Pacientes de gravedad ven resentida su salud debido al retraso en la aprobación de medicamentos y estudios. Dos perdieron la vida en los últimos días.
Miércoles 13 de marzo de 2019 21:35
El 26 de febrero de 2018 falleció Gabriela Ciufarella, la docente de 46 años que peleó aguerridamente contra un cáncer de médula ósea. A diez días de que se cumpla un año de su fallecimiento, otros tantos casos como el de Gabriela se suceden en la provincia de Buenos Aires. Adultos, jóvenes y niños le hacen frente a crueles enfermedades y también tienen que lidiar con IOMA, la obra social de la Provincia, que cuenta con más de dos millones de afiliados.
A pesar del compromiso de las trabajadoras y los trabajadores del IOMA, que muchas veces trabajan tiempo extra para tratar de solucionar los problemas de afiliadas y afilados, el sistemático desfinanciamiento que sufre la abra social desde hace décadas, y que se ha agudizado en estos últimos años, convierte a los pacientes en "números" y a sus familias en "peregrinantes" que tienen que sortear cientos de trámites burocráticos para poder conseguir tratamientos y/o medicamentos (que en muchos casos no son cubiertos por la obra social).
El Directorio de IOMA, designado por María Eugenia Vidal, somete así a los pacientes y a sus familias a un doble sufrimiento, ya que a las consecuencias de las enfermedades le agrega (en lugar de alivianar) el padecimiento infame en la tramitación de las prestaciones, la dilación en la aprobación y (cada vez más) el rechazo de las mismas, inclusive en casos de gravedad, como fue el caso de Gabriela.
La destrucción de nuestra obra social constituye para los docentes un ataque más a las condiciones de vida, que se enmarca además en la crisis del sistema de salud pública, tal como lo demuestran los despidos de trabajadoras y trabajadores de la salud en el 2018 en el Hospital Posadas, o más recientemente, la suspensión de cirugías en el Hospital Rossi de La Plata por falta de insumos básicos para su realización. Mientras a cientos de afiliados del Instituto Médico Obra Asistencial (IOMA) se le niegan los remedios o estos llegan después de que la o el paciente falleció, la obra social gasta millones de pesos en obras, como fue el caso de la instalación de aires acondicionados en la sede central.
Quienes formamos parte de la agrupación Marrón en la Secretaria de Salud del Suteba Quilmes, denunciamos que el ajuste mata. Y que los pacientes y sus familias, con quienes luchamos a diario para obtener los tratamientos, no son números sino personas con rostros, ganas de vivir, esperanzas y sueños, que son los que sostienen a la obra social con sus aportes y son los que deben gestionar junto a los trabajadores de IOMA la obra social. Decimos no al ajuste y al vaciamiento del IOMA, vamos por un IOMA gestionado por sus trabajadores y afiliados.