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Red Internacional
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Segunda ola. Debieron morir 3.240.000 personas para que EE.UU. y la UE discutan liberar las patentes

El apoyo de Estados Unidos para suspender las patentes de vacunas contra el Covid despertó el rechazo de la organización internacional que reúne a las corporaciones farmacéuticas (IFPMA), mostrando que la vía del consenso es impotente. La emergencia sanitaria exige medidas excepcionales y urgentes para evitar las muertes, como vienen reclamando hace meses países como India y Sudáfrica, Médicos Sin Fronteras y la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos.

Jueves 6 de mayo de 2021 13:13

Mediante un comunicado publicado en Twitter por Katherine Tai, representante de comercio exterior, la administración de Biden anunció este miércoles que Estados Unidos apoyará la exención de las patentes de las vacunas contra el COVID-19. Este anuncio aparece cuando la venta de las vacunas ha dejado de ser un negocio en Estados Unidos, ya que los altos índices de vacunación en el país produjeron una baja en la demanda de vacunas. Luego del anuncio las acciones de las principales compañías farmacéuticas productoras de vacunas, incluyendo Moderna, BioNtech y Pfizer, cayeron abruptamente.

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Este jueves, la propuesta de Biden sumó nuevos apoyos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que “La UE está lista para conversar sobre cualquier propuesta que responda a la crisis de forma efectiva y pragmática. Y por eso estamos listos para hablar sobre cómo el levantamiento de la propiedad intelectual puede ayudar en alcanzar ese objetivo”. Dos semanas atrás, von der Leyen había dicho al diario estadounidense The New York Times que no era "amiga de la liberación de patentes", argumentando que la industria farmacéutica debe ser recompensada por su innovación.

Tanto el presiente de Rusia, Vladimir Putin, como el de Francia, Emmanuel Macron, apoyaron la idea. Este último, pasó de oponerse a la medida porque "desalentaba la innovación", a plantear que es necesario "convertir esta vacuna en un bien público global", aunque aclaró que a corto plazo se debe dar prioridad "a la donación de dosis" y a "la producción en colaboración con los países más pobres". Por su parte, el presidente de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó el anuncio como algo “histórico" y tuiteó que "es un ejemplo poderoso de liderazgo norteamericano para abordar los desafíos sanitarios globales" (sic).

Sin embargo, esta "disposición a discutir" la liberación de las patentes llega tarde: hace meses que organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) y la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos, reclaman esta medida, que ya había sido exigida por India y Sudáfrica ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) en octubre del año pasado: Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, se opusieron, y priorizaron la protección de los intereses corporativos y económicos de las farmacéuticas.

Mientras tanto, el virus continuó –y continúa– circulando, generando nuevas variantes más peligrosas, y millones de muertes se podrían haber evitado. Como afirmó Lorena Di Giano, coordinadora de la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos, en una entrevista con el programa Alerta Spoiler en La Izquierda Diario, "cuando se empezó a discutir la suspensión de patentes en la OMC había 1 millón de muertos a nivel mundial, ahora hay 3,2 millones y sigue dilatándose". Un análisis conducido por científicos del Instituto de Métrica y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Washington sugiere que los números oficiales de muertes podrían estar subestimados, llegando a las 6,9 millones de muertes por Covid-19 a nivel global.

Por otro lado, organizaciones por el acceso a las vacunas, como The poples´s vaccines, insistieron en que no basta con apoyar el el levantamiento de liberación de derechos de propiedad intelectual y patentes, sino que tiene que ir acompañado con la transferencia tecnológica necesaria para producirlas a la escala y con la urgencia necesaria: "El gobierno de EEUU debe combinar el apoyo a la suspensión de propiedad intelectual con la insistencia urgente sobre la transferencia de tecnologías por medio del fondo de Acceso Tecnológico de la OMS para Covid-19, e invertir estratégicamente en la fabricación a lo largo del mundo en desarrollo", tuiteó la coalición global en su cuenta.

Tai advirtió que tomaría tiempo alcanzar el "consenso" global requerido para renunciar a las protecciones bajo las reglas de la OMC, aunque resulta dudoso que pueda haber "consenso" posible con laboratorios que hasta el momento han priorizado enriquecerse a costa de la salud de la población. Este jueves, la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA) que conforma la Federación Internacional de Fabricantes de Productor Farmacéuticos (IFPMA), publicó un comunicado en Twitter donde afirma que la propiedad intelectual fomenta la innovación médica y sostiene que la liberación de las patentes "haría la lucha contra el coronavirus aún más difícil".

Si el gobierno de Estados Unidos buscara realmente enfrentar la pandemia a nivel global, entonces una medida posible apuntaría a declarar de utilidad pública los laboratorios que operan en el país, tal es el caso de los laboratorios Pfizer y Moderna.

De la misma manera, en Argentina el gobierno de Alberto Fernández podría declarar de utilidad pública los laboratorios mAbxience (de Hugo Sigman) y Richmond (de Marcelo Filgueiras), ambos con capacidad para producir y envasar la vacuna en el país. Como afirman profesionales de la salud, la gravedad de la situación abierta por la pandemia amerita la toma de medidas excepcionales para cuidar la salud de la población, como la liberación de las patentes. En ambos países, el lobby de las empresas farmacéuticas continúa impidiendo la producción masiva de vacunas.

La declaración de Doha y el derecho a proteger la salud publica

Lo cierto es que la misma Organización Mundial de Comercio (OMC) ya reconoce a los Estados miembros la posibilidad de liberar las patentes como “medida excepcional”. Luego de instalar el sistema de patentes en la industria farmacéutica en los ´90 por medio de la firma del acuerdo "Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC)", la OMC celebró la Declaración de Doha en noviembre de 2001 en la ciudad de Doha, Qatar.

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Esta Declaración configuró el marco normativo del sistema de propiedad intelectual en la esfera de la salud, incluyendo opciones concretas que tienen a disposición los gobiernos para atender necesidades de salud pública, denominadas también "flexibilidades". Reconociendo “los problemas que afrontan en particular los países en desarrollo en relación con la aplicación de los actuales Acuerdos” y a “los problemas de salud pública que afligen a los países en desarrollo y menos adelantados”, la OMC incluyó la posibilidad de aplicar “licencias obligatorias”.

En su artículo 4° se establece que el acuerdo sobre los ADPIC, "puede y deberá ser interpretado y aplicado de una manera que apoye el derecho de los Miembros de la OMC de proteger la salud pública y, en particular, de promover el acceso a los medicamentos para todos”. Además, reconoce a las epidemias y la emergencia sanitaria derivada de ella, como una situación “excepcional” que daría lugar al uso de esta “flexibilidad”: “cada Miembro tiene el derecho de determinar lo que constituye una emergencia nacional u otras circunstancias de extrema urgencia, quedando entendido que las crisis de salud pública, incluidas las relacionadas con el VIH/SIDA, la tuberculosis, el paludismo y otras epidemias, pueden representar una emergencia nacional u otras circunstancias de extrema urgencia”.

Esta medida habilitaría que países como Argentina restrinjan los derechos de propiedad intelectual de medicamentos con motivo de la emergencia sanitaria. Como se afirma en el artículo “Acceso a medicamentos y propiedad intelectual en Brasil: reflexiones y estrategias de la sociedad civil” publicado en Scielo, la licencia obligatoria permite que las autoridades “licencien compañías o individuos que no son los titulares de la patente para fabricar, usar, vender o importar un producto bajo protección patentaría sin la autorización del titular de la patente”.

Fotografía: Matías Baglietto, Hospital Mariano y Lucio de la Vega

Lorena Di Giano, directora ejecutiva del Grupo Efecto Positivo (GEP) y abogada especialista en derechos de propiedad intelectual, y coordinadora de la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos, afirmó el carácter "reparador" de esta medida porque limita los derechos exclusivos que otorgan las patentes, y recalcó que el sistema de patentes "está beneficiando más a las multinacionales que a la Salud Pública”.

Sin embargo, ningún país hasta el momento ha exigido el uso de esta potestad en el marco de la pandemia generada por el Covid-19, mientras la monopolización de la producción de vacunas en manos de pocos laboratorios no hizo más que agravar “la guerra de las vacunas”, y así reforzar la defensa y protección de las patentes.

Son sus ganancias millonarias o la vida de millones

Las farmacéuticas han resistido la liberación de patentes, porque la medida choca contra sus intereses: en plena pandemia el laboratorio Pzifer ganó US$ 4900 millones con la producción de su vacuna contra la Covid-19. Las farmacéuticas han llegado al punto de bajar estrepitosamente el precio de sus medicamentos para que los Estados no hagan uso de la licencia obligatoria. Para esto, implementaron dos estrategias. Por un lado, la concesión de licencias a empresas locales. Por otro lado, el sistema de “doble precio” por medio del cual las farmacéuticas venden a países pobres tratamientos específicos a un precio mucho más bajo. Así, evitan la competencia de otros fabricantes de genéricos.

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En medio de una emergencia sanitaria, y tratándose de proyectos financiados en gran medida con fondos públicos, las ganancias de las farmacéuticas no pueden ser la prioridad de los gobiernos que dicen "elegir la salud". Es por eso que desde la Red Latinoamericana por el acceso a medicamentos impulsan una campaña a nivel internacional para liberar las patentes, y llaman a los diferentes países a discutir la suspensión de la propiedad intelectual de manera temporal mientras dure la pandemia, no solamente de las patentes, sino también del copyright, información no divulgada, tecnología para Covid-19,y otro tipo de derechos de Propiedad Intelectual contemplados en el acuerdo internacional.

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Con un nuevo récord de muertes en Argentina por el COVID, las medidas "excepcionales" se vuelven cada vez más urgentes. Como reconoció Vizzotti esta semana, Argentina esta en condiciones de producir y envasar la vacuna contra el COVID. En lugar de tomar todas las medidas necesarias para producir las vacunas, el gobierno de Alberto Fernández continúa negociando con laboratorios privados, sosteniendo acuerdos secretos entre laboratorios argentinos y extranjeros, medidas que refuerzan el poder de las patentes sobre la producción y distribución de las vacunas. La nacionalización de los laboratorios bajo el control de sus trabajadores es una medida necesaria y urgente, que permitiría priorizar la salud de las mayorías.

Los mismos que hoy hacen demagogia con el apoyo para liberar las patentes -como EE.UU y la UE-, fueron los artífices y primeros defensores de los intereses de los grandes laboratorios: entre el derecho a la vida y la salud de las grandes mayorías populares, y la defensa de la propiedad privada de la industria farmacéutica, eligieron a la segunda. Mientras continúan negociando, la vida de millones corre peligro. Es urgente: liberen las patentes ya.

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