El gobierno de EE.UU. dio un nuevo paso en el ataque a los inmigrantes, ya que ni siquiera respetó a los soldados que están a su servicio. Estos fueron sacados del ejército para no darles la naturalización.
Sábado 7 de julio de 2018
Reclutas y reservistas del ejército de EE.UU. están siendo dados de baja de forma repentina de acuerdo con información de The Associated Presss, no se tiene la información del número exacto de expulsados de las filas castrenses sólo se cuenta la denuncia de 40 de ellos, pero este no es el número definitivo. Algo que han denunciado estos ex militares es que no se les notificó la razón por la cual fueron dados de baja de las fuerzas armadas, lo único que se tiene con precisión es que eran inmigrantes.
Estas personas se enrolaron en el programa de reclutamiento especial para poder alcanzar la ciudadanía, pero ahora los sacan sin mayor explicación, dicha medida pone en riesgo e incertidumbre su situación legal. Otros ex soldados declararon que se enteraron de que habían sido catalogados como peligro a la seguridad nacional por tener familiares en el extranjero.
Por su parte el alto mando del Ejército y el Pentágono se negaron a dar información al respecto, argumentando que existe un litigio en curso y que por dicha razón no pueden dar declaraciones.
Todos estos soldados inmigrantes cumplieron con una serie de requisitos solicitados por el gobierno estadounidense, el cual era tener un status legal como era poseer una visa (de estudiante por ejemplo) para poder enrolarse. En el 2016, más de 5 mil inmigrantes se enrolaron y un estimado de 10 mil sirve actualmente en las fuerzas armadas del gigante del norte, como es el ejército, la marina y la fuerza aérea.
El procedimiento de naturalización consiste en que los recién enlistados necesitan haber cumplido con un “servicio honorable”, el cual era concedido después de algunos días en el campo de entrenamiento, y ahí estuvo el meollo del problema, ya que a varios de ellos se les aplazó su entrenamiento para evitar que lograrán la ciudadanía. Todo esto a pesar de tener contrato y de haber jurado lealtad a las fuerzas castrenses, haber asistido a simulacros, recibido salario y capacitación. Así, las expectativas de naturalización no se cumplieron.
Los inmigrantes como carne de cañón
Los inmigrantes han nutrido al Ejército de EE.UU. desde 1775, han participado en diversos conflictos bélicos como han sido la independencia de las Trece colonias, la Guerra civil, la Guerra contra México y en todos los combates que el imperialismo tuvo durante el siglo XX. En la historia más reciente, a inicios de este siglo, EE.UU. inició la llamadas guerras contra el terrorismo, que culminaron con la invasión de Afganistán e Irak, en ese entonces, existía una fuerte presencia de inmigrantes en las fuerzas invasoras.
En estas últimas guerras que tuvo el imperialismo norteamericano los inmigrantes de origen latinoamericano fueron fundamentales para engrosar la fuerza militar, ya que ante la necesidad de estos por obtener la ciudadanía y el requerimiento de efectivos en las filas del imperialismo estos estuvieron en las tropas y eran más baratos para ser carne de cañón.
Pero ahora en el contexto actual, donde al parecer ya no son útiles los echan sin el más mínimo reparo o consideración, lo cual refleja en cierta medida la política de persecución hacia los trabajadores inmigrantes en la economía estadounidense.
Neoliberalismo: Muerte en las fábricas y en los campos de batalla
Las políticas neoliberales que las grandes multinacionales impulsaron mediante la fuerza de su Estado, se encarnaron en el Consenso de Washington, donde pactaron un nuevo proceso de expoliación de los países sometidos bajo su órbita. Esto implicó también la salida de miles de personas de sus respectivos países para viajar a EE.UU. en busca de trabajo, como mano de obra barata.
Así, el imperialismo se alimentó de esta mano de obra para incrementar su fuerza, tanto en sus industrias como en su ejército, pero ahora que la crisis capitalista ha socavado su propia estabilidad, trata de descargar esa crisis sobre los trabajadores, tanto de su propio país, como de los países en situación semi-colonial y por supuesto en los inmigrantes.
Pero Trump no es el primero en incurrir en dicha práctica, la administración de Clinton, Bush y Obama tuvieron una política parecida contra los veteranos de guerra, desde 1996 la Ley de Reforma de Inmigración Legal y Responsabilidad de Inmigración, aprobada por el propio Bill Clinton, amplió el número de causas por las que una persona puede ser deportada.
Así, hay que tener en cuenta que los soldados con frecuencia regresaban traumatizados física y mentalmente de esos conflictos, y eran propensos a cometer faltas que los llevaban a ser sacados de EE.UU.
Estos gobiernos en vez de rehabilitarlos decidieron deportarlos, de esa manera convirtieron delitos que antes se consideraban menores en graves, como el robo, la evasión fiscal o la posesión de pequeñas cantidades de droga usándolos como pretextos para poder deshacerse de ellos. De esa manera eran juzgados dos veces por el mismo delito, primero encarcelados y luego deportados, además de que las familias de estos también llegaban a ser deportadas.
Una manera perversa de los amos imperialistas de negarles la nacionalidad que se habían "ganado", después de haber sido obligarlos a cometer los crímenes más atroces en nombre de la democracia imperialista.