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Red Internacional
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Después del 27-S. Un aporte al balance y las perspectivas del movimiento de lucha por Palestina

El pasado 27 de septiembre decenas de miles de personas nos movilizamos en todo el Estado contra el genocidio sionista en Palestina, en el marco de la huelga y jornada de lucha convocada por los sindicatos CGT y Solidaridad Obrera, junto a varias asambleas estudiantiles surgidas de las acampadas y con el apoyo de dos centenares de organizaciones sociales, sindicales y políticas. En este artículo queremos aportar al balance de la jornada, sus potencialidades y sus límites, para pensar las perspectivas del movimiento de lucha por Palestina.

Martes 8 de octubre

Hace ya un año que en Palestina el estado sionista de Israel está llevando a cabo un brutal genocidio contra la población, que ya ha dejado cientos de miles de muertos. Una barbarie inenarrable que en los últimos días se ha extendido con una ofensiva criminal sobre el sur del Líbano, dejando miles de muertos producto de los bombardeos de Israel.

Estos verdaderos crímenes contra la humanidad no podrían llevarse a cabo sin la complicidad del imperialismo mundial con la entidad sionista. El financiamiento y el armamento de parte de EE.UU. y los estados europeos, incluido el Estado español, es fundamental para sostener a este verdadero gendarme del imperialismo en Oriente Medio. El genocidio palestino muestra el verdadero rostro del imperialismo occidental y la hipocresía de sus discursos de defensa de la democracia.

Contra esta situación el pasado viernes 27 el Estado español amaneció con piquetes, concentraciones, pasacampus y movilizaciones en lugares de trabajo y estudio en más de 60 localidades en las que por la tarde decenas de miles se movilizaron al grito de ¡Palestina libre!


Una importante jornada de movilización estatal por Palestina


La convocatoria de CGT y Solidaridad Obrera tuvo la gran virtud de señalar, en primer lugar, la complicidad del Gobierno autodenominado “progresista” con el genocidio. Como decía el manifiesto de convocatoria: “La actuación, tanto del gobierno actual como de los gobiernos anteriores, está siendo vergonzosa; no se han aplicado sanciones de ningún tipo al comercio con el Estado sionista al igual que se ha intensificado la compraventa de armamento a Israel. El reconocimiento del Estado Palestino por parte del actual gobierno no deja de ser un acto simbólico cuyo fin es desmovilizar las diferentes acciones sindicales y sociales retrasando así la implantación de medidas reales.”

La hipocresía y el doble discurso que caracteriza al Gobierno contó, sin embargo, con la inestimable colaboración de las burocracias al frente de los sindicatos mayoritarios. Como dijimos en una declaración en las semanas previas a la jornada, “la inacción de UGT y CCOO, que son un sostén del Gobierno progresista y se niegan a llamar a acciones contundentes en apoyo al pueblo palestino y por la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con Israel” fue fundamental para desmovilizar. Una actitud enfrentada incluso con la sensibilidad de una parte importante de las bases de estos sindicatos, que han participado en distintas acciones y manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino.

A pesar del boicot abierto a la jornada por parte de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que ni convocaron ni han hecho hasta ahora absolutamente nada por movilizar a la base de sus organizaciones, decenas de miles de trabajadores, trabajadoras y jóvenes participaron de la jornada de lucha para expresar su repudio al brutal genocidio que sufre el pueblo palestino por parte del estado sionista de Israel.

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Desde muy temprano por la mañana tuvieron lugar concentraciones y protestas en importantes empresas y establecimientos. En Getafe, en el sur de Madrid, los trabajadores de Airbus organizados en la sección sindical de CGT convocaron una concentración frente a la empresa a la que acudieron estudiantes de la UC3M. En San Fernando de Henares, los delegados del sindicato Co.bas. convocaron una concentración frente al almacén MAD4 de Amazon, a la que también acudieron estudiantes de la UAM. Ambas empresas son cómplices activos del genocidio en Palestina. También en Ferrol los trabajadores de los astilleros Navantia realizaron una concentración convocados por CGT. En Baix Llobregat, trabajadores y activistas hicieron un piquete frente a la sede de Indra para denunciar la venta de armas a Israel. Y en Valencia, trabajadores hicieron también un piquete en el Puerto de Sagunto.

Los trabajadores y trabajadoras del sector público también participaron de la jornada mostrando una vez más que están con Palestina. En Madrid, el MATS organizó junto a trabajadores, vecinos y estudiantes una importante concentración en el Hospital 12 de Octubre, mientras que en Zaragoza, la CGT impulsó una concentración en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Los docentes también fueron parte de la jornada. En Madrid, un piquete móvil de docentes del movimiento Menos Lectivas recorrió las calles y participó de un piquete frente al Carrefour junto a activista del BDS en el que fueron detenidos cinco compañeros.

El movimiento estudiantil fue sin duda uno de los grandes protagonistas de la jornada. Masivos pasacampus recorrieron la Universidad Autónoma y la Universidad Complutense de Madrid. En esta ultima los estudiantes de Ciudad Universitaria sufrieron la represión y persecución de la seguridad privada enviada por el rector. También hubo piquetes estudiantiles en la Universitat de València y en la Universitat Politècnica. En Barcelona los estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) bloquearon los accesos al campus y en la Universidad de Barcelona (UB). En el Campus Diagonal se cortó junto a trabajadores la avenida que es principal vía de acceso a la ciudad y organizaron un nutrido pasacampus en el campus central, donde tuvo lugar la acampada universitaria, denunciando el genocidio del estado de Israel y el apartheid en Palestina. La movilización se unió posteriormente a la protesta de las sanitarias frente al Instituto de la Salut. ¡Obreras y estudiantes, unidas y adelante! fue uno de los gritos de la jornada en todo el estado.

Lamentablemente la negativa de los principales sindicatos estudiantiles, el SE y el SEPC -en el caso de Catalunya-, dificultó que los estudiantes de secundaria pudieran participar tan masivamente como en anteriores convocatorias de huelga por Palestina. Aún así, muchos estudiantes autoorganizaron la huelga en numerosos institutos, como se vio en centros de Madrid y especialmente en Zaragoza, donde tuvo lugar una movilización de centenares de estudiantes junto a diversos sectores de trabajadores.

También hubo piquetes y manifestaciones cerca del mediodía en decenas de localidades. Pero fue por la tarde cuando tuvieron lugar las manifestaciones más importantes. Según los convocantes, unas 150.000 tomaron las calles en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Málaga, A Coruña, Valladolid, Bilbao, Iruña, y otras localidades. En todas ellas la juventud tuvo un papel protagónico. Miles de estudiantes que participaron de las acampadas universitarias y otros tantos de institutos se sumaron a las movilizaciones al grito de “que viva la lucha del pueblo palestino”.

Globalmente, el 27S fue una importante jornada de lucha estatal que puso en el centro la necesidad de que la clase trabajadora tome partido en la solidaridad internacionalista con Palestina.


Límites y contradicciones para continuar desarrollando el movimiento


Con todo, sin embargo, el 27S no hubo una verdadera “huelga general”. A pesar de que este hecho sea obvio y esperable, no significa que no deba ser problematizado, ya que la jornada fue convocada con este carácter.

En primer lugar, si no hubo una respuesta contundente por parte de la clase trabajadora en repudio al genocidio se debe a la actitud conciliadora y pasivizadora de las direcciones sindicales burocráticas. Por ello, hacia el 27S, era necesario exigir públicamente a las cúpulas de CCOO y UGT que se movilizaran y rompieran con su apoyo al Gobierno. Un gobierno que destina miles de millones de euros a armamento para la guerra de Ucrania, que mantiene la compra y venta de armas con Israel y que militariza las fronteras, mientras la sanidad y la educación son desfinanciadas, miles no tienen una vivienda digna y la mayoría de la clase trabajadora subsiste con trabajos precarios.

Este elemento, sin embargo, no niega que desde el inicio la convocatoria de “huelga general” por parte de CGT y Solidaridad Obrera generó controversia entre las organizaciones de la izquierda sindical y política. Ante esto hubo al menos tres posiciones. Por un lado, quienes impulsaron o se sumaron a la convocatoria sin problematizar el hecho de que una “huelga general” solo puede ser real si se prepara desde abajo y se impone a los sindicatos mayoritarios que se sumen a la convocatoria. Por otro lado, escudándose en este límite, hubo organizaciones tanto sindicales como juveniles y políticas que mantuvieron una posición sectaria. En algunos casos negándose abiertamente a impulsar la jornada, en otros adhiriendo formalmente a la convocatoria, pero sin tomar ninguna iniciativa para que esta fuera exitosa. Por último, estuvimos quienes, como la CRT, sostuvimos desde el inicio que la convocatoria no iba a ser una huelga general, pero que era una jornada de lucha enormemente progresiva -porque sobran los motivos para ir a una verdadera huelga general por Palestina- y que por ello era necesario hacer los mayores esfuerzos por que fuera un éxito.

Por ello, para que la convocatoria no quedase en una declaración testimonial, también dijimos en nuestra declaración que era “fundamental construir la huelga y jornada de lucha desde abajo en todos los centros de trabajo y estudio, impulsando asambleas y reuniones de activistas para impulsar la huelga con paros parciales, concentraciones o acciones de solidaridad, comités de lucha, asambleas en el horario de bocadillo. Todo lo que sea posible según las condiciones de cada lugar para que se exprese la solidaridad de clase con el pueblo palestino”.

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Esto es lo que hicimos en todas las ciudades donde tenemos fuerza militante, aportando a que la clase trabajadora participara activamente en la jornada y, especialmente entre la juventud y los estudiantes, a desarrollar la lucha en universidades e institutos, convocando asambleas, comités de lucha y huelgas, e impulsando la unidad obrero estudiantil allí donde fue posible. A su vez, desde Izquierda Diario y Esquerra Diari, hicimos una cobertura en directo de toda la jornada, posiblemente la más amplia realizada por ningún medio de prensa, en la que dimos cuenta de la mayor parte de las acciones y manifestaciones que tuvieron lugar.

Con nuestras humildes fuerzas, estamos orgullosos nuestro aporte militante a que el 27S fuera una importante jornada de lucha. Pero no somos conformistas. Las acciones en algunas empresas como Airbus Getafe, Amazon San Fernando o los astilleros de Navantia en Ferrol, o en hospitales como el 12 de Octubre de Madrid o el Clínico de Zaragoza, aunque simbólicas, fueron muy importantes. Mostraron en pequeño que un sector de la clase trabajadora dice “no en mi nombre” frente al genocidio y la potencialidad de la unión entre trabajadores y estudiantes para la lucha. Pero hay que reconocer que fueron muy pocas. Por ello hay que preguntarse es ¿qué impedía que este tipo de acciones se multiplicasen en decenas o centenares de empresas? Del mismo modo, en todas las universidades e institutos, ¿qué impedía que se convocaran verdaderas huelgas de toda la comunidad educativa? En nuestra opinión, nada lo impedía más que el rutinarismo, el corporativismo o el sectarismo.

Dicho de otro modo, ¿había condiciones para hacer una huelga general? No. Pero sí las había para hacer una jornada de lucha obrera mucho más contundente tanto en los centros de trabajo como de estudio. La única condición para que así fuera era tener decisión y luchar contra la “rutina sindical” y la lógica corporativa que separa las reivindicaciones inmediatas de nuestra clase de la lucha política contra el genocidio en Palestina. Y también contra el sectarismo de algunas organizaciones que tienen excesiva confianza en la agenda de las pequeñas burocracias y ninguna en las fuerzas de las y los trabajadores y la juventud.

Esta lucha no es fácil. Implica un combate a contracorriente, no solo con las direcciones sindicales mayoritarias, sino también con las lógicas burocráticas de otras organizaciones que se reivindican de la izquierda tanto en el movimiento obrero como estudiantil, pero que son reacias -cuando no abiertamente hostiles- a desarrollar la autoorganización para que se despliegue desde abajo la energía que es necesaria para que se desarrolle el movimiento.

No somos ingenuos. Sabemos que este también es un combate contra el conservadurismo, la desmoralización y la falta de confianza en sus fuerzas que los reformistas han inoculado en la mayoría de la clase trabajadora. Ese es uno de los combates más importantes que se nos plantean. Porque solo así nuestra clase podrá salir de la defensiva, recuperando sus organizaciones de manos de las burocracias y con ello sus métodos históricos de lucha, incluida la solidaridad de clase y el internacionalismo. Y estas son condiciones necesarias para poder pasar a la ofensiva contra los capitalistas y sus gobiernos.

Humildemente creemos que las compañeras y compañeros de los distintos sindicatos y secciones de la CGT y Solidaridad Obrera, y todas las organizaciones que participamos activamente del 27S, nos debemos una importante reflexión sobre este aspecto vital para seguir desarrollando el movimiento de solidaridad con Palestina en el seno de la clase trabajadora y la juventud.


¿Cómo seguir? Perspectivas para el desarrollo de un gran movimiento de solidaridad con Palestina que frene la escalada belicista


El genocidio en Palestina es una muestra desgarradora de cómo los países imperialistas normalizan las imágenes de niñas y niños asesinados por las bombas israelíes. Pero, como estamos viendo, no todo queda en Gaza, e Israel está extendiendo la guerra al Líbano, Yemen y Medio Oriente, profundizándose de este una escalada belicista de parte de las potencias imperialistas, que puede llevar a consecuencias impredecibles a nivel mundial. Frenar esta dinámica es urgente y empieza por seguir desarrollando un gran movimiento de solidaridad en apoyo al pueblo palestino, organizada desde abajo y democráticamente en los centros de trabajo y estudio.

La jornada del 27S dio elementos importantes para seguir desarrollando nuevas jornadas de movilización, de paros o huelgas, como mostraron los pequeños procesos de vanguardia obrera y sobre todo la juventud organizada del movimiento estudiantil.

Pero, ¿qué faltó y qué hace falta desarrollar ante esta escalada belicista que se agrava cada vez más? Primero, una preparación previa con asambleas y otras instancias de autoorganización -como lo han sido los comités estudiantiles que surgieron hace casi un año- donde se pueda debatir democráticamente cómo y por qué llevar adelante una huelga.

Segundo, jornadas de lucha preparatorias para convencer a la clase trabajadora de la necesidad de un gran movimiento de solidaridad en las calles con Palestina, con movilizaciones y acciones en todo el Estado. Porque quienes están perpetuando esta guerra son las mismas empresas capitalistas que nos explotan y precarizan día a día junto a la banca que, mientras Santander y BVBA financian con millones de euros las bombas que caen en Palestina, desahucian a las familias más humildes echándolas de sus viviendas a golpe de palos.

Tercero, es necesario desarrollar corrientes militantes en los sindicatos para luchar por imponer el frente único a las direcciones de CCOO y UGT en la perspectiva de construir una gran huelga general contra el genocidio en Palestina.

Necesitamos verdaderos sindicatos militantes y democráticos que incluyan a todos los sectores de nuestra clase, una clase diversa, cada vez más feminizada y racializada que además de la explotación sufre la precariedad, la exclusión y el racismo. Por ello es necesario recuperarlos de las manos de las burocracias conciliadoras con los gobiernos imperialistas cómplices del sionismo. Gobiernos que, aunque se llaman “progresistas y antirracistas” como el Gobierno español, mantienen relaciones y acuerdos militares, económicos y diplomáticos con el estado colonialista de Israel, mientras siguen construyendo CIEs y mantienen leyes de extranjería que afectan directamente a la clase trabajadora migrante bajo los chantajes de “los papeles” y con contratos de extrema explotación. Esta es una batalla estratégica para unificar a la clase trabajadora y que sus organizaciones se unifiquen para la lucha de clases.

Si el 27S cientos de miles de personas tomamos las calles en más de 60 localidades del Estado español en solidaridad con Palestina, ¿podríamos imaginar a toda esa fuerza organizada desde abajo preparando acciones y manifestaciones en todo el Estado hasta llegar a una verdadera huelga general? Y así la clase trabajadora podría desatar aún más sus fuerzas, junto a la juventud que se moviliza contra los desahucios, contra la represión, en defensa de la educación pública y que fue protagonista de las movilizaciones en solidaridad por el pueblo palestino.

A un año del inicio de la última ofensiva genocida, las manifestaciones continúan en todo el mundo. La entidad sionista no puede existir si no es sobre la base del apartheid, el desplazamiento forzoso de la población palestina y el aniquilamiento de la resistencia. No hay solución pacífica de “dos estados” pactada en la ONU o conferencias de paz como sueñan los reformistas, tal como lo demuestra la escalada actual hacia medio oriente. Frente a la perspectiva de una guerra regional que comienza a desarrollarse a partir de la ofensiva reaccionaria de Israel, es necesario reafirmar que la salida no vendrá de las burguesías árabes que han sido cómplices del imperialismo ni de regímenes reaccionarios cuya política no es la verdadera emancipación de los pueblos, sino de la lucha independiente de la poderosa clase trabajadora y los pueblos de oriente.

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Las y los socialistas revolucionarios de la CRT seguiremos luchando por desarrollar la solidaridad internacionalista en las calles disponiendo de nuestras humildes fuerzas con estas premisas. Porque defendemos el derecho del pueblo palestino a la resistencia contra el colonialismo sionista y la perspectiva de lucha por una palestina libre, donde puedan vivir todos aquellos que deseen hacerlo, independientemente de su origen étnico o su religión. Pero esto solo puede ser posible desmantelando el estado genocida de Israel, poniendo en movimiento las fuerzas de los pueblos oprimidos de medio oriente junto a la clase trabajadora, contra el sionismo y el imperialismo, que abran el camino a la construcción de una palestina libre, obrera y socialista.