Docentes de la Marrón proponen un plan de lucha que supere el rol pasivo de las conducciones sindicales, que especulan con el 2019 y lanzan paros aislados para descomprimir los conflictos.
Lunes 2 de julio de 2018 12:41
El ataque a la educación pública no es una novedad. En el día previo al paro del 3J, es indispensable tomar dimensión de los problemas estructurales que sufre el país como economía semicolonial (es decir, dependiente de intereses extranjeros) y cómo golpean de lleno a la hora de desarrollar un sistema educativo de calidad, fundamental para la emancipación de la clase trabajadora. Lejos del rol pasivo de las burocracias sindicales, que especulan con el 2019 y lanzan paros aislados para descomprimir los conflictos, desde la Marrón proponemos un plan de lucha que realmente defienda los intereses de las trabajadoras y los trabajadores.
Los y las docentes que formamos parte del sistema educativo conocemos mejor que nadie las condiciones de precarización laboral que sufrimos a diario. Desde los salarios de miseria que generan por un lado la sobreocupación y por otro una gran cantidad de desocupados (principalmente entre los que recién ingresan en el sistema) hasta la pésima infraestructura. Escuelas que se caen a pedazos, alumnos y docentes que sufren el frío en invierno y el calor en el verano, además de aulas inundadas cuando hay tormenta. Ni hablar de las condiciones extraescolares que repercuten en el proceso educativo, donde las pibas y los pibes que van a la escuela necesitan una contención que muchas veces sobrepasa la capacidad de maniobra para contrarrestar las problemáticas que atraviesan los niños y adolescentes.
1) En materia educativa ¿realmente se solucionaron las consecuencias del neoliberalismo de los 90?
Para entender la situación que hoy estamos atravesando, deberíamos hacer un balance general de los distintos ataques que vienen teniendo lugar hace ya muchos años, llevados adelante por todos los gobiernos: durante el menemismo -en pleno auge del neoliberalismo y tras la gran crisis de los años 89-91 que dieron un duro golpe a la clase trabajadora (sector principal que confía sus hijos e hijas a la educación pública)- se produjo la provincialización de los recursos con la Ley Federal de Educación y las leyes de Transferencia Educativa, con las que el Estado Nacional delegó, sin proveer recursos, esta función a las provincias.
Durante el kirchnerismo –que mantuvo un modelo económico basado en la precarización laboral- a pesar de haberse aumentado de manera limitada el porcentaje del PBI destinado a esta área (se llegó al 5,8% en 2015) no se realizó ningún cambio de fondo que transforme el esquema educativo heredado del menemismo, en el que se evidenció el avance de la educación privada en detrimento de la educación pública.
2) ¿En qué contexto explicamos este ataque abierto a la educación pública?
En pleno gobierno de Mauricio Macri nos encontramos frente a una nueva crisis típica de países dependientes como Argentina. En la situación internacional excepcional que hubo desde el año 2002 hasta 2013 -con un breve lapso de crisis en los años 2008-2009- los precios internacionales de las materias primas en sectores como el agro y la minería estaban en niveles altísimos, lo que permitió dar ciertas concesiones a la clase trabajadora mientras se multiplicaba la riqueza de los empresarios que controlan estas áreas de producción.
Esto encontró su límite a partir del año 2013. Ya en los últimos años del kirchnerismo se evidenciaba un ajuste sobre los trabajadores. En educación todavía queda en la memoria aquel gran conflicto que protagonizaron los docentes en la provincia de Buenos Aires contra la política del entonces gobernador peronista Daniel Scioli, candidato de los fondos buitres según el programa oficialista de ese momento, 678.
Esa crisis se agudizó y durante el gobierno de Macri (con la complicidad de sus aliados peronistas, quienes le votaron las principales leyes de ajuste) continuaron de manera sistemática los ataques.
Te puede interesar: Paro de CTERA: peleemos por un plan de lucha nacional
Producto del pago serial de la deuda externa ilegal e ilegítima (utilizada como mecanismo de dominación de las potencias imperialistas) y como consecuencia de la falta de dólares debido a la fuga de capitales que nunca se interrumpió en nuestro país, el gobierno de Macri no tuvo más remedio que recurrir al FMI para seguir sosteniendo este esquema y poder superar las presiones de un sector del empresariado que le depositó su confianza pero no ve las condiciones óptimas que le permitan hacer negocios rápidos y al menor costo posible.
3) ¿Cómo impactan el préstamo del FMI y el pago de la deuda externa en nuestro trabajo diario?
El acuerdo que mencionamos en el párrafo anterior viene de la mano de condiciones terribles para la clase obrera: el FMI para prestarnos dinero pide a cambio que el país sea “solvente”. Para esto, debe corregir uno de sus grandes problemas: el déficit fiscal. ¿Qué significa esto? Que el Estado debe achicar su gasto público. La salida que plantean el macrismo y el peronismo cómplice, es descargar ese ajuste en educación, salud, etc. Jamás van a cuestionar el pago de la deuda e imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas. Plata hay, pero no se destina para la educación.
En esa línea, ahora podemos entender por qué vemos ataques generalizados. Basta recordar los dichos del exministro de Educación Esteban Bullrich, quien el año pasado no reparó en eufemismos en una conferencia en la Academia Nacional de Educación: “¿Qué hacemos para vencer la resistencia? Lanzamos muchas iniciativas al mismo tiempo ¿Por qué? Porque el gremio focaliza”. Ahora podemos entender que, en el marco de este nuevo saqueo a la clase obrera, haya habido tantos conflictos: las paritarias a la baja y el no llamado a una instancia nacional, el cierre de los Bachilleratos de Adultos, la Resolución 1736/18 que implica una “reestructuración” de los Equipos de Orientación Escolar (cargando con mayor flexibilización laboral), la profesionalización de las carreras de educación Artística y Educación Física, el cierre de escuelas técnicas. Tampoco nos olvidemos de las jubilaciones compulsivas, los retiros (in)voluntarios que fueron incluidos en la reforma previsional aprobada en diciembre, además de habilitar e impulsar la desafiliación sindical de manera virtual. En las provincias se reflejan distintos avances, como se vio en las luchas en Neuquén y Chubut. En esta última provincia, la semana pasada el gobernador peronista Mariano Arcioni reprimió ferozmente la huelga llevada a cabo por los maestros.
4) El 3J, una nueva jornada de lucha: ¿qué salida proponemos desde la Marrón?
Para este martes Ctera convocó a un nuevo paro. Quienes integramos La Marrón sostenemos que no se puede seguir con medidas de lucha aisladas, y por eso le exigimos al sindicato que convoque a un plenario provincial de delegados con mandato de escuelas para votar un verdadero plan de lucha nacional. Por supuesto que no alcanza solo con demandas parciales si no tenemos un horizonte que vaya más allá de luchas parciales. En este sentido, como parte del PTS en el Frente de Izquierda no tenemos dudas que frente a este avance para que la crisis no la paguemos los trabajadores, no hay lugar a proyectos que no impliquen medidas de fondo si realmente queremos tener una educación pública, laica y gratuita de calidad.
Atendiendo a las problemáticas reales del sistema educativo proponemos:
Desde la Marrón de Esteban Echeverría te invitamos a formar parte de esta pelea, en la que la unidad de los trabajadores, las mujeres y la juventud es fundamental para que la crisis la paguen los empresarios y sus políticos funcionales.
Hay fuerzas para derrotar el ajuste. Las jornadas del 13 y 14 junio son un ejemplo de esto, dónde miles de mujeres y varones rodeamos el Congreso y logramos la media sanción de la ley Interrupción Voluntaria del Embarazo. En nuestro gremio el 80% son mujeres; la fuerza que se demostró en las calles es necesaria organizarlas desde las escuelas y la comunidad para frenarle la mano a Macri, a Vidal y a todos los que les votaron sus leyes de ajuste. Este martes, tenemos que ser miles en las calles.