Un combo explosivo de corrida cambiaria pidiendo devaluación, inflación y nuevos aumentos. El Frente de Todos en días decisivos: ¿aguanta el "plan aguantar"? ¿Se vienen nuevos anuncios con Batakis desde la sede del FMI? Juntos por el Cambio baja el perfil y los poderes económicos siguen moviendo el tablero. La impaciencia social y una nueva movilización de las organizaciones sociales. Un horizonte en disputa para la clase trabajadora.
Jesica Calcagno @Jesi_mc
Domingo 24 de julio de 2022 10:11
Tensando la cuerda
Rápido y furioso está el poder económico más concentrado, que saluda la semana que termina a pura corrida cambiaria. Los bancos y el sistema financiero, el agro y los formadores de precios revalidan aquella premisa de la vicepresidenta de un “capitalismo eficiente” que le deja apenas el 25% del poder a la política. Así estamos, con una tormenta perfecta que se sigue incubando. De esas que se sabe que empiezan, pero no cuándo ni cómo terminan.
La presión devaluatoria, los sojeros especulando y acopiando la producción, la remarcación de precios que no para, tienen una contrapartida. Los salarios, jubilaciones, los ingresos de las mayorías están en picada. De consumarse la devaluación, irían camino a un precipicio. Si la inflación ya está haciendo su trabajo de ajuste casi todos los días un poquito más, la posibilidad de la devaluación que quieren “los mercados” sería un hachazo más violento al poder adquisitivo.
Al combo, hay que sumarle que desde el 1º de agosto el boleto del transporte en el AMBA aumentará 40%. El gobierno cedió esta semana a empresarios transportistas, y concedió los aumentos para colectivos y trenes. Larreta se plegó en la Ciudad sumando el boleto del subte a la volteada. También se vienen aumentos importantes en luz y gas. Con una segmentación, de difícil implementación con el registro que habilitó la Secretaría de Energía, ¿cuántos de los hogares más carenciados se inscribirán para seguir recibiendo subsidios? ¿no les terminarán cayendo aumentos más fuertes? Suponiendo que funcione, ¿qué margen hay para otra suba sobre los bolsillos más castigados?
Alberto Fernández hizo su gracia de siempre este viernes. “Le voy a poner el pecho a la inflación y a los que especulan con el dólar”, dijo. Anunciando una acción como si no estuviera llegando tarde a una guerra que él mismo ya había “decretado” hace algunos meses.
Las medidas del gobierno ni siquiera se acercan “a pechear”. Se mueven entre hacerle cosquillas y caricias a esos poderes económicos. Entre ceder a sus reclamos, y medidas que no mueven el amperímetro (como las del “dolar tarjeta” y el “dolar turista”).
Diego Genoud en La Política Online define el combo como “una remake involuntaria que recuerda al final traumático de Mauricio Macri, con un cuadro agravado en todos los planos”. Y dice más: “el dispositivo que diseñó la vicepresidenta es en la práctica un fenomenal generador de legitimidad para un nuevo ajuste de shock, que el peronismo dice no querer ejecutar”.
En El Cohete a la Luna, Horacio Verbitsky sentencia que entre los últimos anuncios y “las versiones sobre una rebaja temporal de las retenciones” para que liquiden los sojeros, el gobierno colabora con las especulaciones. “Son las primicias de una devaluación”, dice.
Alfredo Zaiat en Página 12 es bastante crítico del accionar del gobierno. Atribuye los errores a varios funcionarios (en particular a Miguel Pesce, titular del Banco Central, en sintonía con El Cohete a la Luna que directamente lo acusa de ser “el mayor responsable”), y a la propia dinámica del Frente de Todos. Habla de una “deficiente acción política y de gestión de estos días”, y en el breve repaso de este accionar sostiene que es la muestra de lo “no hay que hacer”.
Distintos analistas coinciden en que el gobierno se inclina a “un plan aguantar” hasta septiembre. Se basan en que es el mes donde se reducirán las importaciones de energía por la merma de las temperaturas, y el campo comience a liquidar la cosecha. En el gobierno, especulan también con beneficiarse del reciente acuerdo entre Rusia y Ucrania (por intermdiación de la ONU y Turquía) para permitir la salida de 22 millones de trigo y otros granos por el Mar Negro. Verbitsky cita las palabras de un economista cercano a la vicepresidenta: “si aguantamos un poco, los simpáticos y queribles chacareros argentinos van a hacer fila para vender” (ya que presionaría a que baje el precio de los cereales).
El Frente de Todos parece estar “esperando un milagro” mientras decide, procrastina y especula mirando en una sola dirección: los poderes económicos más concentrados. Así también lo está viendo la calle: “Alberto está gobernando para los ricos”, dice un laburante consultado por los aumentos del boleto a las cámaras de La Izquierda Diario. Otro agregó: “Yo lo voté pensando que no iba a hacer lo mismo que Macri, y está haciendo lo mismo o peor que Macri”.
Por abajo la paciencia se está acabando, como si estuvieran tirando de una cuerda que en cualquier momento se puede cortar. Las organizaciones sociales opositoras vienen ganando la calle con sus reclamos. La nueva ubicación de Juan Grabois, que forma parte del Frente de Todos, es sintomática de que el “plan aguantar” empieza a ser una misión imposible en los barrios. La convocatoria de la CGT para el 17 de agosto, contra nadie y a ningún lado, algo indica también de un intento de descomprimir bronca a pesar de sus características insólitas en la historia del movimiento obrero organizado. Entre los trabajadores sindicalizados y con derechos, crece la preocupación por la pérdida salarial. “Si hay un paro adhiero, porque es muy injusto todo”, dijo uno de ellos al móvil de este diario. Si julio está con una inflación descontrolada que se pudo sobrellevar por el aguinaldo, ¿qué va a pasar en agosto si sigue ese espiral inflacionario, con aumentos en el transporte y sin más aguinaldo? Las paritarias quedaron en sepia con la dinámica acelerada de la crisis. Un paro de la CGT y la CTA (donde los estatales están entre los más afectados con la pérdida salarial y los anuncios de Batakis), tendría que ser el primer paso: solo la fuerza de la clase trabajadora es capaz de supèrar la deriva y el desastre que sigue empujando la clase capitalista.
Este miércoles 27 de julio, habrá una nueva jornada nacional de movilización de las organizaciones nucleadas en Unidad Piquetera, donde van a confluir otras organizaciones de trabajadores y políticas como las del Frente de Izquierda. Trabajo genuino, ayuda social y aumento salarial de emergencia son algunas de las demandas convocantes a una jornada que más que nunca, tiene que hacerse escuchar con más fuerza. También para rechazar el ataque y la criminzalización a la protesta social (con espionaje incluido): la clásica construcción de un enemigo que empieza a correr cuando la crisis social toma protagonismo en la calle. De esto hablamos en el nuevo episodio del podcast Emosido Engañado, ¿y ahora qué?.
La lapicera del ajuste: ¿vienen nuevos anuncios?
Este sábado al mediodía se reunieron a solas en Olivos Alberto y Cristina Fernández. Entre el jueves y el viernes el presidente tuvo encuentros con la ministra de economía, y el titular del Banco Central, Miguel Pesce. Mientras, Silvina Batakis hizo las valijas rumbo a Washington: este lunes tendrá su primer reunión cara a cara con la titular del FMI, Kristalina “acciones dolorosas” Georgieva. La gira incluye una agenda -preparada junto a Sergio Massa- con la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, el Banco Mundial, y con empresarios y lobbistas norteamericanos.
La lectura de estos movimientos es que vendrán nuevos anuncios. También es la confirmación de que la lapicera del Frente de Todos, se digita desde Estados Unidos. Algunos dicen que puede haber cambios del gabinete (vuelve a aparecer la sombra de Sergio Massa, con la variante de reemplazo de Manzur o como “superministro” de Economía), otros hablan de medidas "monetarias y cambiarias”.
Pablo Ibáñez en El DiarioAr asegura que en Casa Rosada le informaron que “no habría anuncios el fin de semana” que atribuye a dos razones. Una, que “no se lograba un acuerdo entre los Fernández sobre qué medidas tomar”. La otra, que el presidente tiene el diagnóstico de que están los dólares para resistir las corridas y aguantar hasta septiembre. Este pronóstico, dice Ibáñez, “se atribuye a directivos del BCRA” (Pesce).
La visión que ofrece Pablo Ibáñez es que “Lo único en lo que el presidente y la vice están de acuerdo es en no avanzar con una devaluación del peso como reclama el mercado”. Explica que, con la debilidad política del gobierno, “no hay margen de hacer una devaluación administrada como la que hizo en su momento Cristina con Axel Kicillof como ministro de Economía”. Los mercados huelen sangre: con pocas reservas en el Banco Central (se estiman entre 3.000 y 4.500 millones de dólares), y debilitada la coalición, ¿hasta donde pueden llegar las presiones devaluatorias si les abren la puerta?
En Infobae, Brenda Struminger dice que la postura de Alberto Fernández y Silvina Batakis es: incentivar la venta de granos “en consenso con empresarios y productores” (a través de un tipo de diferencial); “una renegociación con el FMI; a nuevos acuerdos sector por sector; y a garantizar la disponibilidad de dólares para importaciones calificadas como indispensables para la industria”.
La opción de cederle más beneficios al campo también la promueven desde el Ministerio de Agricultura, que a esta altura parece la secretaría de prensa del agropower. Su titular, Julián Domínguez, propone una especie de “ventana de tiempo con baja de retenciones” para que liquiden la soja, según Ibáñez. Rosario Ayerdi en Perfil apunta como sorpresa “las palabras del Secretario de Agricultura, Matías Lestani, quien dijo que ´acusar al productor de especular es no conocer la dinámica del campo´”, contradiciendo al propio presidente sin que nadie se lo reproche hasta ahora.
Entre tantos nubarrones, lo que sí está claro es que el saqueo de dólares “no fue magia” como explica Mónica Arancibia en La Izquierda Diario: responde a la estructura económica atrasada de nuestro país, que para mantener su actividad necesita dólares para importar insumos (en la industria, el agro y energía), a lo que se suma la extranjerización que gira ganancias a sus casas matrices, el saqueo de la deuda y la fuga.
Diego Genoud recuerda el dato de “30.600 millones de dólares de superávit comercial excepcional que tuvo desde que asumió” el Frente de Todos. Un récord en estos dos años y medio, que se fueron como por un colador por esos mecanismos propios de la estructura económica atrasada y dependiente que nadie quiere tocar. La tendencia empezó a cambiar y junio dio saldo negativo. Solo en lo que va de este mes, según El DiarioAr, el Banco Central “lleva perdidos 936 millones de dólares mientras que en el año sólo pudo embolsar 857 millones”. Una fiesta de unos pocos, que están pagando las mayorías. Hasta un economista afín al gobierno, Emmanuel Álvarez Agis, asegura que es el propio Banco Central el que está financiando la corrida.
El Frente de Todos ahora se muestra en una tregua interna. Con una precariedad que sigue expuesta. Un presidente que juega al líder del Mercosur mientras el país cruje. Una vicepresidenta que volvió al silencio por la crisis económica y social, y se pronuncia solo por el poder judicial. Para Gimena Fuertes de Tiempo Argentino, la decisión de la vicepresidenta es “aportar apoyo político al presidente” y que “la estrategia es dotar de poder y volumen político a la institución presidencial”. Martín Rodríguez Yebra en La Nación hace notar el silencio del ex jefe de la bancada oficialista en Diputados y evalúa que “Máximo Kirchner y La Cámpora meditan sin intervenir, como si la nueva militancia consistiera en hacerse los distraídos”.
En Juntos por el Cambio bajaron el perfil y juegan a las escondidas de su responsabilidad por el desastre que dejó el gobierno de Macri hace no mucho. “No vamos a pisar el palito. No piden ayuda sino un culpable alternativo para su propia crisis”, cuenta Rodríguez Yebra que salió de la boca de uno de los presidenciables de Juntos por el Cambio. Claudio Mardones en Tiempo Argentino conversó con miembros de la UCR, donde encontró preocupación porque “la crisis se traslade a toda la actividad política”, y "eso derive en que la gente identifique que la culpa la tienen todos, como pasó en el 2001” como le dijo uno de ellos.
Los distintos actores de poder ven la fragilidad del gobierno y la precariedad de la situación, intentan sacarle provecho al máximo, pero lo hacen en una delgada línea de una cornisa que parece de barro. Los poderes económicos afines a Juntos por el Cambio, como la Asociación Empresaria Argentina (AEA), están en ese juego. Como contó Alejandro Bercovich en BaeNegocios este viernes, Paolo Rocca de Techint “está llamando a la calma a sus colegas” a quienes les dijo: "Tenemos que hacer lo posible para que éstos lleguen, porque la oposición todavía no está lista para gobernar". Mientras siguen saqueando al país, mueven sus fichas pensando en su próxima representación política y avanzar más con sus ajustes de shock.
¿A dónde vamos?
La experiencia de las dos ultimas coaliciones que ocuparon la Casa Rosada están quemando la naves de un sistema político encerrado en los intereses económicos que representa. Eduardo Van Der Kooy pone en Clarín el dato de la consultora Analogías, (cercana a La Cámpora) que lo grafica: “el 60% de los ciudadanos consultados sostiene que nadie está en condiciones de afrontar la crisis estructural. Ni el actual oficialismo ni la oposición”.
El gobierno de Macri dejó fresco un recuerdo traumático, de ajuste, tarifazos, endeudamiento y fuga. El experimento frentetodista, todavía con un año y medio por delante, acumula niveles de desencanto en una situación que empeora para las mayorías.
Fernando Rosso se pregunta en El DiarioAr “¿Cuándo se jodió el Frente de Todos?” y recorre alguno de sus “hitos”. Deja una conclusión más que sugerente: “Hoy no se discuten los grados de una eventual reparación (eje del contrato electoral del FdT), sino quién es capaz de reunir las condiciones políticas para otro salto en el ajuste. Es decir, un nuevo saqueo después del saqueo”. En la dinámica del actual gobierno ve el triunfo ideológico del macrismo: “impuso las coordenadas de un nuevo consenso que en las grandes coaliciones aparece como el único horizonte de lo posible: el ajuste”.
Como dijo Nicolás del Caño, diputado del Frente de Izquierda, “quienes nos gobernaron todas estas décadas nos trajeron hasta esta situación”. Y lo que prometen realmente, como dice Rosso, es el ajuste como único horizonte posible.
Será el único, si siguen gobernando para esa minoría que decide todos los días, en la inflación, las corridas, atacando el poder adquisitivo de las mayorías. Como explica Pablo Anino en el Semanario Ideas de Izquierda, hay un horizonte si la clase trabajadora toma el control. Apuntando a la recomposición de los ingresos actualizada a la inflación, haciendo pública toda la contabilidad de esas empresas que remarcan precios. Con el monopolio estatal del comercio exterior y el sistema bancario, que hoy son un monopolio pero en manos privadas (y extranjeras) para garantizar el saqueo de riquezas y la fuga.
Dentro de la irracionalidad capitalista, los grandes empresarios hacen uso de la planificación económica: a nivel de sus fábricas y negocios, pero también para organizar las corridas bancarias y la fuga de dólares. El Estado tal cual es hoy, también planifica a su manera, ahora con Batakis recortando gastos y administrando la escasez. Del lado de las familias trabajadores, son empujados a hacer malabares para intentar llegar a fin de mes, cuando el salario mínimo ya quedó por debajo de la canasta de indigencia que mide el Indec.
El gran pecado para el capitalismo es que la clase trabajadora, como productora y creadora de riqueza sea la que planifique en la sociedad, democráticamente, en función de las necesidades de las mayorías. Porque es ahí donde está la llave para sentar las bases de nuevo orden social tomando esas medidas que son necesarias para dar vuelta esta decadencia.
La crisis está en pleno desarrollo, pero en momentos decisivos. Cómo siga la dinámica no está dicho, y dependerá de que la clase trabajadora y la calle entren cada vez más en escena. Este 27 e julio será parte de esa pelea.
Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.