El Primer Encuentro de Feminismos del Frente Amplio resolvió proponer a la fuerza política definirse como feminista. ¿Puede serlo realmente? ¿Qué tipo de feminismo es el que nos proponen?
Lunes 21 de agosto de 2023
El último fin de semana de julio se desarrolló el Primer Encuentro de Feminismos del Frente Amplio. Entre sus principales resoluciones, se destaca la intención de que esta coalición se declare feminista. Sin embargo, esta definición concentra una serie de problemas que intentaremos desarrollar en esta nota.
¿El Frente Amplio puede definirse feminista?
Para que esto suceda, se deberá dar un debate interno al interior de la coalición, que no será fácil debido a la presencia de sectores que en diversas oportunidades se han manifestado contrarios a los derechos de las mujeres, como es el caso del actual intendente de Salto Andrés Lima, quien se opusiera en su momento a la despenalización del aborto.
El FA y la cuestión de género
No podemos dejar de reconocer que la llamada “agenda de derechos” ha sido canalizada en cierta medida durante los gobiernos del FA. Esto coincidió con la emergencia de un movimiento de mujeres – de características internacionales – que instaló los principales debates sobre la violencia hacia la mujer, el respeto al cuerpo de las mujeres, las tareas domésticas y otras temáticas. Pero la forma de resolver estas demandas desde el Frente Amplio en el gobierno no siempre coincidió con las aspiraciones del movimiento de mujeres organizado.
La actual ley de interrupción voluntaria del embarazo – que inicialmente fuera vetada por Tabaré Vázquez – fue criticada en su momento desde distintas colectivas y organizaciones de mujeres por su visión un tanto “tutelar” hacia las mujeres, debido a que la ley obliga a explicar las causas que motivan la intención de abortar, “invita” a reflexionar unos días, además de que habilita la objeción de conciencia no solo del personal médico sino de instituciones prestadoras de servicios de salud enteras.
En cuanto a la ley integral de violencia basada en género sancionada bajo los gobiernos frenteamplistas, la misma fue altamente esperada y festejada por todas nosotras, ya que se trataba de una ley urgente y necesaria, que propone mayores dispositivos para la atención a mujeres en situación de violencia y un abordaje integral de la misma. Sin embargo, al día de hoy no tiene casi presupuesto para ser implementada.
Así también sucedió con la también esperada ley trans, que regula una pensión muy mínima para aquellas personas que cumplan con los requisitos, y sigue sin resolver la demanda de trabajo genuino, ya que ni el ámbito público respeta el cupo trans ni el ámbito privado está obligado a hacerlo.
De la misma manera que la cuota afrodescendiente para los llamados públicos no se cumple en la mayoría de los entes y ministerios.
Sin desconocer que las leyes sancionadas – podemos incluir también el matrimonio igualitario o el sistema de cuidados – son efectivamente un logro, y una conquista conseguida centralmente por la lucha histórica de todos estos sectores por el reconocimiento de sus derechos. Estas leyes intentan mitigar las inequidades más groseras generadas por el sistema capitalista y patriarcal, aunque no pueden solucionar las desigualdades estructurales.
¿Qué feminismo nos proponen?
El Frente Amplio se ha caracterizado por promover un feminismo institucional, ligado a la conformación de organizaciones de la sociedad civil – en muchas ocasiones ligadas al estado – que se dedican a seguir el cumplimiento de las leyes, a realizar monitoreos y confeccionar estadísticas de violencia de género, entre otras tareas. Este feminismo en general está financiado por organismos internacionales, o por el propio estado uruguayo. Es un feminismo que, en última instancia, administra los recursos disponibles, pero que, a nuestro humilde entender, de ninguna manera cuestiona las causas estructurales que generan nuestra opresión y explotación.
Luego de 3 períodos de gobierno frenteamplista, aún sigue pendiente el problema de la desigualdad salarial, o la precarización laboral en las mujeres, o los niveles de feminización de la pobreza. También persiste el acoso sexual y laboral, la cosificación de nuestros cuerpos y la cultura de la violación. Pero todas estas cuestiones son imposibles de resolver si no cuestionamos profundamente las bases estructurales del patriarcado y del capitalismo, porque de ahí parte nuestra opresión y diferenciación social. Nada conseguiremos si pretendemos gestionar el estado (burgués) conciliando intereses antagónicos como los de los empresarios y las trabajadoras y trabajadores. La mera administración de los resortes del estado no cambia el contenido de clase del mismo.
Por tanto, las ideas ampliamente extendidas del Frente Amplio de administrar responsablemente los recursos del estado, o de humanizar el capitalismo, terminan en saco roto cuando se benefician a empresarios como los dueños de Fripur – que estafaron al Estado y despidieron a cientos de mujeres trabajadoras, la mayoría jefas de hogar. O cuando se emparentan con el empresario López Mena, conocido por sus prácticas antisindicales y su ensañamiento con las mujeres trabajadoras que se organizan y reclaman por sus derechos. O cuando permiten y favorecen el extractivismo y la venta de nuestros territorios, como sucedió con UPM.
El feminismo institucional y reformista que nos proponen tiene como pilar fundamental luchar por reformas y mejoras en la accesibilidad a los derechos dentro del capitalismo, pero nunca cuestionarlo, así como tampoco a las profundas estructuras patriarcales que lo alimentan.
Ya hemos polemizado aquí con la postura del PIT-CNT frente al 8M pasado, donde proponía un feminismo de clase antirracista y anticapitalista, sin proponerse conformar una fuerza revolucionaria que pretenda destruir este sistema social tan regresivo y construir otro.
¡Por un Feminismo Socialista!
El feminismo que creemos que debemos construir parte de reconocer las imbricaciones que se establecen entre la explotación de clase y la opresión de género, sumadas al conjunto de las opresiones (étnico-raciales, culturales, sexuales, etc.).
Para nosotras el género nos une, pero la clase nos separa. Así, no consideramos que mujeres como Argimón o Laura Raffo sean nuestras aliadas solo por tener vagina. Consideramos que nuestros aliados se encuentran en los sectores que salen a pelear por sus derechos, los sectores más postergados, los pueblos originarios, los movimientos en defensa de los bienes comunes naturales, el movimiento estudiantil combativo, y los sectores de trabajadores y trabajadoras organizadas que enfrentan todos los días el despotismo patronal y la complicidad estatal.
Sabiendo que tenemos que combatir el machismo, la misoginia y la homolesbotrasfobia al interior de las filas trabajadoras, pensamos que forma de conseguirlo es la organización de la mujer trabajadora al interior de los sindicatos, donde entre todas nos reconozcamos, tomemos fuerza, nos hagamos respetar, y luchemos a la par y en la primera línea por una sociedad que merezca ser vivida, y no por migajas dentro de un sistema miserable.
Porque como decimos nosotras, ¡luchamos por el pan y también por las rosas!