La Iglesia Católica beneficiada por las prerrogativas que le otorgan el Estado nacional y los provinciales, es a la vez un culto y una corporación empresarial. Durante el 2018 lideró la campaña ecuménica contra el derecho elemental de las mujeres a decidir.
La Iglesia Católica constituye un culto y una corporación empresaria al mismo tiempo. En todo el país, además de hacer el gran negocio de que a su “personal” lo mantenga el Estado gracias a decretos de la Dictadura Militar; es una gran corporación que extrae otros beneficios por la vía de eximiciones impositivas o subsidios a la educación confesional.
En tanto culto, posee templos y santuarios a los que acuden sus fieles como así también monasterios, seminarios y noviciados, estos últimos para la preparación de quienes dirigirán, indistintamente, los servicios religiosos o la corporación empresaria.
En tanto holding, la Iglesia Católica maneja diferentes rubros, con especial empeño en el denominado tercer sector, es decir, el vinculado a la prestación de servicios. Se destacan aquí la educación, el turismo y la atención de los ancianos. Otros servicios que detenta están relacionados con el sector inmobiliario en el que desarrolla actividades de venta y locación de inmuebles. En el rubro alquileres el menú es amplio: estacionamientos, locales comerciales, residencias universitarias, canchas deportivas, edificios de departamento, entre muchos otros.
En el sector productivo o secundario, la Iglesia cuenta con San Pablo una editorial multimedial católica internacional, cuyas publicaciones están dirigidas a niños, jóvenes, familias, comunidades parroquiales y a los agentes pastorales. Sostiene como objetivo “difundir valores y criterios para una sólida formación cristiana”. Esta industria es global y está presente en 17 países diseminados en América, África, Asia, Europa y Oceanía. En Argentina la imprenta está radicada en Buenos Aires. Córdoba, junto a otras 13 provincias, forman parte del sector servicios a través de la comercialización de una amplia oferta de productos que abarca libros, ebooks, música, revistas.
Jujuy, Mendoza, Entre Ríos, Salta son algunos de los mejores ejemplos. La “Córdoba de las campanas” no es la excepción.
Una sucursal exitosa
Como corporación empresaria la Iglesia Católica de Córdoba cuenta con mayor margen de ganancias respecto a otras que prestan idénticos servicios porque obtiene anualmente la exención impositiva de los inmuebles que utiliza. A éstas se suman las que obtiene en ingresos brutos, impuesto a los sellos e impuesto a los automotores del arzobispo y de los obispos.
En una investigación de 2012, el periodista Jorge Riani señala que el Arzobispado de Paraná es dueño de 573 propiedades, el de Concordia, de 250 y el de Gualeguaychù, de 168 inmuebles. En un relevamiento realizado en Mendoza por La izquierda diario, Luna Neville apunta que el estado municipal y provincial donaron a la iglesia local, a través de distintas ordenanzas y resoluciones, 58 mil metros cuadrados (entre inmuebles y terrenos) desde el año 2000.
En Córdoba, la situación no es muy diferente; este tipo de beneficios que obtiene como entidad empresarial, está potenciado por ser la propietaria de inmuebles de diferente extensión y utilidad tanto en la ciudad capital como en el interior. La Iglesia posee algunas de las principales manzanas céntricas de la capital con su consecuente explotación económica: carmelitas descalzas, dominicos, franciscanos y jesuitas son las congregaciones que usufructúan los terrenos.
Si los representantes de dios en la tierra tributaran, la Iglesia estaría entre los mayores contribuyentes al fisco. Sin embargo, cuando Macri, el FMI y los gobernadores del PJ discuten ingresos y gastos para aplicar recortes sobre salud, educación, ciencia o cultura ni se les ocurre mencionarlo [1]. Con ellos, los privilegios de esta institución reaccionaria, pueden descansar en paz.
Las exenciones impositivas, que redundan en un margen mayor de ganancias respecto de sus potenciales competidores en el sector servicios, son atendidas con especial cuidado desde la oficina que lleva por nombre Registro de Propiedades. Desde la página del arzobispado las parroquias y comunidades eclesiales son invitadas para mantener actualizada la información y documentación relacionada con cada inmueble que se encuentra dentro de su jurisdicción. Allí se contabilizan 119 inmuebles que gozan de la eximición impositiva, aunque es presumible que la cifra sea mayor. Hasta la publicación de esta nota, el gobierno de Schiaretti sigue sin brindar la información solicitada desde la banca del PTS-FIT, a fines de conocer con detalle el gasto que significa para estado todo este perdón de impuestos y el aval de sus pecados.
Educación: otro negocio redondo
En “servicios” educativos la Iglesia Católica de Córdoba gestiona la mayor parte de ese 80% de los institutos privados de enseñanza con carácter confesional, es decir, alrededor de 800 instituciones educativas. Los salarios docentes son, en la mayoría de los casos, pagados por el Estado provincial. Así, garantizan el bajo costo de la matrícula a la que acceden estudiantes provenientes de familias trabajadoras en busca las mejores condiciones, equipamiento y recursos didácticos que el propio estado no garantiza para la escuela pública. A cambio de que la Iglesia tome en sus manos un gran porcentaje de la población en edad escolar y la eduque bajo sus premisas, los gobiernos provinciales sacrifican la laicidad de la educación.
Pero por otro lado, tampoco se privan de hacer negocios con esto que conciben como “servicio” y no como un derecho. Muchas de las instituciones prestan servicios educativos de elite, si tenemos en cuenta el costo de matrículas y cuotas mensuales. El Colegio Mark Twain es un ejemplo de institución educativa bilingüe, direccionada a la formación de una casta desde el kinder, que se beneficia anualmente con exenciones gestionadas desde la “oficina de propiedades del Arzobispado”.
De curas y beatos rentables
A las iglesias, parroquias, basílicas y capillas concurren los fieles. Deberían ser ellos quienes solventen su propio culto. No obstante, el gobierno lo ofrece también como un circuito turístico a través del slogan “Córdoba de las campanas”. En relación a la prestación de servicios turísticos la Iglesia cordobesa cuenta con importantes moradas, centros o casas de retiros espirituales con lugares espaciosos, en algunos casos enmarcados en el paisaje serrano (y próximos a las históricas estancias jesuíticas), que promete un encuentro con dios y con la paz. Los costos resultan módicos y están direccionados a la comunidad más cercana al propio culto.
Por su parte, la Provincia de Córdoba a través de la Agencia Córdoba Turismo, desarrolla un plan de trabajos públicos tendiente a la construcción, refuncionalización y refacción de iglesias, capillas, monolitos y parques temáticos propios de la iglesia católica. La santificación del Cura Brochero significó un mayor impulso en este sentido. Esto puede observarse con total claridad en el Plan de Trabajos públicos aprobados con el presupuesto 2018. En el dossier de obras programadas figuran más de media docena con destino a fortalecer la ya fuerte presencia en la Provincia. Las obras a las que nos referimos son:
Ancianidad VIP y competencia desleal
El cuidado de ancianos en el mundo capitalista se vuelve un servicio con fines de lucro, cuando no recarga la doble jornada laboral de las mujeres de la clase trabajadora. Diferentes órdenes religiosas afincadas en Córdoba brindan el servicio de hogarización de adultos mayores desde una perspectiva lucrativa, pero se avienen a las exenciones impositivas gestionadas desde el Arzobispado para los inmuebles dispuesto bajo su órbita. “Los Sabios”, “San Camilo” y “Residencia de Señoras Nazaret Concepcionista” hospedan adultos mayores.
No se trata de una actividad benéfica desarrollada por la orden que atiende el hogar o residencia. Es un negocio pingüe ya que el ingreso de cada adulto mayor a una habitación individual con baño privado cuesta $30.000 mensuales. Este valor le permite a los geriátricos que dependen de órdenes religiosas elegir a sus residentes, es decir, exigir que sean personas autoválidas. Los geriátricos que no están en condiciones de tramitar exenciones impositivas a través del Arzobispado local compiten en inferioridad de condiciones con tarifas que superan las de las órdenes religiosas o que en su defecto, brindan servicios de calidad claramente inferior, a veces, indignas. Nuevamente, para las familias obreras, el cuidado de ancianos y ancianas recaerá sobre las mujeres, o en manos de gente con poca capacitación, en condiciones de hacinamiento e higiene lamentables.
Lejos de la caridad cristiana, son pocos los geriátricos administrados por la Iglesia para personas ancianas sin familia, como el Hogar de las Misioneras de la Caridad que funciona en Villa del Rosario. Por el contrario, una de estas residencias beneficiada por eximiciones impositivas, la “Residencia de Señoras Nazaret Concepcionista”, destaca en su propia página la disponibilidad de un predio con 20.000 metros cuadrados, de los cuales 2.600 se encuentran cubiertos. Allí mismo ofrece piscina cubierta y habitaciones individuales con teléfono, internet y televisión con cable. En una superficie en la que podrían establecerse 36 familias en departamentos de 3 dormitorios, se anuncia alojamiento premium para aproximadamente 40 señoras mayores.
Se alquila
Otros servicios que quedan alcanzados por las exenciones impositivas gestionadas desde la Oficina de Registro de Propiedades del Arzobispado cordobés recaen en estacionamientos y alquileres. También sobre éstos obran las referidas exenciones. Los casos no son pocos, pero es interesante destacar el de la Compañía San Pablo, ubicada en calle La Rioja 260 de la ciudad de Córdoba. Este inmueble figura en la página web del arzobispado como servicio sin discriminar, pero en el lugar funciona una playa de estacionamiento con acceso al público que cobra $40 la hora. Lo mismo ocurre con el inmueble ubicado en Santa Rosa 157.
A su vez, en la manzana donde se construyó el edificio del Arzobispado cordobés, podemos encontrar un supermercado y otros locales comerciales (sobre la intersección de las calles San Luis y Obispo Trejo) que según el Código tributario, año tras año ven renovado el perdón impositivo.
La Iglesia también está a la moda
El “Convento de Güemes”, ubicado en la calle Belgrano al 647, es un paseo gastronómico a cargo de los desarrollistas Zidarich Inversiones y Grupo Magallanes que alquilaron por 15 años el inmueble perteneciente a la orden de los vicentinos. Allí, montado sobre un edificio “histórico” que posee protección patrimonial, se encuentra un “modelo de negocios” para la zona de la “feria de las pulgas”. Eso sí, con bajísima inversión. Arrancó con tres bares y 15 locales comerciales reconvertidos hoy, donde las propuestas gastronómicas lideran el combo de los que se ofrece: parrilla, tapas, hamburguesas, cervezas artesanales y dulces. Estos locales que funcionan de jueves a domingos al ritmo habitual del Paseo de artesanías, se complementan con las oficinas montadas para pequeños emprendedores que las ocupan de lunes a viernes, para garantizar que el movimiento –y el negocio– no decaiga en la semana.
Las residencias universitarias son parte de la oferta en servicios que detentan diferentes órdenes religiosas. Tomamos como ejemplo ésta que corresponde a una congregación religiosa femenina: “Hijas de María Inmaculada”. Las monjas no se quedan atrás y administran la Residencia Universitaria para la joven por la que gestionan exenciones impositivas, en una de las zonas más costosas del Barrio Nueva Córdoba.
Una sociedad con pasado
El peso de la Iglesia como corporación empresarial, está intrínsecamente ligado a su rol político y cultural tanto en la provincia como a nivel nacional. Su lugar en la economía se retroalimenta con el lugar que ocupa junto a otras instituciones para el sostenimiento del status quo bajo la sociedad capitalista.
A nivel nacional, pudimos observar el rol reaccionario que jugó contra la aprobación del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. En la actualidad, emprende una nueva cruzada contra la educación sexual laica y con perspectiva de género que se debate en la Cámara de diputados. Pero también la hemos visto actuar en la provincia de Córdoba, para salvaguardar una democracia fraudulenta, ese oxímoron que quedó al descubierto en 2007, cuando el actual gobernador se hizo del mando frente a un birlado rival. Vimos su accionar en defensa de la fuerza policial que se amotinó el 3 y 4 de diciembre de 2013. Nos dejó un último capítulo antiobrero cuando salió a respaldar (junto a otros cultos agrupados en el COMIPAZ) a los gobiernos de Mestre y Schiaretti que buscaban derrotar la huelga de las y los trabajadores del transporte en 2017.
Hoy, cuando la crisis económica se descarga sobre la clase obrera bajo el comando de un presidente que pierde legitimidad, la Iglesia es llamada una vez más a jugar su papel de contención frente a las masas y el sostenimiento del orden capitalista y su estado. Comparte su juego de rueda auxiliar con el peronismo en los gobiernos y las centrales sindicales. Pero lo hace, porque allí también se juegan sus negocios: como afirma Carlos Lombardi en una reciente entrevista para La izquierda diario, “sin parasitar al Estado, la Iglesia Católica estaría reducida a una especie de asociación de fomento”.
La exigencia de la separación efectiva y real de la Iglesia del Estado, se vuelve una necesidad urgente para quienes ansiamos echar lastre de la opresión patriarcal, pero será imposible si no minamos ese poder político y económico que le da permanente peso sobre nuestro cuerpo, sobre nuestras vidas.
Investigación realizada junto a Guillermo Torrent
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