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Red Internacional
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América Central. Decenas de miles toman las calles en El Salvador en protesta contra el Gobierno de Nayib Bukele

Este #15Sept Nayi Bukele enfrentó una de las mayores movilizaciones desde que se encuentra en el gobierno. Su deriva autoritaria y el conjunto de medidas que viene aplicando han sido el motor principal para que, en el día de la celebración del bicentenario de la independencia de Centroamérica, se transformara en el día de la resistencia como le han llamado los convocantes.

Miércoles 15 de septiembre de 2021 22:18

Desde las primeras horas de la mañana y en distintos puntos de la capital salvadoreña sindicatos, organizaciones y movimientos populares y sociales se concentraron desde la mañana, para luego marchar y confluir en la plaza Francisco Morazán, en el Centro Histórico de San Salvador. Allí se aglutinaron trabajadores, estudiantes, organizaciones sindicales y campesinas, movimientos feministas que tuvieron una amplia participación, activistas de derechos humanos, médicos, profesionales y hasta jueces salieron a las calles.

La cantidad de personas movilizadas no se veía hace muchísimos años incluso durante gobiernos anteriores. Es de señalar también salió todo un arco de opositores de partidos políticos que rechazan también las decisiones de la Asamblea Legislativa (el parlamento unicameral salvadoreño) de mayoría oficialista, así como decisiones de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) totalmente controlada por Bukele.

Se protestó también contra la decisión del presidente salvadoreño de duplicar el número de efectivos militares con el pretexto de combate a la violencia y delincuencia, pero el fondo es congraciarse con las Fuerzas Armadas. También contra una reforma constitucional que para muchos analistas solo busca afianzar la concentración de poderes del presidente. Además, se confrontaba la aprobación de la Ley Bitcoin que ha sido altamente rechazada, la violación a los derechos constitucionales e incumplimiento de la Ley de Acceso a la Información Pública.

Una de sus últimas medidas, vía la Asamblea Legislativa, ha sido cesar vía una reforma judicial a los jueces y fiscales sexagenarios, además de un fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema que abre la vía para que Bukele pueda buscar la reelección en 2024 y no en 2034, como establecía una sentencia de 2014.

Con la reforma judicial lo que pretende Bukele no es sacar a toda una casta de jueces corruptos, que no es patrimonio de solo los mayores de 60 años dentro de un sistema judicial corrompido y que antes se repartían vía las cuotas de poder, sino toda una reforma más bien a fin de sus objetivos políticos. Por ello la reforma judicial es la materialización de la política que consiste en promover jueces alineados al oficialismo y dar de baja a quienes eventualmente puedan ser piedra de tropiezo.

En el movimiento de la reforma Bukele ha terminado desplazando al juez que tiene a su cargo el genocidio de El Mozote en los años 80, considerado el más grande en todo el continente americano en todo el siglo XX y lo que va del XXI llevado a cabo por un ejército militar. Una decisión ampliamente cuestionado por todos los organismos de derechos humanos de El Salvador y a nivel internacional.

Los sectores que protestaron han cuestionado también al presidente Bukele de atacar la transparencia en el manejo de recursos estatales y atacar a la prensa, entre otras denuncias. "¡No a la reelección presidencial, no al bitcóin, no a la militarización, no a la dictadura!" y "sin independencia judicial no hay garantías para la defensa de los derechos humanos", eran los mensajes de algunas de las pancartas portadas por los manifestantes.

Para todas estas políticas Bukele cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas, perfilándose una mayor bonapartización del régimen político que cada vez más va diseñando a su imagen y semejanza. Por ello, el grueso de los manifestantes sostuvo que ante un régimen autoritario como el salvadoreño la única opción es que la población salga a protestar para defender sus derechos y las libertades conquistadas.

Esta nueva jornada de movilización pone de manifiesto el carácter autoritario y las medidas antidemocráticas que representa Bukele, pero también la serie de condiciones que azotan a la gran mayoría de la población como los bajos salarios, el déficit en un sistema integral de salud para continuar enfrentando la pandemia, así como el alza de feminicidios, desapariciones de jóvenes y las medidas represivas en colusión con grupos de pandillas.

La jornada vivida este 15 de septiembre ha implicado una medición de fuerzas entre el Gobierno de Bukele y el movimiento de masas que decidió salir a hacerle frente. En la oposición existen partidos que han venido siendo parte de regímenes políticos que se han beneficiado del poder lejos de los intereses del pueblo, y que no se puede destacar componendas con ellos. Por eso es fundamental que las luchas que emprenden los trabajadores, campesinos y las grandes mayorías populares contra Bukele tienen que seguir un curso independiente del conjunto de los partidos patronales.