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Red Internacional
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Migrantes. Duras condiciones de vida para las trabajadoras mexicanas en Estados Unidos

Según un reciente estudio realizado por la CONAPO, la migración de mujeres trabajadoras hacia el vecino del norte ha aumentado dramáticamente desde 1970. El estudio muestra que la inserción laboral de las mexicanas está íntimamente ligada a los roles de género tradicionales y que se enfrentan a profundas desventajas respecto a otros grupos de mujeres.

Martes 6 de diciembre de 2016 03:32

Según un reciente estudio realizado por la CONAPO, la migración de mujeres trabajadoras hacia el vecino del norte ha aumentado dramáticamente desde 1970. El estudio muestra que la inserción laboral de las mexicanas está íntimamente ligada a los roles de género tradicionales y que se enfrentan a profundas desventajas respecto a otros grupos de mujeres.

De acuerdo al estudio “La migración femenina mexicana a Estados Unidos. Tendencias actuales” realizado por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), a 2012 había alrededor de 11.9 millones de mexicanos en los Estados Unidos, que representan el 3.8% del total de la población y el 28% de la población inmigrante en el país vecino.

El estudio señala que hay una creciente demanda de mano de obra migrante por parte de la economía estadounidense, la cual ha reconfigurado el patrón migratorio hacia un carácter más permanente y que se enmarca en la larga tradición migratoria entre México y Estados Unidos. Esto se debe entre otros factores, a las repetidas crisis económicas en México –cuya economía esta integrada y depende de la estadounidense-, así como a los efectos no esperados de las políticas migratorias del vecino del norte.

En 2012, la mano de obra mexicana inmigrante en Estados Unidos representó el 5.2% del total de la fuerza laboral, es decir 7.7 millones de trabajadores y trabajadoras que generan nada más y nada menos, que el 11% del Producto Interno Bruto (PIB) del gigante imperialista. Destaca el aumento de las mexicanas que migran hacia el norte en búsqueda de trabajo, para quienes la inserción laboral está marcada por los roles de género tradicionales y las brechas entre grupos raciales, siendo las mujeres mexicanas de los sectores inmigrantes con peores salarios y duras condiciones de vida.

Duras condiciones para trabajadoras mexicanas en EEUU

En 2012 había alrededor de 5.5 millones de mujeres mexicanas en Estados Unidos es decir, 46% de la población mexicana y 3.5% del total de la población femenina en dicho país. La edad promedio de estas mujeres es de 40 años, la mayoría de ellas en edades productivas y reproductivas (44% tienen entre 18 y 39 años).

De un total de 4.7 millones de hogares mexicanos en Estados Unidos, el 44%, es decir 2.1 millones son encabezados por mujeres. Esto es casi el doble de los hogares dirigidos por mujeres en México (el 24.5% en 2010), lo cual indica un fortalecimiento en la tendencia hacia el rol más activo de las mujeres mexicanas en los procesos migratorios; así como el importante peso que tienen, al ser trabajadoras y reproductoras de la fuerza en trabajo en el corazón del imperialismo estadounidense.

La baja escolaridad de las mexicanas es una característica que las distingue de otros grupos de inmigrantes: 6 de cada 10 mexicanas no concluyeron el nivel medio superior. A esto se suma su difícil situación legal, puesto que el 72% de mujeres –y hombres- mexicanos no cuenta con la ciudadanía norteamericana, a pesar de tener más de 5 años de residencia y pagar impuestos -por consumo o directamente de sus salarios-.

El estudio también revela una importante brecha salarial entre las migrantes mexicanas con respecto a otros grupos de mujeres. En las ocupaciones manuales de baja calificación, las trabajadoras mexicanas ganan alrededor de 22 mil dólares al año, en contraste con los 39 mil dólares anuales de las mujeres nativas blancas o las inmigrantes de otras regiones.
Nativa y extranjera ¡la misma clase obrera!

La suma de las desigualdades y adversidades que viven a diario las mujeres migrantes y mexicanas en el gigante del norte, las convierte en presas fáciles de la precarización y la principal fuente de mano de obra barata para las insaciables trasnacionales imperialistas. Las poíticas racistas, machistas y xenofóbas perpetradas desde hace años por los partidos demócratas y republicanos, mantienen a la tercera parte de las mexicanas en ese país, esté en condición de pobreza.

Nada bueno pueden esperar las trabajadoras mexicanas en ambos lados del Río Bravo, por parte del gobierno del magnate y misógino Donald Trump. Tampoco sus interéses de clase estaban representados en la candidatura democráta de Hillary Clinton, responsable del asesinato de miles de mujeres y niños en las intervensiones en Siria y Medio Oriente, así como de la estrategía de militarización que en México ha cobrado la vida de más de 160 mil personas y más de 23 mil desplazados por la violencia.

Es la fuerza de las mujeres trabajadoras las que a diario generan ganancias multimillonarias en los sectores agrícolas, industriales, de ventas y servicios. Sin importar su nacionalidad, origen étnico o racial, trabajan de sol a sol desde San Quintín y Ciudad Juárez, hasta California y Texas. Son estas mujeres, las que nutren por miles los trabajos más precarios y peor pagados, sin estabilidad laboral ni seguridad social. Son ellas las que tiene que administrar las miserias que pagan los capitalistas, hacer malabares para llegar a fin de mes y sacar con muchos sacrificios a sus familias adelante.

En las mujeres jóvenes, jefas de familia, migrantes y trabajdoras es donde radica la fuerza para enfretar los abusos de los empresarios y los gobiernos en ambos lados de la frontera. Sin importar el género, raza, etnía o nacionalidad; formamos parte de la enorme e imponente clase obrera que día a día, mueve los engranes de la potencia imperialista más importante del mundo.