La denuncia por violencia de género de Fabiola Yánez contra el expresidente Alberto Fernández está siendo utilizada por el gobierno de Javier Milei. ¿Es un golpe a los feminismos? Columna de Géneros en El Círculo Rojo.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 9 de agosto 08:00
· Fabiola Yáñez, expareja del expresidente Alberto Fernández, presentó una denuncia por violencia de género. La denuncia provocó una montaña de repercusiones.
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· Las que tienen más rebote son la interna a cielo abierto del peronismo y la utilización del gobierno de Milei.
· Primero algo muy importante:
· El vocero Manuel Adorni dijo que todos los argentinos pueden denunciar violencia de género en la línea 144, pero no dijo que:
· El gobierno vació esa línea de atención cuando cerró el ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y que hoy hay solamente 2 trabajadoras por turno, según los últimos relevamientos.
· El gobierno también eliminó el programa Acompañar, la única asistencia económica a víctimas de violencia machista.
· El gobierno tomó estas decisiones mientras en Argentina se 1 femicidio cada 29 horas.
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· La única propuesta del gobierno fue la promesa de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich de modificar la ley que indica que los delitos de violencia de género son de acción privada y pasen a ser de acción pública. Sobre esto, subrayo algo muy importante que señala Andrea D’Atri, que esa modificación es una vulneración de la autonomía, la voluntad y la intimidad de las víctimas. Esto es la revictimización.
¿Al gobierno le importa la violencia machista?
· A las derechas y los gobiernos reaccionarios, solo les interesa la violencia contra las mujeres:
· Como un tema moral, para generar indignación, rechazo y odio, como está haciendo el gobierno de Javier Milei.
· Como un tema de seguridad (sobre todo para justificar la criminalización de grupos o colectivos, como hace Giorgia Meloni en Italia para empujar su agenda contra las personas migrantes).
· “Es un problema de algunos psicópatas”, dice el presidente. Una explicación más conveniente que reconocer (aun parcialmente) que es un problema muy profundo con raíces en la desigualdad que reproducen las sociedades capitalistas todos los días.
¿Es un golpe a los feminismos?
· No a la lucha feminista, aunque sí a determinadas tendencias políticas del movimiento feminista.
· Pero también, en situaciones como estas se ve lo construido por años de luchas y debates de los feminismos.
· Que la violencia patriarcal sea parte del debate público y no un chisme o un chiste, que todo el mundo tenga que pronunciarse.
· Todo eso existe porque existe el movimiento feminista y, sobre todo, porque la movilización de las mujeres en Argentina tiene tradición, porque tenemos una historia, genealogías y discusiones.
· Nada de eso se borra porque un presidente dijo que era feminista y se puso una corbata verde y hoy es denunciado por haber sido violento con su pareja.
· Tampoco se borra por un resultado electoral ni porque otro presidente disuelva un ministerio.
· Porque los feminismos no son eso.
· Y la aclaración no es solo para Milei y su horda reaccionaria.
· También es para las exfuncionarias y referentes que aceptaron el simulacro de “estado feminista”, de las mesas federales con pocos resultados, de los presupuestos con perspectiva de género pero desinflados, mientras la vida de la mayoría de las mujeres y las personas LGBT empeoraba (aun cuando habíamos conquistado derechos).
· Y acá otra aclaración: no hay que adjudicar al estado, ni a un gobierno, conquistas que son de la movilización. Esto se aplica al aborto legal, seguro y gratuito y a que se juzgue a los genocidas por los crímenes de la dictadura.
· Esas dos cosas, que existen y perduran más allá del gobierno de turno, son resultado de y se sostienen por la movilización.
· Volviendo a la denuncia:
· Que sea usada en una interna o por el gobierno para hacer política reaccionaria, habla de la relevancia de los feminismos y de los debates que abre en nuestra sociedad la movilización de las mujeres.
· Hablamos mucho de la reacción antifeminista, pero a veces nos olvidamos de la potencia de la movilización que la precedió.
· El movimiento feminista no es un programa estatal ni una política pública, es un movimiento social y político amplio, heterogéneo y con tendencias en disputa en su interior.
· Podemos aprovechar este momento para volver sobre debates que sostuvimos las feministas socialista, de izquierda, a veces en soledad porque otros sectores eligieron no escuchar y algunos trataron de silenciar porque, nos decían, “le hacen el juego a la derecha”.
· El más interesante creo que es el de la independencia y volver a poner en el centro las demandas de la mayoría de las mujeres y las personas LGBT.
· Sobre la independencia, que significa confiar en nuestras propias fuerzas, me quedo con algo que dice un comunicado del colectivo Actrices Argentinas: “Las luchas de los feminismos intentan ser usadas políticamente. Por eso es vital defender la independencia política de nuestro movimiento”.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.