Refugiados Europa. De Calais a Lesbos, represión a los refugiados y xenofobia

El pequeño pueblo de Idomani, en la frontera de Grecia con Macedonia, alberga hace semanas a miles de refugiados. Su campamento, con capacidad para 1500 personas está completamente desbordado.

Los refugiados se amontonan hace días en ese punto ante el cierre parcial de la frontera por parte de Macedonia. El gobierno de ese país decidió restringir el paso, que abre solo unas horas al día, y no permite el ingreso de migrantes que no sean de Siria o Irak. Esto afecta especialmente a miles de personas que llegan desde Afganistán y que ahora se quedan atrapadas en Grecia.

La tensión llegó al extremo este lunes, cuando la policía de Macedonia lanzó gases lacrimógenos y golpeó brutalmente a cientos de refugiados que intentaban cruzar la frontera.

En el paso entre Grecia y Macedonia se encuentran estancados más de diez mil refugiados, hasta 30.000 en toda Grecia, según estimaciones de ACNUR. Esto abre la posibilidad de que estalle una crisis social aguda en los próximos días, por falta de condiciones mínimas de salubridad y alimentación para miles de personas.

La decisión del gobierno de Macedonia se suma a las medidas de Serbia, Eslovenia y Croacia que impusieron “cupos” diarios de refugiados. Desde entonces no dejan pasar más de 580 al día, aumentando los controles. Las medidas restrictivas en los balcanes fueron una respuesta directa al anuncio del cierre de fronteras en Austria, la semana anterior. Ese país solo aceptará el ingreso de 80 refugiados por día y dejará circular a otros 3.200 que estén de paso por el país.

Este dominó de cierres de fronteras y medidas xenofófobas ha llevado a un cuello de botella en Grecia, uno de los países que recibe mayor cantidad de refugiados directamente desde Turquía

“Hot Spots” en las islas griegas y represión en Calais

La Union Europea ha acusado a Grecia de “fallar” en los controles de fronteras. Durante la última cumbre europea amenazaron directamente con dejar a Grecia fuera del espacio Shengen (espacio sin controles fronterizos internos entre 26 de los países de la UE) si no restringía el paso de refugiados. El otro ultimatum para el gobierno de Syriza-Anel es que instale centros de registro de extranjeros en las islas griegas. El gobierno griego ya aceptó instalar esos “hot spots” (puntos calientes) que tienen el objetivo de diferenciar entre los “refugiados” y los “inmigrantes ilegales”. Los primeros seran trasladados a centros de acogida en la península, donde esperarán la prometida reubicación en la Unión Europea o el traslado a países como Turquía, Líbano y Jordania, que son los que más cantidad de refugiados albergan.

Pero los que sean considerados migrantes económicos o “ilegales” serán confinados directamente en centros de detención -verdaderas cárceles donde se hacinan miles de personas en precarias condiciones- para esperar a ser deportados. Centros de este tipo ya existían en Corinto (Peloponeso) y Amigdaleza (cerca de Atenas) y han sido objeto de numerosas protestas de organizaciones sociales en el pasado por las terribles condiciones en que estaban los detenidos.

Este lunes también comenzaron las operaciones policiales en Calais para desmantelar el campamento de refugiados, la “jungla”. Con cientos de policías, buldozer, camiones y gases lacrimógenos, Hollande mostró su veradera cara xenófoba y racista.

Los “valores” europeos que tanto pregonan gobiernos como el de Francia y Alemania van descubirenddo su verdadero contorno ante esta crisis de los refugiados, a la que responden con un aumento de las políticas xenófobas y restricción de las libertades.