Entre amenazas de despido y una campaña de temor por parte del gobierno federal, este 14 y 15 de noviembre comenzaron a realizarse finalmente las evaluaciones.
Miércoles 18 de noviembre de 2015
Las mismas se dan en un clima signado también por imposiciones a firmar la aceptación voluntaria, persecución en las escuelas, obligatoriedad a los activistas de la disidencia a evaluar a sus compañeros; con sobrecarga administrativa, con presos como muestra de castigo y una débil organización para enfrentar este ataque.
Una vez más, la ofensiva del gobierno ha encontrado resistencia del magisterio en varias zonas combativas del país que se hace eco de nuestro coraje, ya que somos cientos de miles los docentes que opinamos que esta evaluación representa una amenaza a la estabilidad laboral para quienes integramos el sistema educativo y la destrucción de la Educación de nuestro pueblo.
Para seguir imponiendo gradualmente las evaluaciones con la coerción, el gobierno difirió los exámenes en varios estados del país. Esto es un giro táctico, ya que para avanzar sobre los estados o ciudades menos organizados pero que también rechazan y resisten la reforma, postergó la evaluación en los sectores más combativos como Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Querétaro, Nuevo León y Veracruz
El derechista Diario Milenio, se erige como vocero oficial y proclama como exitosa esta escala de las evaluaciones. Sin embargo, para ello, tiene que soslayar la fuerte resistencia que esta imposición encuentra en el magisterio de nuevos estados que se suman a esta lucha como Sinaloa, Zacatecas y Nuevo León; lo que muestra que pese al durísimo ataque, existe en sectores de trabajadores un espíritu de combatividad que está dispuesto a luchar contra este avasallamiento a la Educación Pública.
Sin embargo, ese estado de ánimo no puede expresarse igual en el conjunto de los maestros y maestras, y si bien el coraje y las ganas de luchar es generalizada, pesan mucho sobre ellos los despidos ya realizados a quienes se resistieron y las detenciones de nuestros compañeros dirigentes.
Y es que, ante tal ataque contra el sector magisterial, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha convocado a “mantenerse en la resistencia organizada y en la desobediencia civil pacífica”, proponiendo, a nuestro parecer, una política que no apunta a revertir el temor impuesto por las autoridades a aquellos compañeros que quieren pelear contra estas imposiciones. Y si bien podemos dudar de las cifras del gobierno sobre los maestros que acudieron a las evaluaciones, no podemos negar que ante la impotencia de no poder negarse a subir las evidencias por el temor al directo despido, muchos han tenido que soportar esta imposición.
Desde la Agrupación Nuestra Clase opinamos que, si bien para muchos honestos y combativos compañeros de base, el planteamiento pacifico que propone la dirección de la CNTE puede ser una necesidad táctica respecto a la satanización del movimiento como “violento” y “radical”, nosotros creemos que es parte de una estrategia política que no responde hoy a la altura del ataque que el gobierno y el régimen nos está propinando, pues no permite potenciar la combatividad de los sectores que más arriba mencionamos.
Y es que estamos ante una guerra en marcha contra el magisterio, con la que buscan imponerle una derrota histórica a la CNTE, asestando así un golpe estratégico al conjunto de la clase trabajadora, para imponer una estabilidad reaccionaria y avanzar con sus planes de hambre y miseria.
Necesitamos una política para triunfar
Pero no es que la CNTE no luche, de hecho es el sector de trabajadores que más ha resistido los planes del gobierno, el más activo –entre el sindicalismo opositor- en el movimiento por Ayotzinapa y la vanguardia contra el desvío electoral del 7 de junio. ¿Por qué entonces, a pesar de tantas luchas dadas, el magisterio no ha podido vencer?
Si bien entendemos y coincidimos con que hay que utilizar todas las vias (incluso las legales) opinamos que la lucha no debe ser centralmente bajo los mecanismos que impone el gobierno, ni se puede confiar en que las instituciones, como la Corte de Justicia, podrían fallar a favor de los trabajadores. Ya tuvimos el ejemplo con la Ley del ISSSTE, del Seguro Social y del SME entre otros, donde se llevó a esas heroicas luchas a confiar en amparos y medidas judiciales que resultaron impotentes para enfrentar los grandes retos que imponían esos ataques. Muestra de esto es que el pasado 2 de julio la Suprema Corte rechazó los amparos presentados por maestros contra la reforma educativa, y según nos relata La Jornada "prácticamente sin discusión se negaron los amparos en menos de 35 minutos".
Por eso, opinamos que la consigna dada de “no subir evidencias” y “no presentar el examen”, así como “la ruta jurídica” que propone la CNTE, debe estar acompañada de un enorme respaldo de los maestros organizados, movilizándose contra la represión, y el mismo apoyo debe de garantizarse para evitar los despidos de nuestros compañeros y compañeras; pero, junto con esto, para enfrentar la magnitud de este ataque, el magisterio debe unirse al resto de los sectores de trabajadores que conforman la educación en nuestro país y a las organizaciones y sindicatos opositores, con los que nos unifican, de echo, los duros golpes que el gobierno priista y el régimen nos están propinando.
La CNTE debe convocarlos para fortalecer nuestra lucha por tirar abajo la reforma educativa y por la defensa de la Educación Pública y junto a ellos levantar en las calles las demandas más sentidas contra este gobierno autoritario.
En este sentido, creemos que en la pasada Asamblea Nacional Representativa Ampliada –ANRA- del 8/11 se dio un paso importante al reconocer que la CNTE no podrá por si sola echar atrás la reforma educativa, de donde se desprende que la magnitud del ataque hace indispensable la unidad con nuestros hermanos de clase.
Creemos que la defensa efectiva de nuestras demandas y la libertad de nuestros presos políticos sólo puede darse -antes que buscando el diálogo con el gobierno que está empeñado en derrotarnos-, mediante la movilización de miles en las calles y un plan de acción unificado para ir construyendo un paro nacional de todo el sector educativo, que tire abajo la nefasta reforma educativa, es decir, mediante una estrategia basada en la independencia de clase.
Estas aportaciones de la Agrupación Magisterial Nuestra Clase están puestas sobre la mesa de un debate fraterno que vemos necesario para armar a nuestros compañeros y compañeras con una estrategia para vencer a un Estado que nos persigue, nos criminaliza y encarcela al luchar por nuestros derechos, y nos intenta quitar lo poco (o mucho) que hemos ganado con todos estos años de lucha.
Ver nuestros fundamentos y la moción presentada en el ANR del 8/11/15 aquí