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Red Internacional
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Siempre no. Ebrard permanece en MORENA

Esta decisión, en boca del ex canciller, se da por la respuesta a la impugnación de resultados que procedió por medio del Tribunal Electoral.

Miércoles 15 de noviembre de 2023

Después de la encuesta interna de Morena para definir su candidatura presidencial, realizada el 6 de septiembre de este año, en donde resultó ganadora Claudia Sheinbaum, el destino de Marcelo Ebrard se tornó incierto. Desde el desarrollo de la contienda Ebrard, junto con otros candidatos como Gerardo Fernández Noroña —aunque este último no comparta la posición anti Claudia Sheinbaum mostrada por el ex Canciller—, denunció que había irregularidades en el proceso interno.

Con el resultado de la encuesta, Ebrard —que no se presentó al anuncio de los resultados para deslegitimar así dicho acto— denunció que el proceso habría tenido irregularidades, como no dejar entrar a su equipo al sitio donde se hacía el conteo de las encuestas.

Dio una conferencia en la que mostraba su inconformidad con los resultados y presentó “El Camino de México”, un sector de Morena marcelista formado por diputados y senadores que estaba dispuesto a seguirlo. Se anunció también una gira por la república en la que buscaría hablar con sus simpatizantes, en un intento de acopio de fuerzas que presionara a la dirección morenista.

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Durante este proceso surgieron muchos rumores: la primera posibilidad de la que se habló fue la salida de Ebrard de Morena, junto con todos sus allegados, lo que sin duda hubiera implicado un golpe para el partido guinda.

Previniendo esto, Marko Cortés, dirigente del PAN, lo invitó a formar parte del alicaído Frente Amplio por México y la dirigencia de Movimiento Ciudadano le ofreció ser su candidato presidencial.

¿Qué decidió Ebrard?

Después de unos meses de mutismo y una gira incompleta, Marcelo Ebrard apareció en la escena política con una conferencia de prensa en la que afirmaba que, después de un par de reuniones y negociaciones con Sheinbaum, había decidido quedarse en Morena: “No voy a cambiar mis convicciones, ni voy a cambiar de partido, ni voy a dejar de luchar”. Sin embargo, sí se presentó a sí mismo como la segunda fuerza interna de Morena.

Esta decisión, en boca del ex canciller, se da por la respuesta a la impugnación de resultados que procedió por medio de Tribunal Electoral, pues Mario Delgado, dirigente de Morena, negó las irregularidades e instó a Ebrard a quedarse dentro del partido. Llamadas similares fueron realizadas por Sheinbaum y el propio AMLO.

Ante los cuestionamientos sobre los encuentros privados con Sheinbaum, que dieron como resultado esta decisión, Ebrard puso por delante el reconocimiento por parte de Morena de las irregularidades del proceso, así como la voluntad de sancionar a los responsables, si bien no se repetiría el proceso.

Sin embargo, en una jugada tendiente a deslegitimar estas afirmaciones, la candidata oficial del Morena a la presidencia del país, salió a desmentirlo categóricamente afirmando que Marcelo no es la “segunda fuerza” en el Morena, y que en ese partido no existen “tribus” o corrientes como sí sucedió en el PRD donde primó el reparto de cuotas de poder. Con esto, la dirigente más cercana a AMLO dejó claro que no permitirá piedras en el camino a su rol como dirigente del partido y a una eventual presidencia del país.

No hay ruptura, por ahora

Durante su discurso fue muy notorio el distanciamiento con Mario Delgado, quien ha sido su amigo durante años. Si bien la resolución a la inconformidad del ex pre candidato a la presidencia debería ser atendida por Delgado, quedó muy claro que el único dialogo se mantuvo con la ex jefa de gobierno (aunque el presidente del Morena no acuerde con algunos puntos discutidos entre la candidata presidencial y desfavorecido aspirante).

Ebrard expresó que la resolución era un golpe al equipo de Mario Delgado, lo que daba muestra de lo debilitado que se encontraría el presidente nacional de Morena: “Toda la versión era que todo estaba perfecto, pues por eso salió hoy Mario Delgado a decir que ‘no, no, no. No me importa’. Porque es una derrota para su línea política. Esto es una derrota.”

La relación entre Mario Delgado y Marcelo Ebrard comenzó a deteriorarse públicamente cuando el ex canciller denunció las irregularidades del proceso interno de selección de candidato para la jefatura de gobierno de la CDMX. Delgado dijo que no había irregularidades y que todo el proceso era transparente. Cuando se anunciaron los resultados también defendió la elección de Sheinbaum como candidata y aseguró, nuevamente, que no habían ocurrido irregularidades en el proceso.

¿Por qué decidió quedarse Ebrard?

Las acciones tomadas por Ebrard van más allá de un capricho político. Durante años fue fiel seguidor de AMLO y siempre de mostró como un candidato fuerte para la presidencia. Pero la figura de Claudia Sheinbaum -que expresa más acuerdo político con López Obrador- cobró mucha fuerza durante su gubernatura en la CDMX, lo cual, sumado al apoyo público que el presidente le externaba, y los resultados de la mayoría las encuestas a favor, la perfiló como la favorita para las elecciones del 2024. Es decir, el ex Canciller vio claramente que este no es su mejor momento político para disputar la candidatura presidencial, y la experiencia le aconsejó -otra vez- esperar momentos mejores.

Aún así, Ebrard cuenta con mayor trayectoria política y apoyo de figuras importantes de la política (pero su base social es un sector de la clase media alta, que hoy está distribuida entre la oposición de derecha, el MC y la dirigencia del Morena). Sus intenciones de contender por la presidencia siempre fueron claras, incluso ahora anunció que seguirá buscando ser candidato presidencial después de las elecciones del siguiente año.

Y si bien decidió al final quedarse, esto no fue por mera lealtad al partido o al presidente. La figura de Ebrard tiene fuerza política por si misma (las invitaciones del PAN y MC no vinieron de la nada), pero ante la hegemonía que mantiene aún Morena no puede hacerle competencia.

Pactar con Sheinbaum es una estrategia para ambos bandos, pues mientras Morena contiene lo que podría ser una gran crisis y ruptura interna del partido , Ebrard garantiza el fortalecimiento de su gente, aunque dijo que no se le habían dado puestos internos a él directamente. Además de que abre la posibilidad de ser el candidato favorito para el 2030. ¿Estará en sus cálculos esperar un giro a derecha -o al centro- del Morena, o un desgaste de la actual dirección del partido para competir en ese año?

Hacia las elecciones se seguirá la línea política de Morena, que si bien con medidas como los programas sociales ha generado simpatía en amplios sectores de la población, resulta insuficiente para resolver las problemáticas de la vira cotidiana; mientras que algunos aspectos, como la precarización laboral, la creciente inseguridad y la militarización, van en contra de los intereses de las grandes mayorías.

Por ello, más allá de cómo se resolvió la disputa interna en el Morena, es necesario comenzar a cuestionarnos si son esos candidatos los que necesitamos para resolver los problemas estructurales que arrastra el país en décadas de neoliberalismo, y abrir la discusión sobre la necesidad de organizarnos políticamente como trabajadoras y trabajadores para luchar por nuestros intereses, y como parte de ello, conquistar representantes políticos propios.

También es importante resaltar que la denuncia ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en contra de la Comisión de Honor y Justicia del Morena, se atendió de esa manera porque fue interpuesta por Ebrard y tuvo un impacto mediático importante. Pero cuando se trata de una denuncia realizada por un candidato independiente contra las enormes proscripciones del INE, no solo no se resuelve la queja, sino que se sanciona a los candidatos independientes. Esto, como parte del restrictivo sistema electoral que pone mil obstáculos para tratar de impedir la participación de la izquierda independiente y las organizaciones obreras.