Esta semana se produjo el cierre de la importante mueblería “Roemi”, que se suma a la casa de electrodomésticos “Gato” y la Fundición Aguilar. Los crecientes cierres y despidos en los diferentes sectores económicos agravan la situación económica de las familias trabajadoras en Palpalá. El gobierno apunta a la asistencia social en vez de poner un freno a los despidos. La izquierda propone un programa que dé una respuesta estructural al problema.
Sábado 16 de febrero de 2019 12:02
La mueblería ubicada en la esquina de la calle Gral. O´Higgins y Ruta N°1, luego de 35 años cerró sus puertas dejando más familias en la calle, sumando más de 300 puestos de trabajo en un mes y medio de lo que va de este 2019.
El año comenzó con el anuncio del cierre de la planta Fundición Aguilar despidiendo, entre trabajadores permanentes y tercerizados, a alrededor de 200 obreros. En paralelo trabajadores de Exincor denunciaron los despidos de prácticamente la mitad del personal y se produjo el cierre del local comercial “Gato”. Asimismo, en Zapla, muchos trabajadores denuncian las presiones para aceptar las jubilaciones anticipadas que llegarían a 50. Ahora son los trabajadores de la mueblería Roemi que se suman a este panorama desolador.
Ajuste y contención social
Mientras crece exponencialmente el desempleo en Palpalá, el intendente Pablo Palomares lejos de buscar una política que ponga un freno a los despidos y se recuperen los puestos de trabajo, propuso un presupuesto de ajuste que profundizará la crisis social en la ciudad. El municipio paralizará todas las obras de infraestructura que dependían de la intendencia y que se suman a la suspensión de las obras nacionales y provinciales en la zona. Dando cuenta de esta situación el gobernador Gerardo Morales anunció una nueva promesa respecto a la inconclusa Ruta N°1.
Lo cierto es que en Palpalá la caída en la obra pública puede verse en la falta de vivienda, el deterioro de escuelas, salas de atención primaria de salud y en los destrozos que se producen cada vez que llueve. Pero la inversión que requeriría este tipo de obras, y que podría dar una primera respuesta al desempleo, implicaría destinar fondos que hoy tienen como prioridad el pago de la deuda o el subsidio a grandes empresarios. Sólo lo destinado a deuda y en subsidio a los tabacaleros quintuplican el total presupuestado por el municipio de Palpalá para 2019.
Teniendo en cuenta las experiencias luego de la otra gran crisis del empleo producto de la privatización de Altos Hornos Zapla en los años ’90, el único rubro del presupuesto que el gobierno no aplico ajuste es el de la asistencia social, dónde busca mitigar las consecuencias de su propia política y evitar que la degradación social termine en levantamientos de desocupados.
Así lo reconoció, sin tapujos, el ex intendente menemista y actual funcionario de Gerardo Morales, Ruben Daza, señalando que su objetivo fue la contención social y el financiamiento de proyectos productivos, tomando como ejemplo la Cooperativa de Transporte Savio. Es decir, de los miles de puestos de trabajo perdidos directa e indirectamente luego de la privatización de Altos Hornos Zapla, solo se pudieron reconvertir apenas unas decenas y miles de trabajadores quedaron a merced de las migajas que el Estado les otorgo como forma de contención. Ese cuadro es hoy el piso sobre el cual se producen nuevos cierres y despidos.
Sindicatos y peronismo: rezos y charlas para no luchar
Mientras las patronales y el gobierno descargan la crisis sobre los trabajadores, las direcciones sindicales mantienen su línea de dirigir el descontento hacia las elecciones de este año y no en organizar a los trabajadores para frenar los despidos y el ajuste. Fue a instancias de los propios despedidos que hubo un principio de coordinación entre diferentes sectores como la UOM, Comercio, SEOM, CTA Autónoma, entre otros, pero finalmente sólo se realizó una marcha con algunas cúpulas sindicales. Desde la CTA-A convocaron luego a un plenario el pasado 13 de febrero, que finalmente termino siendo una charla con dirigentes nacionales, perdiéndose la oportunidad nuevamente de convocar a un plan de lucha conjunto como planteaban algunas agrupaciones clasistas.
El peronismo palpaleño también dio cuenta de la nueva situación y luego de apoyar el veto a la ordenanza anti-despidos que se había aprobado en el Concejo Deliberante de Palpalá, comenzó a participar de las marchas de despedidos o la convocada por la parroquia de San Cayetano. Pero justamente es el peronismo el que tiene bajo su mando la amplia mayoría de las conducciones sindicales. En esto coinciden las alas políticas, sindicales y de los movimientos sociales del amplio arco peronistas, junto con la cúpula eclesiástica: acompañar y poner límites a la organización de trabajadores y a la posibilidad de coordinación de diferentes sectores es la principal política para que no sean sobrepasados por las bases que no pueden esperar a las elecciones.
La izquierda y una respuesta estructural
Desde el PTS en el Frente de Izquierda, partiendo de apoyar cada uno de los conflictos que se dieron en defensa de los puestos de trabajo, impulsando y aportando a los diferentes fondos de lucha desde las bancas parlamentarias en el concejo como en la legislatura, participando de las acciones, pero también planteando la coordinación con los diversos sectores, apostamos siempre al triunfo de las diversas luchas como punto de partida para enfrentar el conjunto de las políticas de ajuste.
Al mismo tiempo y en línea contraria al gobierno y al peronismo, venimos planteando un programa político que dé respuesta estructural a la grave crisis que afecta, como en todo el país, a Palpalá. Medidas de emergencia básicas, como la prohibición de despidos y suspensiones por dos años en el ámbito público y privado, como lo establecía la ordenanza presentada por el trabajador de Zapla y concejal del Frente de Izquierda, Julio Mamaní, que luego de ser aprobada por unanimidad el intendente Palomares la veto en forma antidemocrática.
Junto con esa elemental medida es necesario desconocer el pago de la fraudulenta deuda externa y frenar los subsidios a los grandes empresarios y destinar esos fondos para un plan de obras públicas dirigido por los trabajadores y que pueda, entre otras cuestiones, poner fin al flagelo de las inundaciones cada vez que llueve o el establecimiento de establecimientos terciarios y/o universitarios públicos que permitan a la juventud palpaleña el acceso a estudios superiores, hoy inexistentes en toda la ciudad.
Pero estas políticas, que para poder implementarse implican afectar las ganancias de los grandes capitalistas, requieren una fuerza política que pueda superar a radicales y peronistas que actúan en su defensa. Pelear en cada lugar de trabajo y estudio por la organización democrática, recuperando sindicatos y centros de estudiantes para ponerlos al servicio de la lucha conjunta de los trabajadores, jóvenes y mujeres es parte de la tarea de construcción de una fuerza política, un gran partido propio que se proponga dar vuelta todo. Desde el PTS en el Frente de Izquierda apostamos a esa tarea.