Casi calcado al plan que emprendieron contra el Astillero Rio Santiago, es al que estamos asistiendo en los medios hegemónicos contra nuestra línea aérea de bandera.
Martes 13 de noviembre de 2018
En el caso del ARS la Izquierda Diario dio a conocer un plan pormenorizado que contaba con tres etapas para avanzar sobre una empresa estatal que es un símbolo de resistencia. Aerolíneas Argentinas representa otro símbolo de los trabajadores resistiendo, “Todos somos Aerolíneas” fue una consigna que se popularizo en la peor crisis de aerolíneas en el 2001 cuando las empresas que tomaron la concesión la fueron vaciando progresivamente.
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La primer etapa para avanzar contra Aerolíneas fue realizada con relativo éxito, es la “agenda económica”. La llegada de las Low Cost con la “revolución de los vuelos” es el puntapié inicial para darle más espacio a las líneas aéreas privadas contra la aerolínea estatal. El “dumping comercial” es un mecanismo por el cual las empresas de bajo costo compiten en forma desigual con las aerolíneas tradicionales para llevarlas a la quiebra y posteriormente monopolizar el mercado adquiriendo el poder para regular el precio de los pasajes entre un par de compañías multinacionales. Lo hacen sobre la base de que a los asientos de Aerolíneas solo pueden llegar un porcentaje ínfimo de la población, sólo el 5% como admitió el propio Macri.
Desde siempre la lógica con la que manejan a las empresas de servicios estatales es con la ganancia como prioridad. Esa ganancia estuvo al servicio del gobierno de turno y sus empresarios amigos. Nuestra Aerolíneas debería cumplir un rol social, garantizando pasajes baratos para que la inmensa mayoría de la población pueda disfrutar del “placer de volar”, conectando a toda la argentina con el dinero que por ejemplo podrían tener si impusieran impuestos a las grandes fortunas, si impidieran la sangría de dólares que significa la fuga diaria y si dejaran de pagar la deuda ilegitima y fraudulenta que se disponen a pagar en un 50% más con la votación del presupuesto éste miércoles.
La segunda etapa comenzó con el paro de 10 horas del miércoles pasado. Las declaraciones de Macri, luego las de Vidal y la campaña “salvaje” de los medios contra los trabajadores busca generar un “enemigo interno”: Hablan de privilegios, de trabajadores que hacen paros políticos (como si existiese alguna medida de fuerza que no sea política), y de plata que podrían destinar a fines benéficos, como……..el pago de intereses de Leliq que solemos usar los trabajadores en nuestros presupuestos mensuales, o la campaña electoral de Macri que cuesta 100 millones de dólares.
Para los $1.680 millones por día que se patinaron en intereses de Leliq, en cambio, no había ningún destino mejor. https://t.co/CfJhbQAS7j
— Alejandro Bercovich (@aleberco) 11 de noviembre de 2018
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Después de los tuits de Macri...está la realidad
El sábado por la mañana el discurso del gobierno de los CEOS sobre los privilegiados trabajadores de Aerolíneas se choco contra una pared. Lo que nos da mucha bronca y odio es que no es la primera vez que lo vivimos, los efectivos y tercerizados que trabajamos en la pista sufrimos las consecuencias de la precarización laboral en nuestro cuerpo, no nos lo cuenta nadie.
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La tormenta que dejó cientos de familias inundadas de los barrios que no son justamente “privilegiados”, de los cuales provenimos la mayoría de los 10 mil trabajadores que hacemos andar Aeroparque día a día, también la sufrimos mientras trabajábamos.
Tres compañeros de Aerolíneas y un compañero de GPS (tercerizados de Aerolíneas) tuvieron que ser hospitalizados por que sufrieron descargas eléctricas mientras cargaban un avión en la posición 18. Todos ellos están de alta en este momento, pero ¿cuál es el límite de la desidia patronal? ¿La muerte de un compañero?
Sabemos que no estamos solos en esta pelea, esta semana lloramos la muerte de Brian de tan solo 23 años que estaba trabajando en la Papelera Sein, de Jorge trabajador de la línea 306 esposo de una compañera de GPS y tío de nuestra compañera Naty Ibañez, que murió intentando apagar el colectivo que se había prendido fuego por las malas condiciones en las que se encontraba, y ahora mismo estamos esperando por la recuperación de los trabajadores tercerizados de Shell que sufrieron gravísimas quemaduras en la planta de Dock Sud. Para ellos nuestras vidas valen nada.
Para nosotros cada “accidente laboral” de un trabajador nos golpea de frente, porque lo sentimos como propio, y vamos a perseguir a los responsables uno por uno. Que no queden dudas.
Estamos llenos de bronca porque los grandes especuladores, los que se la llevan en pala y la fugan a bancos en Panamá y Europa, los que amasan fortunas especulando con el dólar y aplauden la llegada del FMI, apuntan a los trabajadores como los responsables del déficit para ajustarnos cada día más.
A nosotros justamente que dejamos las vidas en las fábricas y estamos “rotos” por nuestros trabajos. Nosotros somos "los privilegiados" y ellos "las víctimas".
Nosotros lloramos a los nuestros pero sus golpes no nos tumban. Nos secamos las lagrimas y seguimos adelante. Cada compañero caído es bandera de lucha. Transformamos toda esa rabia que nos generan estos cínicos en una fuerza arrolladora. La fuerza imparable de la clase obrera, a la que orgullosamente pertenecemos y la única capaz de dar una salida a la crisis degradante a la que nos están llevando ellos, los verdaderos privilegiados.