De la lectura de las elecciones primarias del 11 de agosto (PASO) se destacan dos hechos clave: la dura derrota del gobierno a manos de otro sector del peronismo, encolumnado detrás de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, y la histórica elección que realizó el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que obtuvo casi un millón de votos en todo el país, quedando con posibilidades de consagrar diputados nacionales y legisladores en varias provincias. Estas elecciones confirmaron la etapa de decadencia que atraviesa el kirchnerismo y pusieron en evidencia la división del peronismo, en un período en el que el “modelo” encuentra sus límites, aunque no se expresen (todavía) bajo la forma de una crisis catastrófica de la economía.
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