El gobierno de Trump publicó los objetivos que pretende conseguir con la renegociación del TLCAN. Busca profundizar la dependencia al imperialismo. El gobierno mexicano lo recibe “con gusto”. Están en riesgo diversos ramos industriales y miles de empleos a ambos lados de la frontera.
Miércoles 19 de julio de 2017
Este lunes 17 de julio el gobierno de Donald Trump publicó los objetivos que busca conseguir con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA por sus siglas en inglés). La Oficina del Representante Comercial (Office of the United States Trade Representative, o USTR) encabezada por Robert Lighthizer publicó un documento de 18 cuartillas con los temas que pretende discutir con los gobiernos de México y Canadá.
Trump expresó durante su campaña el interés por eliminar el TLCAN con México señalándolo, como ha sido su indocta costumbre, como responsable de los problemas económicos que EE.UU. tiene frente a la crisis capitalista internacional. La presión de los grupos políticos y empresariales que se han visto ampliamente beneficiados por el Tratado le obligó a recular de este propósito. Ahora exige una “renegociación”.
¿Cuáles son los objetivos de EE.UU. en la renegociación?
Robert Lighthizer es el responsable del gobierno de EE.UU. para la renegociación del TLCAN. Es un abogado proteccionista propuesto por Trump en enero, pero que no fue ratificado por el senado sino hasta mayo debido a la oposición de los grupos políticos en el Senado estadounidense. El documento que publica la oficina a su cargo (“Summary of Objectives for the NAFTA renegociation”) contiene objetivos para la modificación del marco institucional y el comercio de bienes y servicios entre los tres países.
Entre los principales objetivos económicos se encuentra el reducir déficit comercial. Estados Unidos tiene una balanza comercial deficitaria con México en bienes que para el año 2016 alcanzó los -70,527 millones de dólares (mdd), pero también tiene una balanza superavitaria en servicios por 7,576 mdd para el mismo año.
Pese a los aparentes números rojos, los principales beneficiarios de este comercio son las propias empresas de capital estadounidense y las trasnacionales que se asentaron en México desde los años noventa cuya producción está orientada a la exportación. Llegaron aquí aprovechando los bajísimos costos de mano de obra y todos los beneficios que les dio el TLCAN.
Profundizar la apropiación de los recursos energéticos
Otro objetivo explícito es el tema energético. Estados Unidos ha tratado incesantemente de incluir el tema energético en los acuerdos comerciales con México desde los años ochenta del siglo pasado. Sin embargo, es hasta ahora que las condiciones políticas fruto de la reforma energética se lo permiten. El objetivo es “continuar la apertura del mercado de energía” para acrecentar este sector industrial de importante crecimiento en EE.UU. a costa de los recursos naturales en nuestro país.
Objetivos sobre sectores industriales específicos
Pese a lo esperado, la línea del gobierno es no modificar –por ahora– los impuestos arancelarios, acorde a los principios capitalistas del libre comercio. Sin embargo, busca por otras vías la protección a algunos de sus sectores industriales. El documento explicita que EE.UU. trata de buscar mejores términos de intercambio para el ramo textil y de vestir, el cual ha tenido el peor desempeño de todos los subsectores industriales en EE.UU., mostrando una franca caída en la producción desde los años noventa. Este sector es el único que se menciona en el rubro de “bienes industriales”.
Respecto a las reglas de origen, que indican el porcentaje de insumos nacionales que debe de tener una mercancía, Trump pretende “fortalecer y actualizarlos”. Además tiene contemplado negociar nuevas medidas para obtener mayores ganancias reglamentando la propiedad intelectual según las normas vigentes en el gigante del norte.
En otra sección, EE.UU. hace explícita la intención de eliminar las barreras a la industria alimentaria de EE.UU., la cual es uno de los subsectores industriales que ha tenido de las mejores tasas de crecimiento desde los años noventa y que requiere de nuevos mercados.
Nueva ofensiva contra soberanía alimentaria
El intento de favorecer a la industria alimentaria se suma a la gran cantidad de objetivos que EE.UU. tiene sobre el sector agrícola. Los campesinos y el campo mexicano fueron de los más perjudicados con la firma del TLCAN en los noventas. Hoy Trump pretende llevar el tema agrícola aún más allá, profundizando la dependencia alimentaria que el imperialismo ha impuesto sobre nuestro país.
En la renegociación EU espera eliminar muchas de las actuales reglas comerciales para mejorar el acceso de alimentos y productos agrícolas estadounidenses a los mercados socios eliminado muchas de las actuales reglas de comercio.
Mientras tanto, los agrobusiness al norte del río Bravo hacen lobby para obtener mayor fuerza de trabajo migrante precarizada. Quieren un nuevo programa bracero.
Modificaciones al marco institucional del TLCAN
Este documento sostiene que Estados Unidos pretende eliminar el Capítulo 19, el cual rige sobre las controversias comerciales entre las partes. Este capítulo preveía la posibilidad de recurrir a tribunales internacionales, por lo que es posible que pretendan dejar a las partes solamente con su débil capacidad de negociación. Exige también nuevas reglas anticorrupción por parte de los gobiernos y modificaciones a las normas ambientales.
Demagógicamente, EE.UU. clama por la eliminación de “subsidios injustos” y prácticas proteccionistas en empresas de gobierno, cuando es este país quien más lo incentiva en su territorio con programas como “Buy America”. El documento insiste en profundizar la eliminación de barreras aduanales y no arancelarias para impulsar la exportación de las empresas estadounidenses.
De forma inédita, entre los objetivos se encuentra la injerencia sobre la política macroeconómica de los socios. Trump pretende establecer medidas para evitar que la modificación de los tipos de cambio, por ejemplo entre el peso y el dólar, otorguen “ventajas injustas” al comercio.
En la versión original del TLCAN se obligó a México a hacer modificaciones constitucionales para permitir que los extranjeros pudieran hacer inversiones y ser poseedores de importantes activos en México. Ahora se pretende eliminar las reglas “en todos los sectores” que limiten la inversión estadounidense.
Los trabajadores, principales afectados
Con la excusa de que la diferencia salarial que se percibe en México, Canadá y EE.UU. es enorme el documento establece objetivos sobre el mercado de trabajo. Pretende que las partes impongan nuevas normas sobre las condiciones de empleo, las horas de trabajo y los salarios mínimos que perciben los trabajadores de la región.
Esta medida será perjudicial para los trabajadores porque busca equiparar los salarios de los trabajadores de la región… pero a la baja. Es decir, busca contener el alza de los salarios en EE.UU. comparándolos con lo que se percibe en lugares como México, mientras que desincentiva la generación de empleos y exige mayores grados de explotación. Esta medida busca aumentar la competencia entre los trabajadores EE.UU., México y Canadá, no a mejorar las condiciones de vida de quienes producen las ganancias que enriquecen a los capitalistas.
El gobierno de México: campeón de la entrega
La respuesta que ha dado la Secretaría de Economía (SE) es aberrante. En comunicado de prensa la SE ha dicho que “recibe con agrado” los objetivos de Estados Unidos para esta renegociación. No tienen ningún plan. Por ahora han contratado al despacho Pillsbury, Winthrop, Shaw, Pittman, gastando hasta 950 mil dólares (17 millones de pesos) del erario público en asesoría legal en comercio exterior.
Como decimos acá: Se unen gobiernos de México y Canadá por renegociación del TLCAN
Ante el ataque que se viene para la clase obrera y los sectores populares de América del Norte es fundamental unir fuerzas. Para las trabajadoras y los trabajadores, nativos y migrantes, nada bueno puede provenir de un nuevo acuerdo de las compañías y los magnates. Sólo más precarización laboral para incrementar las ganancias de quienes viven del trabajo ajeno.
Sólo la unidad de los abajo puede enfrentar el ataque que se viene. Una alianza de la clase trabajadora y los sectores populares de América del Norte y Centroamérica, que ante cada cierre de fábrica en la región, se plantee la lucha por su expropiación.
Que exijan la condonación de la deuda externa y el fin de la militarización y de la injerencia estadounidense en todos los países al sur del río Bravo.
Una alianza de todas y todos los de abajo que luche contra las deportaciones y la criminalización de los extranjeros, por plenos derechos para los migrantes y por el libre tránsito a través de los países de la región.
A partir de enfrentar la opresión imperialista y la explotación propia de este sistema capitalista, se podrá avanzar hacia una integración económica llevada adelante en función de los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad, de las mujeres, de la juventud y de los pueblos originarios.
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