Breve crónica del segundo día de las jornadas de poesía organizadas por la editorial Audisea.
Demian Paredes @demian_paredes
Viernes 30 de septiembre de 2016
El pasado sábado 24 de septiembre, por la noche, en Vivaldi Bar, frente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, se llevó a cabo una lectura de poesía, segundo día de unas jornadas organizadas por la editorial Audisea. Participaron de la misma Javier Galarza, Natalia Litvinova, Fernando Herrera, Paz Busquet y Óscar de Pablo, este último escritor y poeta que viajó especialmente desde México para participar de la actividad –el día previo, en la primera jornada, en el Château Amalio Russo, se comentaron los libros de las y los poetas publicados por Audisea, se leyeron poemas y se cerró con la puesta de una obra de teatro, Tengo un apuro de un siglo–.
Luego de una pequeña presentación por parte de Audisea –editorial que, como se comentó, se lanzó a publicar debido a la sugerencia e impulso que dio del poeta chileno Raúl Zurita– se dio inicio a la lectura: Galarza (1968) comenzó diciendo que no quiere ver más tanquetas policiales en la Biblioteca Nacional –recordando los hechos de hace unos meses, tras el cambio de administración, los despidos y el hostigamiento a los trabajadores de la Biblioteca–. Leyó poemas de Atenuado, publicado en 2014, donde un “yo” observa la exterioridad y dialoga (o señala, o interpela) a diversos “tú”, aludiendo posesiones, dominios y dominaciones. Leyó también algunos poemas inéditos.
Litvinova (1986), quien además de poeta es traductora, leyó sus poemas del libro Siguiente vitalidad, publicado en 2015, comentando que eran parte –aunque modificados– de dos libros anteriores, Esteparia y Grieta, y que seguramente volverán a aparecer en un futuro volumen, retrabajados, modificados nuevamente, incorporando Siguiente vitalidad y sumando otros poemas. Centrándose en figuras paternas, su padre y su abuelo, sus poemas recorren hechos históricos del siglo XX cruzados por los recuerdos biográficos.
Fernando Herrera (1976), quien vivió varios años en las Islas Canarias, leyó poemas de Canto fijo –publicado en 2015–. Brindó una poesía extremadamente concentrada, lacónica incluso, puesta en tensión –ha sido señalada como “barroco-minimalista–, cerrando su lectura con una cita que está al comienzo de su libro, de Juan Jiménez, un poeta de las Islas Canarias.
Por su parte Paz Busquet (1985), cuyo poemario Crudas, su primer libro, obtuvo una mención del Fondo Nacional de las Artes en 2015, leyó su trabajo, fundado en lo que queda del olvido tras las vivencias de la infancia y la adolescencia: el campo y los animales, la familia, ciertas experiencias, fuertes y diversas emociones... La poeta y también editora leyó poemas donde la sexualidad, la muerte y otros episodios del pasado vivido se aparecen velados, difusos, pero al mismo tiempo –enunciados decidida fuerza– irrumpen como un rayo en cielo sereno.
Finalmente leyó Óscar de Pablo (1979), quien, tras agradecer la publicación por parte de Audisea de El baile de las condiciones –a comienzos de este año–, aprovechó para leer poemas de su último libro, De la materia en forma de sonido, continuidad del proyecto poético de El baile..., publicado originalmente en 2011. De algún modo integrando una generación de jóvenes escritores que, a diferencia de la anterior, incorpora cuestiones sociales, políticas e históricas, De Pablo conjuga rimas, repeticiones, encabalgamientos y distintos cruces donde lo lírico y lo político, lúdica e inteligentemente, se combinan, generando un vasto, vastísimo “campo semántico”, que puede recurrir a menciones de dinastías del Antiguo Egipto, a acontecimientos europeos de los siglos XIX y XX, a la realidad mexicana contemporánea, o, más “sencillamente”, desplegarse a partir de lo que podría “querer significar” una palabra –si es que una palabra podría “querer” algo– como “concreto”. (Jorge Aguilera López, en un pequeño ensayo intitulado “Óscar de Pablo: de la poesía como convicción y heterodoxia”, publicado en 2010, dijo: “La famosa dupla fondo-forma, que al parecer se ha sumido en un borramiento de la primera en favor de la segunda, en De Pablo encuentra una apuesta por resignificar ambos polos, sin demérito del arte, pero también sin abandonar la capacidad del poema para, de alguna manera, intervenir en el mundo”.)
Finalmente, tras los aplausos del público, la editorial Audisea –que integra junto a trece editoriales el proyecto llamado LA COOP (un agrupamiento editorial de autogestión que, además de haber puesto un stand colectivo en la última Feria del Libro lleva las publicaciones a ferias provinciales, y distribuye en Capital y algunas provincias)– anunció algunas novedades, como la inminente publicación de un nuevo libro de Audisea: In Memoriam, de Raúl Zurita, y la próxima apertura, en octubre, de un local abierto al público para la venta de “literatura independiente y emergente”, según se autodefinen: “LA COOP Librería”, en la calle Bulnes 638.
Refugiar o el infinitivo de la lengua from Ana Arzoumanian on Vimeo.