Publicamos el siguiente artículo, traducido directamente del ruso, del historiador Aleksandr Fokin, investigador de la Universidad de Tiumén y de la Universidad Estatal de Cheliábinsk. Se trata del planteo general de su proyecto de investigación relacionado con la serie de cuadernos que fueron hallados hace dos años en la cárcel de Verjneuralsk. Agradecemos al autor la gentil autorización para publicar este artículo y los documentos que transcribió.
A principios de 2018, el Servicio Penitenciario Federal ruso para la región de Cheliábinsk, ubicada sobre la parte sur de la cordillera de los Urales, en la frontera entre Europa y Asia, capital homónima informó que, durante las reparaciones en la prisión de Verjneuralsk se encontró, bajo las tablas del suelo de la celda N.° 312 una carpeta que contenía documentos que datan de 1932-1933. Desde Verjneuralsk, los documentos fueron transferidos a Cheliábinsk, donde estaban disponibles para su estudio. Este complejo de fuentes se llamó “Cuadernos de la Prisión Política de Verjneuralsk [1]”. [CPPV. Desde aquí en adelante, llamaremos a los cuadernos por esa sigla.].
La difusión de proyectos para recopilar archivos de historia oral y diarios, publicación de cartas y otros documentos de interés para la memoria histórica, como una especie de alternativa a la memoria académica historiográfica basada en documentos oficiales, indican una reevaluación de la actitud hacia las pruebas de archivo como la condición más importante para la reconstrucción objetiva del pasado. En este nuevo contexto, los hallazgos casuales, como ocurrió en el caso de los CPPV de por sí presentan interés simplemente porque ese furor por los archivos es muy raro hoy en día. ¿Pero esperamos alguna revelación de ellos en comparación con lo que ya sabemos a partir de la revolución de los archivos de los años 90? [2]
Los CPPV nos recuerdan que las ideas de la llamada “escuela del totalitarismo” [3] sobre el control policial omnipresente del Estado no reflejaban el hecho de que incluso en la Unión Soviética estalinista mucha gente seguía pensando y a veces actuando en contra de las políticas del régimen.
Los CPPV también muestran que las actividades de la Oposición de Izquierda entre finales de la década de 1920 y la de 1930 aún no han terminado de ser estudiadas. Esto se debe en parte al estereotipo bien establecido de que después de 1927 los partidarios de Trotsky en la URSS fueron derrotados y, por consiguiente, la atención de los investigadores se transfirió a sus actividades en el extranjero.
Varios investigadores contemporáneos, basándose tanto en materiales a nivel nacional como regional, cuestionan este punto de vista y demostrarían que las actividades de la Oposición de Izquierda continuaron en condiciones ilegales, incluso en los centros de detención [Broué; Gusev; Shabalin; Vakulenko]. Pero hasta hace poco, los datos sobre las actividades de la Oposición de Izquierda dentro de la URSS en el decenio de 1930 eran principalmente indirectos: materiales del Boletín de la Oposición, memorias, por ejemplo, un libro del famoso comunista yugoslavo Ante Ciliga, quien entre 1930 y 1935 estuvo preso en varias prisiones para presos políticos. Es posible suponer que se han conservado en archivos estatales varias fuentes sobre las actividades de la Oposición de Izquierda en la clandestinidad pero, en la mayoría de los casos, los investigadores no tienen acceso a ellas.
Como señala Alexei Gusev, el aislador político de Verjneuralsk, junto con los de Yaroslavl y Suzdal, fueron el centro de la vida ideológica de la Oposición después de ser derrotada por las fuerzas represivas. Basándose en los recuerdos de Ante Ciliga, que llegó al aislador político de Verjneuralsk en 1930, Gusev cuenta sobre la publicación del periódico Bolchevique-leninista en el aislador. Así es como Ciliga describe el periódico:
“¡Qué variedad de opiniones se presentaban aquí, qué libertad en cada artículo! ¡Qué pasión y apertura al considerar no solo los problemas teóricos y abstractos, sino también los temas más actuales! ¿Es todavía posible reformar el sistema por medios pacíficos o se requiere una rebelión armada, una nueva revolución? ¿Stalin es un traidor consciente o inconsciente? ¿Su política es de reacción o de contrarrevolución? ¿Es posible eliminarlo simplemente desplazando a la élite gobernante, o es necesaria una verdadera revolución? Todos los artículos fueron escritos con absoluta libertad, sin ningún tipo de ocultamiento, sus autores ponían todos los puntos sobre las íes, firmando –¡oh, horror!– con sus nombres completos” [Gusev, El estalinismo a través de los ojos de los trotskistas, p. 14].
Pero si antes los investigadores solo construían supuestos sobre el contenido de estas publicaciones, los CPPV permiten el acceso a las fuentes primarias.
Cronológicamente, los documentos fueron escritos en 1932-1933; los CPPV pueden formar parte de una colección más amplia de documentos, pero los textos previos no se han conservado o aún no han sido descubiertos. Dado que el descubrimiento en Verjneuralsk se hizo por accidente durante la reparación de la celda, es probable que se encuentren otros cuadernos.
Para describir este conjunto de textos, cabe señalar que, debido a las condiciones específicas de almacenamiento, parte de los cuadernos quedó gravemente dañada, por lo que en este momento es imposible determinar con exactitud el número de textos individuales. Preliminarmente se puede hablar de entre 30 y 35 documentos separados, la condición de unos 27 nos permite definirlos con confianza y trabajar con ellos. A partir de ellos es posible asignar un sub-corpus de textos que los propios autores designaron como “La crisis de la revolución y las tareas del proletariado”. Se trata de once cuadernos separados, dos de los cuales se han perdido, pero su título y contenido aproximado puede establecerse a partir de la lista de todos los documentos. Por lo tanto, el sub-corpus “La crisis de la revolución y las tareas del proletariado” incluye los siguientes textos: I. La línea estratégica de la revolución proletaria; II. Evolución de las relaciones de clase en la URSS; III. La situación mundial y la Internacional Comunista; IV. La economía estatal y perspectivas de su desarrollo; V. La posición de la clase trabajadora; VI. La agricultura; VII. La evolución del Estado soviético y el peligro del bonapartismo; VIII. El partido; IX. Tácticas y tareas de la oposición leninista; X. Programa de sugerencias prácticas; XI. Conclusión. ¡Contra el oportunismo! ¡Por la teoría y práctica revolucionarias de Marx y Lenin!
Este sub-corpus de textos es central en los cuadernos, porque es el programa de los “bolcheviques-leninistas”, en el que presentan sus propios puntos de vista sobre los principales aspectos de la política en el país y en el mundo. Este mismo hecho muestra que, incluso mientras estaban encarcelados en 1932, los representantes de la Oposición de Izquierda no consideraban que su posición estaba perdida, y veían algunas perspectivas en la continuación de la lucha política contra el estalinismo.
Antes de que se descubrieran los CPPV, las ideas sobre las formas alternativas de desarrollo de la URSS, que fueron desarrolladas por representantes de la Oposición de Izquierda, podían encontrarse en los materiales de León Trotsky y en publicaciones relacionadas, principalmente en el Boletín de la oposición. Cabe mencionar que algunos números de esta publicación también contienen información de la prisión de Verjneuralsk, lo cual indica la posibilidad de la existencia de comunicación entre los prisioneros y los emigrados.
La idea básica a partir de la cual los bolcheviques-leninistas construyeron su programa fue el concepto de revolución permanente. Esta teoría fue actualizada por León Trotsky, quien en 1929 escribió su libro La revolución permanente, publicado en 1930. El autor, polemizando con sus críticos, conceptualizó esta teoría y se opuso al régimen estalinista, denominándolo “socialismo nacional”. Basándose en el trabajo de León Trotsky, además de citar profusamente a Vladímir Lenin, los representantes de la Oposición de Izquierda de la prisión de Verjneuralsk señalan que, incluso después de la revolución socialista en Rusia, el país seguía existiendo en el marco de la división mundial del trabajo. Sobre esta base, creían que el concepto de construir el socialismo en un solo país, que se estableció en la URSS después de la lucha interna del partido en los años ‘20, era erróneo, porque era imposible satisfacer las necesidades nacionales dentro de un sistema cerrado y aislado. También era importante para los bolcheviques-leninistas la idea de que era imposible distinguir entre la política interior y la exterior. Creían que el desarrollo de la lucha de clases dentro del país estaba estrechamente vinculado al curso general de la lucha de clases internacional. Por lo tanto, las contradicciones se acumularían en un país aislado, lo que finalmente llevaría a su muerte. En otras palabras, el objetivo del Estado socialista no debe consistir en competir económicamente con los Estados capitalistas, sino luchar contra la burguesía mundial. Es necesario llevar la dictadura del proletariado al nivel internacional, no encerrarse en un país.
En este contexto, reviste interés la percepción que tenía la Oposición de Izquierda del sistema de explotaciones agrícolas colectivas koljoz. Según los “bolcheviques-leninistas”, la dirección de Stalin, en lugar de resolver los problemas de la aldea, la condujo al sistema de los [koljoz], definiéndolo a priori como un sistema socialista. Si los puntos de vista oficiales sobre las granjas colectivas se distinguían por el deseo de eliminar la estratificación social de la aldea y a los kulak (campesinos ricos) como clase, los documentos de los CPPV trazan la idea de que las granjas colectivas son una tapadera de las tendencias capitalistas, en las que los campesinos pobres son explotados por los campesinos ricos de las koljoz. Los bolcheviques-leninistas atribuían esta situación al hecho de que el “centralismo estalinista” necesitaba apoyo social, pero no lo encontraba en la clase obrera, y entonces se llevó a cabo la lucha contra los kulak. Entonces, desde el punto de vista de la Oposición de Izquierda, el “centralismo estalinista” estaba creando granjas colectivas tratando de conseguir el apoyo del campesino medio.
Según los “bolcheviques-leninistas”, la dependencia sobre los campesinos medios de los koljoz se debía a que los intereses de la burocracia y de la clase obrera chocaban entre sí. La teoría de la construcción del socialismo en un país respondía a las necesidades sociales de la burocracia soviética, que se estaba volviendo cada vez más conservadora en sus aspiraciones a un régimen nacional y requería la consagración final de la revolución. Esta es una idea interesante, ya que implicaba la existencia de distintos modelos de percepción de la Revolución de Octubre. La línea que se implementó en la URSS presuponía la formación del “mito fundacional”, donde se le daba un lugar central a la Revolución, ya que había dado por comenzada una nueva y verdadera historia. Pero este enfoque asumía que la Revolución era un proceso que ya se había completado, la base sobre la que se había construido la nueva sociedad soviética. La visión alternativa de los “bolcheviques-leninistas” era que la Revolución no podía concluir sino cuando se llegara a la victoria final. En este caso, la transformación de la revolución en un mito es la derrota de la revolución y el rechazo a continuar luchando. En esta percepción, la imagen de la Revolución pasa de ser un símbolo de liberación a ser un instrumento de control de la burocracia política.
¿Qué proponían entonces los “bolcheviques-leninistas” para superar la crisis? En 1932 veían dos caminos para el desarrollo del Estado soviético. En una de las variantes asumían que en la URSS habría una restauración burguesa, cuyo instrumento sería un golpe de Estado violento. Sin embargo, no quedaba claro quién, según la Oposición de Izquierda, sería el iniciador de este golpe: si la burocracia soviética regenerada, que buscara así consolidar su posición dominante, o los restos de la burguesía, que pudieran aprovechar la situación para vengarse. Pero la razón de este golpe de Estado sería la pérdida del apoyo de la población por parte del poder soviético.
El segundo escenario implicaba una restauración completa de la dictadura del proletariado. Así, la posición de los “bolcheviques-leninistas” daba cuenta de la crisis de la idea de la dictadura del proletariado, que podía terminar con la pérdida completa del poder de la clase obrera, o con la restauración de los principios que habían guiado los primeros años del poder soviético. Es importante señalar que la lucha para restaurar la dictadura del proletariado era descripta como política. Es decir, el principal medio era la reforma y la depuración, y no la toma violenta del poder y el desplazamiento de la dirección del país.
Los cambios políticos también debían conducir a cambios en la esfera económica. Los “bolcheviques-leninistas” creían que para mantener el poder soviético los campesinos debían restablecer su confianza en el Estado, que se había visto socavada por el aventurerismo en la industria y la agricultura. La economía estatal no solo debía basarse en la industria desarrollada, sino que también debía desempeñar el papel de un vínculo [smychka] entre la ciudad y el campo. Al mismo tiempo, el desarrollo de la agricultura y la industria debía ser equilibrado. Si bien reconocían el papel rector del Estado como regulador, creían que también debían utilizarse los mecanismos del mercado frente a la regulación prevista. Así, en 1932, los bolcheviques-leninistas se oponían a la política de Stalin de industrialización y colectivización forzosas planteando un retorno a la NEP. Tal vez no en toda su extensión, pero veían a la NEP como una forma de preservar la unidad de los trabajadores y los campesinos. Esa opinión muestra que la visión de los representantes de la Oposición de Izquierda como partidarios de la industrialización radical y en gran escala y en muchos sentidos es estereotipada. Es importante señalar que el retorno de la NEP implicaba solo el componente económico; los métodos de mercado deberían estar bajo el control estricto del proletariado. Era el partido y el proletariado los que tenían que decidir por dónde pasaban los límites de las relaciones de mercado. En tal situación, los campesinos, al ser sujetos de relaciones económicas, en el campo de la política se percibían solo como objetos.
En esta situación, el centralismo estalinista, según los "bolcheviques-leninistas", contribuía con las ansias de venganza de la burguesía luchando contra la Oposición de Izquierda. Los “bolcheviques-leninistas” veían la situación en el país todavía como un campo de lucha entre el proletariado y la burguesía. Desde esta perspectiva, la principal amenaza no era el sistema de Stalin: a juzgar por los documentos disponibles, no veían una perspectiva a largo plazo para el régimen de poder personal de Stalin, aunque lo percibían como una cierta tendencia mundial. La principal amenaza que veían era el termidor burgués, al cual el socialismo nacional le estaba allanando el camino.
El análisis de la posición de los "bolcheviques-leninistas" sobre los problemas clave del desarrollo del país planteaba una cuestión importante: ¿cómo planeaban los autores encarcelados de los CPPV empezar a reformar el sistema soviético y evitar así la venganza de la burguesía? Lo que, a su vez, hace que uno se pregunte a quiénes estaban dirigidos los textos. ¿Los "bolcheviques-leninistas" se veían a sí mismos al igual que los revolucionarios de principios del siglo XX que, desde la cárcel, habían hecho planes para derrocar el régimen zarista? ¿Cuánto creían en la posibilidad de realizar sus propios planes? Parece posible identificar dos motivaciones en la escritura de los CPPV. Por un lado, jugaban el papel del "punto de reunión" de la parte identificada de los prisioneros del centro de detención política de Verjneuralsk. Estando detenidas, en condiciones de derrota política, estas personas se apoyaban así dentro de un cierto grupo que no solo buscaba la supervivencia física en la situación de detención, sino que de esta manera veía así una razón más significativa para su existencia. Se podría considerar el trabajo para escribir los cuadernos como una herramienta para superar la crisis de la Oposición. Por otro lado, muchos de los prisioneros habían tenido la experiencia de pasar por las prisiones zaristas. Además, la relativa indulgencia hacia los opositores políticos a principios de la década de 1930 permitió a los "bolcheviques-leninistas" contar con su programa político en el contexto de la crisis, tanto en el país como en el extranjero que, además, se volvería relevante y serviría como base para un retorno a la dictadura del proletariado y la construcción del genuino socialismo.
Artículo original: A. A. Фокин, Альтернативный советский проект в документах "большевиков-ленинцев".
Traducción: Guillermo Iturbide
Bibliografía:
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Pierre Broué, “Party Opposition to Stalin (1930–1932) and the First Moscow Trial” // John W. Strong (Ed.). Essays on Revolutionary Culture and Stalinism. Slavica Publishers, 1990. P. 98–111.
Ante Ciliga, Dix ans au pays du mensonge déconcertant / Аnte Ciliga. Paris, 1977.
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