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Red Internacional
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Opinión. Daniel Matamala: De la correcta crítica a Pinochet, a embellecer los gobiernos concertacionistas

Algunos puntos a debatir con su columna, no es para nada el carácter de traidor, asesino, terrorista, ladrón y cobarde de Augusto Pinochet, sino que precisamente este último fue el gestor, la base, de lo que pasó los siguientes 30 años, que fueron impugnados por la rebelión de Octubre de 2019. Los pilares de la ex Concertación, estos son los herederos de la Dictadura en términos económicos, sociales y políticos, aspecto que no se menciona en la columna de opinión, sino que más bien existen grandes guiños a la administración de este herencia, en cuanto al “boom” económico post dictadura, el aumento del crecimiento y disminución de la pobreza.

Martes 6 de junio de 2023

Uno de los debates que se ha presentado las últimas semanas y que coronó con el negacionismo de Luis Silva (actual Consejero Constitucional del Partido Republicano), fue el mito del milagro económico de la Dictadura, para Chile, pasando al concepto de “Estadista”, donde Silva relativizó las inconcebibles violaciones a los DD.HH que ocurrieron durante la Dictadura militar.

Matamala desmitifica correctamente la Dictadura, pero lo hace para defender los 30 años de la Concertación. Cuando en Chile la transición pactada se hizo carne, este se convirtió directamente en el “hijo mimado” del imperialismo, particularmente luego del triunfo del No y toda la restauración burguesa que contó con el protagonismo de la Concertación, todo esto fue en base a una paz social -parte del aspecto democrático que plantea y reivindica Matamala- que se llevó adelante por el pacto del que se hizo parte la burocracia sindical, no movilizando a las y los trabajadores.

Con esto el conjunto del régimen político, logró estabilidad durantes los años noventa, pero esta estabilidad fue en pos de entregar diversos nichos de la economía a las trasnacionales y a quienes hoy componen las 10 familias más ricas del país, todo esto más que un “boom” económico post dictadura- que es la tesis que Matamala antepone a la del “mito” económico de la Dictadura- en realidad fueron condiciones que se presentaron excepcionalmente y que permitió a la burguesía chilena en conjunto con el imperialismo estadounidense realizar una especie de modernización tardía en el país.

Por otra parte el crecimiento económico y la baja de la pobreza no vinieron de la nada, ni cayeron del cielo, todo lo contrario, recayeron precisamente sobre los hombros de las y los trabajadores. Se hizo a costa de la precarización y sobreexplotación laboral, sueldos miserables, subcontratación, privatizaciones de las empresas públicas, privatización de los derechos sociales y la entrega del país a grandes multinacionales. La apertura económica de Chile, con 26 Tratados de Libre Comercio, está atada a las exportaciones a China, EE. UU., Europa y América Latina, fundamentalmente de: cobre y minerales; madera y celulosa; salmón, frutas y vino; y cuyo consumo de bienes de servicio son fundamentalmente importados, desde China, EE. UU. y Europa, y una total dependencia de la importación de maquinaria frente al desarrollo tecnológico. Un 25 % del PIB se va en importaciones. A través del DL 600 y la Inversión Extranjera Directa, prácticamente la inversión en su conjunto depende de capitales extranjeros, y un tercio de ella solamente va a la minería, y otro tercio en servicios financieros, es decir, en el desarrollo de las finanzas y los bancos (en este caso, el capital extranjero controla casi el 50 % del sistema bancario, encabezado por el banco español Santander, que tiene una cuota del 20% del mercado financiero; de los demás grupos nacionales los principales son BCI y Banco de Chile, en manos de Yarur y Luksic). Además de una represión brutal al pueblo mapuche, y la entrega de impunidad total a Pinochet y el conjunto de personeros de la Dictadura.

Un mito que Matamala justifica, es precisamente el mito democrático de lo que significó la ex Concertación, porque el llamado boom económico se asentó en las masivas violaciones a los DD.HH que se realizaron en la Dictadura, que según cifras oficiales, son 28.459 torturados, 2.125 asesinados y 1.102 desaparecidos, permitiendo así entregar el país a los mejores postores, tarea que precisamente llevaron adelante todos los gobiernos de la ex Concertación y la derecha con Sebastián Piñera a la cabeza.

Traidor, Asesino, Terrorista, Ladrón, Cobarde. Conceptos ciertos al referirse a Augusto Pinochet, pero que no solo le quedan al ex Dictador, sino que también a quienes lo precedieron. Recordemos que en el gobierno de Aylwin se siguió persiguiendo a las organizaciones de izquierda y a detractores de la transición pactada, la llamada “Oficina” cumplió el mismo rol que en el pasado tenía la DINA o la CNI. Asesinos han sido también todos los gobiernos de los 30 años que tienen las manos manchadas con sangre del pueblo mapuche, la clase trabajadora y la juventud, es cosa de refrescar la memoria salen nombres como Rodrigo Cisternas, Matías Catrileo, Camilo Catrillanca, Manuel Gutierrez, y otros tantos que fueron asesinados en Democracia.