Enrique Tarrio, dirigente de la organización ultraderechista, fue detenido en Washington este lunes, en la víspera de las movilizaciones convocadas por el propio Trump para rechazar la designación formal de Biden como nuevo presidente por parte del Congreso. Había quemado una bandera de Black Lives Matter y enfrenta cargos por posesión de cargadores de armas de fuego.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Martes 5 de enero de 2021 10:17
Enrique Tarrio, el líder del grupo ultraderechista Proud Boys, fue arrestado este lunes en Washington, donde planeaba participar este miércoles en una protesta masiva de apoyo al presidente saliente Donald Trump.
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Tarrio, de origen cubano, fue detenido cuando llegó a la capital estadounidense desde Miami, donde vive, por cargos relacionados con la quema de una bandera de Black Lives Matter ("Las vidas negras importan") que había arrancado el mes pasado del frente de una histórica iglesia negra de la ciudad.
El líder del grupo ultraderechista enfrenta un cargo de destrucción de propiedad, un delito menor, además de otros dos cargos por posesión de cargadores de armas de fuego con capacidad extra para balas, según fuentes citadas por el diario The Washington Post.
El grupo Proud Boys es el que mayor perfil ha cobrado en los últimos meses de entre las organizaciones de ultraderecha que apoyan a Trump. El propio presidente se negó a cuestionarlos durante el primer debate presidencial cuando el moderador le pidió que condene a los grupos supremacistas blancos. En su lugar, Trump le habló a cámara con millones de personas mirando y les dijo "retrocedan y esperen", una frase que los Proud Boys entendieron como un visto bueno a su accionar e incluso lo tomaron como lema.
Tanto Tarrio como sus seguidores planeaban participar este miércoles en una megaprotesta de apoyo al presidente en la capital, coincidiendo con el día en que el Parlamento de Estados Unidos debe aprobar formalmente la votación del colegio electoral que le dio la victoria al demócrata Joe Biden. Trump sigue sosteniendo que las elecciones fraudulentas y, de hecho un 77% de los votantes republicanos cree que así fue. La última acción del presidente, fue la de llamar a la autoridad electoral de Georgia para exigirle que encuentre los votos que dice le faltaban. La llamada se filtró a la prensa y se convirtió en un escándalo.
Fracturando a los propios legisladores del partido republicano, Trump ha logrado que una docena de senadores y más de cien diputados se pronuncien este miércoles contra el resultado del colegio electoral, mientras que afuera del Capitolio se espera la manifestación de grupos pro Trump.
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"Los Proud Boys saldremos a la calle en número sin precedentes, pero esta vez con una diferencia", explicó Tarrio recientemente en la red social Parler, utilizada por muchos conservadores.
"No usaremos nuestro uniforme tradicional negro y amarillo. Estaremos de incógnito y estaremos dispersos por todo el centro de Washington DC en pelotones más pequeños", añadió.
Tarrio, que durante la campaña electoral también estuvo implicado en la organización Latinos for Trump, reconoció en diciembre en una entrevista con el Washington Post que había arrancado la bandera de Black Lives Matter de la iglesia y la había quemado.
Proud Boys chairman Enrique Tarrio is officially in police custody, under arrest for an incident on December 12th where Proud Boys brought down and burned a BLM banner from Asbury United Methodist Church in Washington DC. Video @FordFischer.pic.twitter.com/VIlfEUGldf
— Austin Bacasa (@burghphotos) January 4, 2021
"Lo hice", afirmó el activista, y adelantó que planeaba declararse culpable y pagar a la iglesia por el coste de la bandera si le acusaban formalmente.
Sin embargo, su detención se produjo aparentemente por sorpresa para Tarrio, que entraba a la capital estadounidense este lunes en un vehículo cuando la Policía detuvo el automóvil y le arrestó.
La Policía local no descartó que las autoridades federales puedan presentar cargos contra Tarrio por crímenes de odio, algo que podría acarrear penas mayores.
Tarrio negó en diciembre que sus acciones estuvieran guiadas por una motivación racista contra los negros, y afirmó que su problema con el movimiento "Black Lives Matter" era que, a su juicio, habían "aterrorizado" al país durante las protestas del año pasado contra la brutalidad policial.
Los Proud Boys tienen lazos con grupos supremacistas blancos, pero Tarrio ha intentado generalmente esquivar esa etiqueta, que otros miembros de su organización sí abrazan más libremente.
Además de los Proud Boys, otra media docena de grupos fieles a Trump han convocado para el miércoles en Washington una manifestación a la que se espera que se acerque el presidente saliente.
Los grupos supremacistas y de ultraderecha existen desde hace años, algunos de ellos incluso se pretenden herederos del Ku Klux Klan, cuyo accionar fue aceptado y legitimado durante años por demócratas y republicanos.
Sin embargo, estos grupos han ganado más peso bajo el Gobierno de Trump y su retórica xenófoba, racista y nacionalista. Sobre todo en el último período cuando Trump decidió responder a las protestas de Black Lives Matter contra los asesinatos racistas con una política de "Ley y orden", como parte de la cual hizo un llamado abierto a que las organizaciones de derecha defiendan con sus armas sus ciudades del "caos" de los manifestantes y organizaciones "antifa".
Esto llevó a que muchos de sus miembros se vean involucrados en acciones contra manifestantes de Black Lives Matter en distintas ciudades llegando a asesinarlos como es el caso del supremacista Kyle Rittenhouse, durante las protestas en Kenosha.
Trump mantiene el aval a estas organizaciones y también a las negacionistas y conspiranoicas como QAnon, entre los que encuentra un núcleo duro de seguidores de fácil y rápida radicalización. Un núcleo fiel que puede aglutinar a su alrededor a gran parte de los votantes republicanos que seguirán actuando como base del trumpismo, tras su discurso xenófobo, racista, nacionalista y de político outsider. Su discurso demagógico contra el último paquete de rescate votado en el Congreso, exigiendo un cheque de 2.000 dólares de ayuda para cada trabajador, buscaba quedarse con esa imagen, además de condicionar tanto al propio partido republicano, como mantener la polarización social que le quite legitimidad al próximo gobierno de Biden.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario