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Red Internacional
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MOVIMIENTO OBRERO. Debate en la dirigencia de la Constramet: "A diferencia del Partido Comunista, nosotros queremos revolucionar los sindicatos"

Estuvimos conversando con Lester Calderón y William Muñoz. Ambos son trabajadores industriales, el primero de la fábrica de explosivos Orica, ubicada en la ciudad de Antofagasta, el segundo de Komatsu Reman, una trasnacional japonesa con sede en Quilicura. Ambos son directores nacionales de la Confederación de Trabajadores de la Metalurgia, Constramet, y miembros del Consejo Directivo Nacional. Ambos tienen una opinión disidente con respecto a la política que predomina en esta organización sindical.

Sábado 20 de abril de 2019

LID: Ustedes son dos, y el Consejo Directivo Nacional, que en los estatutos de la Confederación es el” “organismo permanente de dirección de la organización” está compuesto por 29 miembros.¿Qué sentido le ven ustedes a actuar como una minoría, considerando que el Partido Comunista dirige la Confederación?

WM: En términos generales, participamos en la Constramet y en los sindicatos, porque son instancias donde se organiza la mayoría de las trabajadoras y los trabajadores organizados. Por ejemplo, los sindicatos que componen la Constramet organizan en total a alrededor de 13.000 trabajadores.

Ahora bien, en Chile existe un régimen de injerencia estatal, la Dirección del Trabajo no deja de intervenir en los estatutos de los sindicatos o confederaciones, haciendo indicaciones de todo tipo. La restricción de los fueros implica persecución y una presión a que una cúpula de dirigentes tome todas las decisiones. Imagínate que en una empresa en la que trabajan 25 a 249 trabajadores pueden haber 3 dirigentes con fuero. Al no existir instancias abiertas a la participación de la base como las comisiones internas o cuerpos de delegados en los lugares de trabajo, la resultante es una presión de los dirigentes a separarse de los trabajadores a los cuales representan.

Nosotros peleamos por la autoorganización de las y los trabajadores y por la democracia de base en los sindicatos.

Además luchamos por la completa independencia política de trabajadoras y trabajadores. Por eso no creemos en la unidad de la oposición parlamentaria. La estructura burocrática de los sindicatos en general es funcional a la subordinación a esos partidos que nos conducen a confiar en estrategias que una y otra vez demuestran su fracaso y no en la fuerza de la clase trabajadora junto a las mujeres y la juventud. Ejemplo de esto es como actúa el Partido Comunista en el ejecutivo de la Constramet, que propuso censurarnos por no compartir su estrategia, imponiéndonos consensuar y anulando nuestro derecho a tener diferencias en un organismo que es de todos los trabajadores industriales.

LC: El Partido Comunista fue parte del gobierno de Bachelet, y una y otra vez repite la historia de buscar alianzas con partidos como la Democracia Cristiana. ¿De qué sirve esa alianza si hay miembros de la ex Nueva Mayoría que se abren a la idea de legislar la reforma tributaria de Piñera? ¿De qué sirve si hay ex concertacionistas que están de acuerdo con el TPP? Estas dos cuestiones son hechos recientes pero también son una vieja historia repetida.

Nuestra perspectiva es contrapuesta a la política de unidad de la oposición. Participamos en los sindicatos porque queremos transformarlos en herramientas de combate de las y los trabajadores. Por ejemplo, el año pasado mientras la CUT y las principales organizaciones sindicales terminaron aceptando los cierres de empresas y los despidos, un grupo de diez trabajadores junto a sus familias y mujeres, y el Sindicato Interempresa de FCAB protagonizó una larga lucha contra los despidos que ejecutó el grupo Luksic. Uniéndose a la juventud, a las mujeres de Pan y Rosas y tomando en sus manos la lucha contra la contaminación, demostraron que luchar si sirve, que se pueden reunir fuerza para no quedarnos aislados.

WM: Experiencias similares hemos tenido en Komatsu Reman, o en San Miguel, con la profesora Verónica Zapata que logró su reincorporación. Todavía peliamos por la reincorporación de Nicolás Bustamante en FCAB, así como también el delegado sindical Nicolás Mondaca, de Correos Chile, está llevando adelante una campaña por su reincorporación. Lo que está detrás de estas decisiones, es la pelea por construir una corriente clasista y revolucionaria en los sindicatos, que le de la pelea a la derecha, al gobierno y los empresarios para enfrentar sus reformas y que además luche por elevar nuestras expectativas como clase trabajadora.

¿Ustedes tienen alguna referencia en el mundo de los trabajadores para fundamentar su oposición a la forma actual de dirigir los sindicatos?

LC: Hay un ejemplo muy claro nosotros tomamos como referente, la recuperación y la transformación del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas (SOECN), de Neuquén, Argentina, que cambió la naturaleza de esta organización. En los estatutos de esta organización, de la que son parte los trabajadores de las empresas ceramistas de esa ciudad, quedó estipulado que después de un periodo en la directiva del sindicato, había que volver a trabajar, que ningún director sindical podía ganar más que un trabajador de las fábricas. Existe la libertad de tendencias de todas las corrientes que defiendan al sindicato y se instaló la asamblea de base como la mayor instancia de deliberación. Este proceso tuvo su epicentro en la fábrica de cerámicas Zanón, recuperada hasta el día de hoy bajo control obrero.

WM: La participación de la organización política del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), de orientación troskista, en especifico de Raúl Godoy, tuvo una gran importancia para recuperar la comisión interna y luego al sindicato ceramista. Pero la recuperación no se alcanza por el sólo cambio de directiva, eso era el comienzo, su desarrollo fue un cambio concreto en como el sindicato ponía al centro y como mayor autoridad y como instancia resolutiva y soberana la asamblea de trabajadores y por otro lado un concepto fundamental, el clasismo entendido como una práctica coherente de anteponer los intereses de los trabajadores. En Zanon esto permitió que en momentos de crisis confluyera una vanguardia obrera dispuesta a enfrentar el lock out patronal, la decisión empresarial de dejarlos en la calle y tomarse la fábrica y ponerla a producir, con una estrategia política revolucionaria que encarnaba el compañero Raúl Godoy.

Acá también se forjó una tradición de coordinación con otros sectores como el sindicato de profesores local, de vinculación con comunidades mapuche y la articulación con estudiantes y por otro lado una posición de independencia frente al estado y sus gobiernos de turno.

LC: Esta experiencia que te comenta el William contrasta mucho con la práctica que reina acá en las confederaciones, federaciones, sindicatos y centrales. El PTS fomentó que se expresen todas las corrientes que defienden la organización de los trabajadores. Que el sindicato se plantee la pelea no sólo por las condiciones laborales o salariales sino que una pelea profunda en defensa de la educación pública, por ejemplo. Que se una a la comunidad.

Que las asambleas de base sean el principal organismo para tomar decisiones, ya que es allí donde se expresan las distintas posiciones, donde se debate, reflexiona y resuelve. Es allí donde cada trabajadora hace valer su opinión y se ubica activamente en la definición de la orientación política del sindicato.

Compañeros y compañeras que militamos en el PTR en diversos lugares del país hemos encontrado una fuente de inspiración en esta experiencia. En Orica el sindicato antes era pro empresa y burocrático, pero en común con trabajadores dispuestos a cambiar las cosas hicimos la experiencia de recuperarlo, hemos tenido la experiencia del "estado asambleario" o los delegados por sección, cuando nos movilizamos contra los despidos en 2018.

Hemos sido parte de experiencias de unidad de las filas de la clase trabajadora a nivel local, uniéndonos el 2018 con nuestros compañeros del Ferro que resistieron a los despidos del grupo Luksic mientras cerraban fábricas y la CUT se resignaba a aceptar que miles quedaran sin trabajo.

Decimos que la Confederación debe ser efectivamente un factor en la defensa activa de la clase trabajadora. La reforma laboral y todos los ataques empresariales tenemos que enfrentarlos con nuestra fuerza, y las fuerzas de las mujeres y la juventud. A diferencia de los dirigentes de la CUT que quieren llevar todo a la "unidad de la oposición parlamentaria" y del Frente Amplio que se subordina a esa estrategia, peleamos por sindicatos de combate y para ello es que damos la pelea por formar agrupaciones sindicales y políticas clasistas. Esto para nosotros es parte de la tarea de construir un partido revolucionario con un programa socialista que se proponga un gobierno de los trabajadores para abrir paso a una nueva sociedad en la que no seamos más explotados. Creemos que defender unos principios como estos también es determinante a la hora de buscar por revolucionar los sindicatos y dejar atrás las prácticas burocráticas que impiden que las y los trabajadores nos hagamos sujetos de nuestro destino.