El ministerio de ciencia tecnología e innovación pasa a depender de la jefatura de gabinete a cargo de Nicolás Posse y coordinado por Alejandro Cosentino, un empresario del sector de las finanzas digitales.
Martes 12 de diciembre de 2023
Recién asumido presidente, Javier Milei nombró su gabinete de ministros. Entre las ausencias ministeriales se encontraron: Educación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Cultura; Desarrollo Social; Mujeres, Géneros y Diversidad; Turismo y Deportes; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Transporte; Obras Públicas; Desarrollo Territorial y Hábitat. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación por su parte, se convierte en una secretaría dependiente de la jefatura de gabinete a cargo de Nicolás Posse, ahora denominada “Innovación, Ciencia y Tecnología” y coordinada por Alejandro Cosentino. A su vez, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, Desarrollo Tecnológico e Investigación estará a cargo de Laura Toledo, quien es la actual directora del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec) otrora presidido por Fernando Peirano. Daniel Salamone, investigador, veterinario y clonador estará a cargo del directorio de Conicet.
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¿Quiénes son?
Nicolás Posse, el actual jefe de gabinete, es ingeniero graduado en el ITBA, gerente de Molinos Río de la Plata, director de marketing de Telecom y CEO regional de Red Bull. En 2007 comenzó su camino con Eduardo Eurnekian dentro de la Corporación América donde conoce a Javier Milei. Cosentino, por su parte, es licenciado en Administración graduado en la UCA, fundador y CEO de la prestamista Afluenta, y se especializa en gestión en servicios financieros en Latinoamérica, miembro fundador de la Asociación de Empresarios Argentinos (ASEA), de la Asociación Argentina de Fintech y la Alianza Iberoamericana Fintech. Se trata de un empresario del mundo de los negocios financieros digitales (Fintech). Laura Toledo es ingeniera industrial especializada en Gestión de la Vinculación y Transferencia Científico - tecnológica. Está a cargo de fondos sectoriales destinados a implementar una "nueva generación de políticas" para fortalecer la vinculación entre el sector científico-tecnológico y el socio-productivo.
Cada una de estas figuras ocupan un lugar dentro del sistema de producción científica y tecnológica. Cada uno de estos nombres: Posse, Cosentino, Toledo son empresarios y funcionarios que han incrementado su capital a partir de la transferencia de recursos de ciencia y tecnología desde lo público al sector privado.
La degradación de la administración de la ciencia de ministerio a secretaría es una vieja conocida: fue una de las primeras medidas del gobierno de Macri. La nueva configuración de la gestión de la ciencia y tecnología a nivel nacional representa en primer lugar un recorte de las partidas presupuestarias a tono con el recorte en el sector público tal como expresó Milei el domingo en el discurso de asunción. Este recorte afecta directamente a los trabajadores de ciencia del sector público, mientras profundiza la orientación en política científica de los últimos años dirigida a la transferencia de recursos científico - tecnológicos desde el sector público al privado. Podría decirse que existe una línea de continuidad en la política científica de -al menos- los dos últimos gobiernos de Macri y Fernández. La lógica en primera aproximación, es bastante sencilla: mínima inversión, máximas ganancias. Con un presupuesto ultra precario y el potencial enorme de la ciencia pública, se crea y se desarrolla tecnología y patentes, se forman recursos humanos que luego terminan drenándose casi en su totalidad al sector privado.
Tecnología profunda
Según un informe titulado "Deep Tech, La Nueva Ola” de junio de este año y publicado en El Cronista, Argentina posee el mayor número de fondos de inversión en Deep Tech (tecnología profunda). El top de empresas lo componen Establishment Labs (dispositivos médicos), fundada y basada en Costa Rica, dedicada a desarrollar dispositivos médicos, cotiza en NASDAQ y tiene un valor de mercado de u$s 1.800 millones. Luego viene NotCo (alimenticia que desarrolla productos con IA), y Bioceres (agronegocio). Hasta el momento, la empresa Deep Tech mejor valorada fue la argentina Auth0, una compañía de seguridad que fue vendida por u$s 6.500 mil millones en 2021.
Según el mencionado informe, el 61 % de las startups se concentran en biotecnología y el 11 % en inteligencia artificial. Sin embargo, también están ganando terreno otros sectores, como en nanotecnología (6 %), tecnología “verde” (5 %), espacio (4 %), movilidad avanzada (4 %), robótica (2 %), fabricación avanzada (2 %), salud tecnológica (2 %) y materiales avanzados (1 %). De esta manera, las empresas inversoras recibieron hasta un 72% retorno bruto promedio entre 2015 y 2023.
Mientras Argentina lidera el ranking regional de inversión privada en ciencia y tecnología en áreas estratégicas del Capitalismo internacional, el recorte del sector público en los últimos años se ha profundizado al ritmo de los pagos de deuda externa. Lejos de apuntar a un desarrollo de calidad de la ciencia y la tecnología que permita resolver los problemas acuciantes de las grandes mayorías y su calidad de vida (función primordial de la educación y la ciencia públicas) existe una orientación clara que si bien no es nueva, el actual gobierno de Milei buscará llevar a su máxima potencia. La peor cara de esta orientación es conocida: extractivismo y más extractivismo.
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Un ¿nuevo? rumbo
Esta orientación va a tono con el recorte en subsidios para investigación, congelamiento de salarios, despidos en el sector, precarización de la educación pública y un fuerte sentido individualista del trabajo científico y de la cultura educativa: se estudia para insertarse en la empresa, no para solucionar los problemas de la sociedad.
El gobierno actual llega y como si nada, desaparece un ministerio clave que ha permitido en los últimos años elevar las ganancias de un conjunto de empresas beneficiarias del trabajo del sector público en ciencia y técnica. La degradación de ministerio a secretaría se realiza fácilmente, casi sin resistencia. Se achica “el gasto” y se ubican figuras del sector empresario y funcionarios que garantizan la profundización de transferencia de lo público a lo privado. Este hecho debería representar un cuestionamiento e impulsar un balance de lo que ya existía hacia una articulación de las luchas que se vienen.
El triunfo electoral de la derecha representa un ataque directo sobre las condiciones de vida de los trabajadores y se asienta sobre otras derrotas y debilidades preexistentes. Aquí, la ciencia no queda exenta, aunque siempre ha resistido. Hoy más que nunca se hace necesario discutir qué sociedad para qué ciencia y qué ciencia para qué sociedad.
Rosario Escobar
Oriunda de Temperley, es profesora de física egresada de la UBA y doctora en el área de la didáctica de las ciencias naturales (UNICEN). Milita en la agrupación Docentes e Investigadores de Izquierda y forma parte de la redacción de ciencia y tecnología de La Izquierda Diario.