciones exigidas. Naturalmente, usan los cargos directivos de la carrera docente como intermediarios de las políticas educativas, desligando al “personal técnico” del ministerio de cualquier tipo de responsabilidad. A este fin, el gobierno no tiene el menor descaro de ofrecer “prebendas” y mayor poder a los directivos que se ofrezcan como “innovadores” y acepten la reforma. No por nada los documentos aseguran la estabilidad de las conducciones y la discrecionalidad del manejo de las tareas de su “personal de ejecución”. Como si la mejora de las escuelas en su totalidad no fuera una responsabilidad del Estado y la inversión educativa fuera cuestión de “premios” a la obediencia.

Al estilo de la negociación por empresa, acá el Gobierno, con complicidad de las conducciones sindicales como UTE, UDA o Amet, busca negociar por escuela. Ya no sorprende que la conducción de UTE haya festejado como conquista las modificaciones del estatuto docente necesarias para la implementación de esta reforma. Este avance por las escuelas de menor resistencia ya lo hicieron con la NES, dejando caer algunas pilotos, diciendo que no iban a implementar pasantías perdiendo tiempo de clases, y prometiendo pizarras digitales, recursos y horas extraclase. Para las siguientes escuelas o años, ya no había tales recursos, y cuando se llegó al 5to año de la reforma reaparecieron las ACAPs, haciendo trabajar gratis a los pibes hasta en Rappi.

Arriba una educación de y para estudiantes y docentes

Podríamos seguir enumerando críticas a esta mirada mercantilizadora de la educación. Pero consideramos importante que la comunidad educativa pueda plantar bandera de las demandas reales que tenemos quienes trabajamos por la educación pública todos los días. Retomando experiencias pasadas, desde la 9 de Abril, buscamos aportar con este escrito en desentramar los puntos centrales de la nueva reforma, y plantear algunas propuestas para construir una contrapropuesta de plano ¨desde nuestra clase, que vaya tomando fuerza y consistencia en cada escuela con docentes, estudiantes y familias, para así intentar que asuman esta perspectiva todos los sindicatos y que podamos imponer al Gobierno una “contrarreforma”. En ese sentido, impulsamos la construcción de un Congreso Pedagógico para debatir desde abajo qué educación necesitamos y organizar la pelea por transformar la educación a favor de estudiantes y trabajadores. Con unidad y coordinación podemos pelear por nuestros derechos actuales y también por una educación que libere la fuerza, la imaginación y el potencial creativo de nuestra juventud para que dirija su propio destino.

Es por esto que desde la agrupación 9 de Abril, planteamos algunas ideas para pelear por nuestra educación:

● Aumento del presupuesto educativo: mejorar las condiciones edilicias, culturales, tecnológicas, sanitarias y alimenticias en las escuelas es el primer punto e innegociable, para poder vislumbrar una mejoría en las condiciones de enseñanza y de aprendizaje. La timba financiera y la sangría de recursos que nos extrae el FMI, es la prueba de que “plata hay”. Debemos exigir que se priorice la educación que tanto se jactan en criticar, en el presupuesto, no en los discursos.
● Becas para todas y todos los que lo necesiten: ante la crisis económica, cada vez más las y los estudiantes se ven en la obligación de salir a trabajar. Ningún pibe afuera de la escuela. ¡Ninguna pasantía gratuita para nuestros estudiantes! Las prácticas laborales gratuitas fuera de la escuela son una estafa para las y los estudiantes.
● ¡Basta de vivir trabajando! Aumento salarial de emergencia, reconocimiento de las tareas extra clase y reducción de la jornada laboral, con la contratación de más docentes para parejas pedagógicas. La sobrecarga laboral de la docencia es una de las principales barreras para la tarea docente. Si queremos mejorar la educación, es indispensable que las y los docentes no tengan que trabajar dos o tres turnos para ni siquiera llega a fin de mes. En el mismo sentido, es necesario reducir el número de estudiantes por curso.
● ¡No a la educación como “servicio esencial”! Que solo busca limitar el derecho a huelga y deja intactos todos los problemas a los que nos enfrentamos día a día para sostener la escuela pública. Exigimos a UTE-Ctera paro y movilización al Congreso el día que se trate la ley.
● Renacionalización del sistema educativo y participación democrática de las escuelas, con estudiantes, docentes y familias. La comunidad educativa es el verdadero sujeto de la enseñanza, tiene que poder decidir las reformas que se quieran establecer. La fragmentación del sistema educativo provoca una enorme desigualdad, ante la cual, no tenemos voz ni voto. Peleamos por otro modo de trabajo que cuestione los contenidos y el carácter de clase de la educación: creativo, colectivo, liberador, coordinando tareas, donde se pueda rotar la asignación de tareas entre los propios maestros y maestras y ejercer la elección directa en asamblea de los equipos de conducción. Organizarnos para defender esta perspectiva es la clave para conquistarla.