La multinacional química con sede en EEUU tiene un largo historia de contaminación, desastres naturales, además de las enfermedades y prácticas anti-sindicales que sufren sus trabajadores.
Jueves 27 de abril de 2017
"En su primera jornada de actividad en Estados Unidos, el presidente Mauricio Macri recorrió hoy la planta de Dow Chemical Company ubicada en Houston. Según se informó oficialmente, durante la visita a la planta Macri habló de la posibilidad de "garantizar el aprovisionamiento de gas a partir de Vaca Muerta para poder aumentar y desarrollar sus proyectos en la Argentina".
Así comienza la noticia difundida a más no poder por las usinas oficiales. Con el flamante convenio petrolero flexibilizado y promesas de beneficios bajo el brazo, Macri se reunió con los reyes del “oro negro” que atienden en Houston. Lo acompañaba el dirigente petrolero, Guillermo Pereyra.
Sobresalió el encuentro con Earl Shipp, vicepresidente de Operaciones de la Costa del Golfo de Dow Chemical.
Repasemos brevemente el historial de la megaempresa a la que Macri quiere seducir para que haga nuevos negocios en Argentina.
Dow comenzó a operar en 1897, con sede en Midland (EEUU), pero pronto se extendió a los 5 continentes. Hoy es una de las químicas más grandes del mundo. La construcción de su poderoso emporio estuvo plagado de desastres naturales y víctimas.
Una de sus primeros “aportes” a la humanidad fue la producción de una mezcla de herbicidas (2,4-D y 2,4,5-T), conocido como Agente Naranja. Entre 1962 y 1970, aviones estadounidenses arrojaron ese poderoso defoliante sobre los bosques de Vietnam, como parte de su ofensiva imperialista. Más de 3 millones de vietnamitas fueron brutalmente afectados por la “guerra química”: muertos, mutilados, deformados. Cinco décadas después del fin de la guerra, aún nacen niños con deformidades terribles. En su momento Dow se justificó diciendo que “se siguieron órdenes del gobierno”.
Se ha demostrado además que Dow ha afectado el medio ambiente en muchos de los países donde tiene sus plantas. La lista es interminable, pero los estados de Ontario y Michigan demandaron a la empresa por la contaminación de sus ríos con mercurio. También ha debido asumir responsabilidades por los derrames de Lorsban, un químico altamente contaminante, en la bahía de Cartagena (Colombia), o la contaminación de campos y trabajadores bananeros en Nicaragüa con su producto Fumazone.
Porque los pobladores y los trabajadores químicos y agrícolas han sido de los más afectados por Dow. Por explosiones, como la ocurrida en Pittsburgh (1979) peor también por el cáncer que sufrieron muchos de sus trabajadores en Texas (1980).
Pocos elementos para defender sus vidas tenían esos trabajadores. Otra de las características de Dow Chemical ha sido su persistente política anti-sindical. Según las confederaciones sindicales estadounidenses, en 1967 los sindicatos representaban a casi todos los trabajadores de producción de Dow, pero desde entonces la empresas inició una "injustificable campaña para deshacerse de los sindicatos."
Esa práctica nos lleva hasta la Argentina, donde según la propia empresa explica “formamos parte de Dow Argentina 3.800 personas (1.500 directos y 2.300 contratistas) quienes generamos insumos productivos para 18 sectores industriales”.
Para nuestro país corre, lógicamente, lo mismo que para el resto del mundo.
Por un lado, con la producción de químicos para la agroindustria y otras áreas muy cuestionados por organizaciones ambientales. También con sus peligrosas actividades, que por ejemplo llevaron a la explosión de una de sus plantas en Bahía Blanca en 2015. La situación de sus trabajadores no escapa a su tradición. En Capitán Bermúdez, una de las localidades donde la empresa tiene plantas, el trabajador que pretendió ser el primer afiliado al gremio de los químicos (Sutraquip) en cuarenta años de Dow Chemical en el lugar, fue despedido por la empresa al enterarse. Hace poco, una reunión latinoamericana de sindicatos químicos, denunció que en su planta fabril de Puerto General San Martín (Santa Fe) Dow impide a los trabajadores sindicalizarse al SOEPU.
Otro de los perseguidos por Dow y las empresas del Polo Petroquímico de Bahía Blanca fue Mauro Vargas, que había trabajado cuatro años como contratado por esa empresa. Una de las cosas que denunciaba era que de su plantel de 1160 trabajadores del complejo, la mitad estaba tercerizado, muchos de ellos bajo el convenio de la UOCRA, con bajísimos salarios y malas condiciones de seguridad e higiene laboral.
Pero Dow siempre fue bienvenida por los gobiernos de turno, por eso desde 2013 tiene inversiones en Vaca Muerta y Daniel Scioli la había puesto de modelo de su proyecto de inversiones en la campaña electoral.
Hoy Macri quiere seducirla para aumentar su participación en el saqueo de nuestros recursos y la explotación de la clase trabajadora.