Un debate con sus grupos hermanos en Brasil que son parte del PSOL, a horas de la conferencia electoral que podría llevarlo a integrar la coalición electoral del PT con parte de la derecha golpista.
Viernes 29 de abril de 2022 01:48
Este 30 de abril se realizará la Conferencia electoral del PSOL. Todo indica que refrendará integrar la coalición electoral del PT con parte de la derecha golpista y neoliberal de Brasil, así como una unión partidaria con otro segmento no menos golpista y neoliberal. Falta la confirmación interna de lo que ya ha sido publicitado por las principales figuras públicas del partido en los grandes medios de comunicación. Van con el candidato a vicepresidente, Geraldo Alckmin, que para facilitar al lector argentino es lo más parecido que hay en el país vecino a Macri. Y constituirán una federación (un partido común por cuatro años) con “Rede” de Marina Silva, que para simplificar a nuestro lector sería una suerte de Lilita Carrió ecologista. ¿Cómo se llegó hasta acá y que harán las corrientes hermanas de IS, el MST y el NMAS que hasta ahora permanecieron dentro del PSOL?
La Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), organización hermana de Izquierda Socialista, plantea acá que la alianza con Marina Silva “es parte de la misma política de la alianza con la lista burguesa Lula-Alckmin”, y que ambas significarán “la liquidación de nuestro partido como oposición de izquierda, que nació justamente en contra la traición de clase del PT y de Lula”. Para el puñado de militantes que se hermanan con el Movimiento Socialista de los Trabajadores, esa misma política significa la “liquidación completa del PSOL como partido clasista, socialista, democrático”, como plantean acá. Por su parte, los pocos simpatizantes de Manuela Castañeira en Brasil están convocando a “una rebelión de las bases” del PSOL para que no se “liquide definitivamente la independencia de clase del partido”, como dicen acá.
¿Independencia organizativa o independencia política?
Roberto Saenz, dirigente de la corriente Socialismo o Barbarie en Brasil, nos provee una respuesta a esta pregunta: “¿Cuál sería –es- nuestra campaña electoral? Hay que derrotar a Bolsonaro, porque es un peligro. Si nos vemos obligados, incluso votaríamos a Lula en primera vuelta (en el caso de que las encuestas los pongan en paridad, lo que para nada es el escenario actual)”.
Aclaremos para el lector argentino: no se trata de un balotaje del PT contra Bolsonaro en el marco de elecciones descaradamente manipuladas por el poder judicial para secuestrar el derecho al sufragio universal como ocurrió en 2018, cuando llamamos al voto crítico a Haddad. Se trata de elecciones que buscan “normalizar” el golpe institucional, devolviéndole los derechos políticos a Lula para que éste, junto con la derecha neoliberal golpista no bolsonarista, puedan administrar la herencia del golpe con mayor estabilidad. Es en este marco que el Nuevo MAS considera lícito apoyar la parte no bolsonarista de la gran burguesía brasilera contra la bolsonarista.
Intentemos traducir esa política para el lector argentino, con los límites inexorables de toda analogía. Es como si Milei, Berni o Bulrich hubieran llegado al poder por un golpe institucional (con métodos judiciales y parlamentarios arbitrarios que atentan contra los derechos democráticos más elementales). Una vez en el poder, implementaran todas las reformas laborales y jubilatorias y todos los recortes de presupuesto y privatizaciones más neoliberales que ni siquiera Macri logró implementar. Entonces, se trataría de apoyar una candidatura de Cristina, con Macri o Larreta como vice. Así, crudo y duro.
De palabra, es la izquierda y los kirchneristas vendiendo la ilusión de retrotraer toda la obra golpista hecha por la extrema derecha. En los hechos, se trata del apoyo a una candidatura armada por partes importantes de la burguesía más concentrada y de las propias instituciones golpistas (como el Supremo Tribunal) para dar una continuidad lo más estable posible a la herencia golpista en tiempos de crisis, prescindiendo de las bravuconadas de un tipo como Bolsonaro.
Hay que puntualizar que Geraldo Alckmin, el vice de Lula, es conocido por ser pupilo del Opus Dei, represor de huelguistas y defensor encarnizado de las reformas neoliberales y las privatizaciones; que Marina Silva, la nueva dirigente del PSOL, es una enérgica exponente de la evangélica lucha contra el derecho al aborto en Brasil; y que Lula trabaja todos los días - ya con algunos éxitos importantes - para atraer a su coalición a los caudillos reaccionarios que controlan los aparatos electorales en el interior del país, como acá serían los Manzur y cia.
Saenz considera que ese “mal menor” puede ser necesario para, en sus palabras, “aprovechar la campaña electoral para intentar mínimamente que avance la conciencia de clase”, para “abrir una vía independiente”, porque “preferimos preservar el PSOL como alternativa independiente”. Esta vía independiente sería la candidatura a presidente de Glauber Braga por el PSOL. Para los seguidores de Castañera en el país vecino, Braga “encarnaría” un “programa anticapitalista”. Para les compañeres de IS, “una candidatura propia con un programa socialista” . Para los del MST, sería la expresión de la“independencia política” con un “programa anticapitalista y socialista” .
Sin embargo, Glauber Braga, antes de la Conferencia Electoral del 30 de abril donde se votará a favor o en contra su nombre como candidato presidencial por el PSOL, ya reconoce internamente al partido que será candidato a diputado federal como parte de la coalición con Alckimin y Marina Silva. Más que eso, ya puso en curso su campaña con la consigna presidencial “Dorrotar a Bolsonaro”, dejando más que claro qué “independencia” representa.
Amanhã será o lançamento dos nossos Comitês Domiciliares para Derrotar Bolsonaro.
Quer entender mais? Quer fazer parte?
Clica aqui: https://t.co/XCEaRRRStz#Equipe pic.twitter.com/g2CMy0ursz— Glauber Braga (@Glauber_Braga) April 24, 2022
El NMAS presenta como gran "rubicón de clase" ser parte de la coalición con la derecha golpista neoliberal, pero parece olvidarse que en las elecciones municipales ya había integrado una coalición común con el partido de Marina Silva. Braga, coherente con su trayectoria de nacionalista-burgués, tiene 100 % de acuerdo con la política de la mayoría del PSOL de constituir un mismo bloque político-parlamentario con el PT en el Congreso y con la coexistencia pacífica con la burocracia petista en los sindicatos y movimientos sociales.
El bloque político con las burocracias políticas y sindicales del PT y la CUT en todas las cuestiones fundamentales desde que estos pasaron a la oposición es lo que define el carácter meramente organizativo de la “independencia” buscada por dentro del PSOL. “Organizativo” porque sacrifica la lucha por la independencia política de la clase trabajadora y las masas, mientras los parlamentarios son los que acumulan el poder real con su política de conciliación de clases a todo vapor. ¿Por qué todos esos sacrificios en algún momento no terminarían en la propia dilución de la independencia organizativa, como ha pasado en todas las experiencias de “partidos amplios” en otros países sin una clara delimitación programática de clase?
¿Partido para la lucha de clases o electoralismo?
La propia CST, al argumentar a favor de lo que en sus propias palabras sería el carácter “estratégico” del punto de inflexión actual, se contradice a sí misma aludiendo a un fundamento que no es nada nuevo. Dicen, en el mismo artículo arriba citado, que “la política de Lula y del PT, con su línea de desmantelar las luchas, dan aliento a Bolsonaro, que crece en las encuestas en la medida en que no hay alternativa real en las calles”. Agregan que “en la coyuntura en que ocurren huelgas y luchas de los gremios por reajuste salarial y por empleo, fruto de la grave crisis social, la cúpula de la CUT y del PT se niegan a llamar movilizaciones, y a apoyar esos procesos y a unificarlos.” Y concluyen que “quieren mostrarse aceptables para la gran burguesía y para el capital.”
Pero esas caracterizaciones son una verdad desde que el PT fue removido del poder por el golpe institucional judicial-parlamentario promovido por la derecha. Desde 2017 el PSOL constituyó un bloque político-parlamentario con el petismo en la oposición, coexistiendo pacíficamente con la burocracia de la CUT en los sindicatos y movimientos sociales.
Antes de este giro, cuando las movilizaciones de masas entre 2013 y 2014 plantearon la posibilidad de un proceso de ruptura de masas con el PT que fuera capitalizado por el PSOL, el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT, organización hermana del PTS en Brasil) propuso entrar en este partido para fusionarse con esas tendencias luchando por un programa y una estrategia revolucionaria. Lo hizo mientras criticaba públicamente la política de conciliación de los parlamentarios del PSOL en Esquerda Diario que llega a millones en todo el país, fuimos rechazados. Pero sí pudieron permanecer dentro del PSOL aquellas corrientes que aceptaban que los parlamentarios dirigieran la política pública del partido hacia la conciliación de clases directamente desde sus bancas, mientras se limitaban a las críticas internas. Como si la propaganda para pequeños círculos - por más “roja” que sea - pudiera crear fuerzas materiales capaces de hacer frente a burocracias políticas, partidistas y sindicales firmemente anquilosadas en sus sillones. No sería la enseñanza de Lenin. Ahora, no deberían sorprenderse cuando, impotentes, son notificados de la integración a la alianza del PT con Alckmin y a la unión con Marina Silva por los grandes medios y rumbean hacia una Conferencia Electoral con cartas marcadas.
La estrategia de aceptar la política de conciliación de clases de las figuras públicas del partido y la coexistencia pacífica con las burocracias sindicales a cambio de la posibilidad de conseguir cargos parlamentarios ya tuvo su expresión trágica en Brasil en la experiencia de la llamada “izquierda del PT” [1]. Lo que hace que la actual impotencia de las corrientes que rechazan el acuerdo del PSOL con Alckmin y Marina, después de repetir los mismos errores, adquiera tintes farsescos. Al menos que sirva para sacar conclusiones.
Romper y construir un polo clasista para las elecciones y la lucha de clases
La crisis abierta en la izquierda con la dilución del PSOL en una alianza con Alckimin y Marina Silva marca un punto de inflexión en la izquierda brasileña. En este marco, el Polo Socialista y Revolucionario (PSR) impulsado por el PSTU para coordinar las tendencias que se proponen a luchar por la independencia de clases se ha constituído como un potencial aglutinador de los sectores que resisten a seguir el camino elegido por el PSOL. En el marco de las públicas diferencias que sostenemos contra la adaptación del PSTU al golpe judicial-parlamentario, el MRT se sumó a la construcción del PSR y aceptó la propuesta de filiaciones democráticas ofrecidas por el PSTU para que podamos intervenir en el proceso electoral a pesar de la proscriptiva legislación del país. En el espíritu de construcción de una coalición de independencia de clases, proponemos ejes de agitación política para enfrentar a la extrema derecha bolsonarista y al propósito de administrar la herencia golpista con la lista Lula-Alckmin. En el espíritu de que sea una coalición integrada por distintas tradiciones, ofrecimos la candidatura de Marcelo Pablito, militante del movimiento obrero y del movimiento negro, para acompañar como vice a la candidatura presidencial de la compañera Vera del PSTU.
Para avanzar en ese sentido, hemos llamado a los y las compañeros que no quieren ser parte del engranaje con Alckmin y Marina Silva a que rompan con el PSOL. No es posible defender la independencia de clase estando con un pie en el Polo Socialista Revolucionario y otro en el PSOL, como actualmente ocurre con les compañeres de la CST. Los votos que se ganen con esa alianza, por más que sean con un discurso más de izquierda, estarán fortaleciendo el propósito de administración de la herencia golpista representado por la coligación Lula-Alckmin. La ilusión vendida por los lulistas-alckimistas del PSOL de que después de las elecciones las figuras más de derecha del partido entrarán en el gobierno y dejarán un espacio vacío para ser copado por los defensores de la “independencia organizativa” en una quimera. ¿Desde cuándo los ganadores regalan el aparato a los perdedores? [2].
Viendo la necesidad de crear un espacio de diálogo entre les compañeros del Polo Socialista y Revolucionario y les que rompen con el PSOL, ponemos a disposición Esquerda Diario como una herramienta de debate.
Creemos que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU) de Argentina ofrece una experiencia de la cual aprender por su construcción de un programa y una agitación política de independencia de clase común entre distintas tradiciones, manteniendo el libre debate sobre los puntos de diferencias políticas en las prensas partidarias. Lamentablemente, IS y el MST, que en Argentina defienden la tradición del FITU, en Brasil parecen acordar más con les que la atacan [3] . ¿Por qué el FITU se ha consolidado como una fuerza reconocida en todo el país por estar al lado de las y los trabajadores y levantar propuestas anticapitalistas mientras los "partidos amplios" sin delimitación programática que existen en varios lugares se liquidan o atraviesan fuertes crisis?
No se puede perder ni un segundo más en la construcción de una alternativa de independencia de clases. Pero que no sea meramente organizativa, sino que pelee por la independencia política de la clase trabajadora en todos los terrenos: en la batalla electoral, en las luchas en curso, y también en la lucha contra las burocracias al interior de los sindicatos y movimientos sociales. Las elecciones en Brasil y el curso que tome la izquierda en ese país tendrán seguramente impacto a nivel internacional, lo que hace más importante esta batalla.
[1] A lo largo de todo el proceso de constitución del PT, este contó con la convivencia de corrientes de origen trotskista en su interior. Algunas, como el PSTU, rompieron a inicio de los años 90. Otras, como las que fundaron el PSOL, rompieron en el primer mandato de Lula como presidente, entre 2003 y 2005.
[2] Por otro lado, ¿por qué les compañeres que simpatizan con IS, el MST y el NMAS en el PSOL reivindican un frente de independencia de clase con los neomaoistas de la Unidad Popular y los neoestalinistas del Partido Comunista Brasilero? ¿Cómo es posible que corrientes que defienden el nacionalismo burgués, los gobiernos de China, Rusia y Corea del Norte, así como los crímines de Stalin y Mao, puedan contribuir en la construcción de una fuerza política de izquierda? El hecho de que hoy esas corrientes se opongan a la alianza de PT con la derecha golpista neoliberal, habilita la unidad en la acción en las calles y en luchas sindicales y populares, pero no debería borrar que sus concepciones de fondo no son distintas de las que condujeron el PSOL a la crisis actual.
[3] El Partido Obrero y la corriente de Altamira, por su nacional-trotskismo, no tienen simpatizantes en Brasil que se pronuncien sobre la crisis que atraviesa la izquierda de este país.
Daniel Matos
Nacido en Montes Claros, Minas Gerais, Brasil. Dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil, reside desde 2015 en Argentina colaborando con la dirección del PTS. Miembro del consejo editorial de Esquerda Diário y de la revista Estrategia Internacional. Coautor del libro Questao negra. Marxismo e classe operaria no Brasil, Ediciones Iskra, 2013.