El 19 de agosto de 1839 es considerado el día en que nació la fotografía, ya que en esa fecha se presentó por primera vez el invento en la Academia de Ciencias de Francia. Ese mismo día se aprobó en el Parlamento francés una ley que declaraba de dominio público el novedoso procedimiento.
Miércoles 18 de agosto de 2021 21:18
Foto: Robert Capa
Hace ciento ochenta y dos años se presentaba ante la Academia Nacional de Ciencias de Francia un invento revolucionario: el daguerrotipo. Ese mismo día, el miembro de la Academia y a la vez diputado republicano, Françoise Aragó, lograba la aprobación por la Cámara Legislativa del proyecto por el cual el Estado se apropiaba del invento para declararlo de domino público, a cambio de una pensión vitalicia para Louis Daguerre y para el hijo de su antiguo socio y precursor, Nicéphore Niepce. El 19 de agosto de 1839 nacía oficialmente la fotografía, y cualquiera podía practicarla, siempre y cuando pudiera comprarle una cámara al señor Daguerre, amigo del señor Aragó.
Como todo invento, la fotografía no se debe sólo a la genialidad de un inventor, o dos, como en este caso, sino que responde a una necesidad de la época, y a las condiciones alcanzadas por la ciencia para lograrlo. La fotografía es en este sentido un logro del capitalismo: el desarrollo de la ciencia química en plena revolución industrial permitió fijar las imágenes capturadas por la cámara oscura, un instrumento óptico ya descripto por Leonardo que era muy utilizado por los pintores y retratistas para “copiar” la realidad y trasladarla a sus cuadros. Entonces cerca de mediados del siglo XIX la burguesía encontró en la fotografía el medio para autorrepresentarse, así como la nobleza lo había hecho con el retrato al óleo. Un medio más acorde a los tiempos, más accesible y “democrático”.
El primer paso lo había dado el científico Nicéphore Niepce, quien logró en 1926 capturar y fijar la primera imagen fotográfica sobre una chapa de cobre untada con betún. Luego de varios años de capturar imágenes fugaces, tomas de varias horas de exposición que se desvanecían al poco tiempo de exponerlas a la luz, encontró en el agua salada la clave para hacerlas permanentes.
Al año siguiente conoció al joven Louis Daguerre, quien se había interesado en sus experiencias, con quien se asociaría para perfeccionar la técnica. Niepce falleció en 1933 sin ver el resultado final, que llevaría el nombre de su socio en la denominación del invento: el daguerrotipo lograba una mayor nitidez y calidad en la imagen, con un procedimiento más fácilmente reproducible a escala comercial.
Al divulgarse el daguerrotipo, otros dos inventores, el francés Hippolyte Bayard, y el inglés Fox Talbot, reclamaron la autoría, ya que habían llegado de forma independiente a resultados muy similares: había una necesidad y se daban las condiciones técnicas para conseguirlo.
Walter Benjamin opinaba que las primeras décadas de la fotografía se correspondían con una etapa todavía progresiva de la joven burguesía posterior a la Revolución Francesa. Era todavía una técnica artesanal que no estaba al alcance de cualquiera debido a su costo, y que tenía mucho de experimentación y creatividad. Según el mismo autor su decadencia inmediata posterior coincidió con el comienzo de la degeneración del imperialismo capitalista. Hacia 1880 la fotografía por un lado se industrializó. Se hicieron muy populares las tarjetas de visita con foto: hasta Luis Bonaparte había encargado las suyas. Y por otro lado se banalizó: se extendieron la simulación y las puestas en escena con escenografías berretas y el abuso en el retoque indisimulado de los negativos.
Hacia fines de ese siglo esto se revierte cuando la foto comienza a tomar contacto con la realidad: se desarrolla la fotografía como documento, primero ligada a las ciencias duras y al registro de paisajes y arquitectura. La baja sensibilidad a la luz de los materiales disponibles hacían dificultoso todavía fotografiar personas o cosas en movimiento. El perfeccionamiento de la técnica y de los materiales le permitieron a la fotografía llegar a las ciencias sociales y al periodismo, para convertirse ya en el siglo veinte, en un poderoso medio de comunicación.
En pleno siglo veintiuno, la fotografía en su etapa digital, es la misma en esencia que la que nacía en 1838, pero es otra muy diferente, seguramente más democrática. Hoy todos llevamos una cámara en el bolsillo, y podemos contar con imágenes instantáneas el mundo propio, el que nos rodea. Podemos dar testimonio visual de alegrías y tristezas, de bellezas y catástrofes, de victorias e injusticias. Un instrumento al alcance de todos, para contar la realidad.
Algunas fotos que hicieron historia
La niña del napalm
Se cumplieron cuarenta y nueve años de una de las imágenes que mejor representa el horror de la guerra de Vietnam, y a la vez señala la primera derrota militar de Estados Unidos, que le costó sesenta mil muertos y cientos de miles de heridos física y psíquicamente. Mientras el valiente pueblo vietnamita perdió en esa lucha más de cuatro millones de vidas. Podés leer aquí la historia de esa foto.
La masacre de Ezeiza
El 20 de junio se cumplió un nuevo aniversario del regreso definitivo de Perón a la Argentina luego de casi dos décadas de exilio. El frustrado acto de bienvenida dejó una imagen emblemática, prefigurando el giro a la derecha del que sería último gobierno de Perón. La foto fue tomada por Sara Facio. Podés seguir leyendo la nota aquí.
El hombre del tanque
En Beijing, China, el 4 y 5 de junio de 1989 tuvieron lugar los hechos de la Masacre de Tiananmen, que quedaron impresos en la memoria colectiva a través de una foto histórica. Aunque fueron al menos cuatro los fotógrafos que registraron el momento.
Seguí leyendo la historia aquí.
El día D
Una de las fotos más difundidas de Robert Capa, tomada durante el desembarco de las tropas aliadas en las costas del norte de Francia, casi se destruye durante el accidentado proceso de laboratorio, para luego perderse el negativo. La historia completa la encontrás aquí.
Una huella en la luna
El 20 de julio de 1969, la pisada del hombre en la luna fue impresa por la suela de una bota diseñada en EE.UU. aunque no estuvo lejos de ser una soviética, ya que la carrera por la conquista del espacio librada en la década del 60 la ganaron los Estados Unidos en la última curva. Seguí leyendo la historia aquí.