Denuncian principalmente falta de dotación docente, y muchas clases que no se realizan debido a inasistencias de profesores debido a licencias médicas, donde la universidad no se encarga de dar solución y contratar a docentes que puedan hacer estos reemplazos para cubrir esas clases.
Miércoles 27 de julio de 2022
Luego de dos años de pandemia, este año volvimos a la presencialidad a estudiar, con nulas medidas sanitarias, con infraestructura defectuosa, con los aranceles muchísimos más caros, con falta de profesores y funcionaries, y con problemas de salud mental debido a la pandemia y a la vuelta a clases. Sumando un contexto de crisis económica, con la inflación por los cielos, con los precios en alza y los sueldos que no nos alcanzan para nada.
Muchos liceos y varias universidades se han movilizado este primer semestre por las malas condiciones de la vuelta a clases, y donde la demanda por la salud mental se repite en todos. También profesores se han movilizado por el agobio laboral que vienen sufriendo desde antes de la pandemia, pero que en esta se profundizó completamente y la vuelta a la presencialidad no ha ayudado a mejorar sino al contrario, solo enfermar.
Casi terminando julio, ya varios liceos están volviendo a clases para empezar el segundo semestre, con otros estudiantes universitarios recién cerrando el primero. Esta vuelta a clases después de 2 semanas de vacaciones que ni se notaron, han traído varias movilizaciones en liceos a solo 2 días del regreso y un fin de semestre caótico en las universidades.
En el caso de la Universidad Federico Santa María, este primer semestre, aunque no hubo movilización, sí hubo polémica por Agobio académico, desfalco de autoridades y crisis en docentes por falta de dotación.
Ya terminando el semestre, con la misma precarización a los estudiantes, con agobio y represión académica, estudiantes denuncian un alza en problemas de salud mental debido a toda la sobrecarga académica del primer semestre y donde ya cerrando el primero los niveles de estrés sobrepasan.
Denuncian principalmente falta de dotación docente, y muchas clases que no se realizan debido a inasistencias de profesores debido a licencias médicas, donde la universidad no se encarga de dar solución y contratar a docentes que puedan hacer estos reemplazos para cubrir esas clases.
También manifiestan que hay muchas prácticas antipedagógicas, donde se hacen clases con videos realizados en la pandemia, no existen posibilidades de pruebas recuperativas solo el examen lo es y ni siquiera se puede dar en todos los ramos, lo que implica que muchos estén reprobando varios. Y esto en una lógica donde hay evaluaciones con mucha materia, lo que ha hecho que decenas de estudiantes tengan que buscar maneras de poder dejar de dormir para que les alcance el tiempo para estudiar, lo que les ha llevado a consumir Metilfenidato, droga “psicoestimulante” que se utiliza para el tratamiento del trastorno de déficit de atención con hiperactividad, entre otros, pero que les estudiantes lo utilizan para inhibir el sueño en la noche y así poder utilizar esas horas para estudiar lo más que se pueda.
Por otro lado existe la “prioridad académica”, que básicamente es una comparación de notas entre estudiantes y con este filtro ven a quien ponen de prioridad para alcanzar cupos para tomar ramos, y esto al final solo fomenta el individualismo y la lógica competitiva, que también impide el poder cumplir con otras responsabilidades, como trabajo y el cuidado de hijes, haciendo que muches alumnos tengan que desistir, congelar y/o retirarse de la universidad.
Con esta sobrecarga, y con un alza de problemas psicológicos y psiquiátricos, la universidad solo cuenta con 3 psicólogos, para un campus donde hay más de 500 estudiantes, en una universidad que es privada y que recibe cientos de millones con aranceles que sobrepasan los $5.000.000, y que no muestra ninguna preocupación por la salud de estudiantes, profesores ni funcionaries.