El Gobierno da vía libre a las empresas que aprovechan la crisis para atacar a los trabajadores. Mientras, plantea una falsa disyuntiva que juega para aquellos que son dueños de todo.
Diego Iung @IungDiego
Domingo 12 de abril de 2020 19:06
En una extensa entrevista realizada hoy por el diario Perfil, Alberto Fernández continuó desarrollando la supuesta dicotomía que venimos cuestionando extensamente en este diario y que el Presidente repite hasta el hartazgo: “economía o salud”.
"Prefiero tener 10% más de pobres y no 100 mil muertos en la Argentina" fueron la palabras elegidas esta vez, para plantear esta más que dudosa disyuntiva en semanas donde una cosa viene quedando muy clara: mientras los dueños del país se preocupan por salir ganando de esta crisis, con despidos, suspensiones y todo tipo de arbitrariedades, el gobierno deja que la crisis la descarguen sobre el conjunto de los sectores populares y los trabajadores. Lo hace dando por hecho que en la Argentina habrá millones de nuevos pobres.
Los dueños que van por todo
Como bien afirma Octavio Crivaro hoy en este diario, los empresarios se proponen salir ganando de esta catástrofe. Se lo proponen en todo el mundo y también en Argentina. Aprovechar la pandemia para despedir, flexibilizar, recortar salarios está a la orden del día, desde Jujuy hasta Tierra del fuego. Desde los jóvenes trabajadores de los fast food hasta Choferes de distintas empresas o los 1500 trabajadores de despedidos por el Grupo Techint son solo algunos ejemplos de esto. Quieren terminar la crisis con una parte aún más grande de la torta.
Te puede interesar: Pandemia empresaria: mirá el Mapa de Despidos y Suspensiones en Argentina
En la entrevista mencionada, cuando Fernández afirma que prefiere tener millones de nuevos pobres y no un 100.000 muertos, da por hechas entonces todas estas arbitrariedades patronales, que violan incluso la propia “ley de Prohibición de Despidos” promulgada por el gobierno y que casi no tuvo consecuencias prácticas. Despiden y precarizan como quieren.
Privilegios incuestionables
En el diálogo con el periodista Jorge Fontevecchia, Fernández se explaya largamente sobre los cambios profundos que está atravesando el mundo a partir de esta crisis. Lo que va quedando claro al calor de sus respuestas es que el mundo puede estar modificándose rápidamente, pero lo que ni él ni el gobierno van a poner en cuestión es quien tiene entonces que pagar los platos rotos por esta catástrofe.
Ya lo dijo Sergio Berni esta semana, luego de la brutal represión de la Policía Bonaerense sobre los trabajadores del frigorífico Penta, al justificar la misma y hablar de “errores en la técnica”, afirmando que era un delito que los empleados hubieran ingresado a una propiedad privada. Los trabajadores se quedan sin posibilidad de alimentar a sus hijos, pero para el gobierno son ellos los delincuentes.
Por si a alguien le quedaran dudas, Fernández se ocupa de dejarlo claro: “¿Yo contra los empresarios? Estoy harto de ver empresarios que ponen plata para salvar a sus comunidades”. Mientras millones ven como atacan sus condiciones laborales Fernández ve beneficencia empresaria.
Una alternativa a la miseria
Mientras desde el gobierno ya dan por hecho que la pobreza se extenderá a millones más, la izquierda viene planteando otra alternativa. Son necesarias elementales medidas de autopreservación de los trabajadores. Sólo con poner un impuesto del 3 % a aquellos que tienen una fortuna que supera los 1.000 millones de pesos, se podría garantizar un Salario de Cuarentena de $ 30.000 para todas y todos aquellos que tengan que cumplir el aislamiento obligatorio y no tengan una licencia laboral paga.
También es necesario garantizar que se prohíban los despidos. Para esto, es necesario exigirle a los sindicatos que se pongan al frente de esta pelea. Lo vemos con la ley de Prohibición de Despidos que no sólo no contempla a los millones de trabajadores informales, sino que en muchos casos ni siquiera se cumple con los propios trabajadores registrados. También se impone la necesidad de impedir que utilicen la crisis como un chantaje para recortar salarios o realizar suspensiones.
Estas son algunas de las medidas imprecindibles para evitar la ruina y la condena a la miseria que ya desde el gobierno empiezan a anunciar. Imponerlas y evitar que así sea dependerá de la lucha del conjunto de los trabajadores