Motosierra. El FMI elogió el saqueo en curso de Milei, pero exigió “mejorar la calidad del ajuste”

El Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés, elogió los resultados alcanzados por el Gobierno, con los superávit fiscales en enero y febrero, pero pidió mejorar la calidad del ajuste. El Fondo una vez más advierte por las consecuencias económicas del plan de Milei y Caputo, y expresa su preocupación por el rumbo económico ante la debilidad del Gobierno tras perder la batalla por la ley Ómnibus, y el rechazo en el Senado del mega DNU.

Valdés en el Foro IEFA LATAM 2024, que se realizó este martes, afirmó que “el progreso hasta ahora ha sido impresionante. Hay superávit fiscal en general, esto se registró en enero y en febrero por primera vez en más de una década. Las reservas internacionales están en reconstrucción, la inflación está cayendo más rápidamente de lo que anticipábamos e indicadores como el mercado paralelo y la brecha cambiaria siguen mejorando”.

El director del Fondo exigió que “es muy importante seguir mejorando la calidad del ajuste fiscal. Calidad, quiero subrayar, no cantidad” y agregó que “en relación a las políticas también tenemos que seguir adaptándonos a lo largo de la transición y los controles cambiarios deben ser calibrados en forma muy cuidadosa. Es más, creemos que es muy importante mantener los esfuerzos para apoyar a los sectores más vulnerables de la población para asegurarme que la carga más pesada del ajuste no caiga desproporcionadamente sobre las familias de la clase trabajadora”.

El viaje de Valdés a Buenos Aires fue la segunda visita de un alto funcionario del Fondo en un mes. En febrero pasó por el país la subdirectora gerente, Gita Gopinath, y a fin de febrero el ministro de Economía mantuvo un encuentro con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, en el marco de la cumbre del G20. Las advertencias de los funcionarios del organismo internacional coinciden. Los “mercados” y el Fondo miran atentamente la sustentabilidad política de un gobierno todo el tiempo al borde del desborde.

Milei, el mejor alumno del FMI

El vocero presidencial, Manuel Adorni, le respondió al Fondo que los pobres son uno de los sectores “más cuidados” y agregó que “en 100 días de gobierno es cuando más se han dado incrementos”, en referencia a los incrementos en la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar y las ayudas escolares.

El vocero presidencial miente porque los aumentos que menciona fueron inferiores a la inflación y, por tanto, se destrozaron los ingresos. Según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, las asignaciones familiares cayeron un 16% en los dos primeros meses del año en términos reales, la AUH perdió un 3,5%, y el Potenciar trabajo cayó un 68,4% en el mismo período. También hubo un fuerte ajuste en jubilaciones y pensiones, la partida disminuyó un 33% en el mismo período.

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Adorni afirmó que “estamos cumpliendo con el esquema del FMI a rajatabla. En la próxima revisión va a quedar a la vista que efectivamente después de mucho tiempo no vamos a pasar vergüenza”. El Gobierno prometió al FMI para este año un superávit primario de 2% del PBI que lograría con un fuerte ajuste fiscal (poda de salarios públicos, jubilaciones, y partidas como salud, educación), y reducción de subsidios por aumento de tarifas de los servicios públicos.

El gobierno de Milei profundizó el ajuste como le gusta al FMI, pero las advertencias del organismo coinciden con los planteos de economistas que alertan sobre la sostenibilidad del ajuste fiscal. La licuadora de Milei y Caputo tiene el visto bueno del Fondo, pero exigen para que sea sostenible un programa que tenga consenso político, es decir que se negocie con la oposición patronal. El FMI promueve contrarreformas como reforma laboral, previsional y tributaria.

Hay que poner un freno a este saqueo en curso, rechazar el acuerdo con el FMI y movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda pública como parte inseparable de un conjunto de medidas como la nacionalización del comercio exterior y la banca bajo control de los trabajadores para desarrollar una respuesta alternativa ante la crisis. Un programa en función de los intereses del pueblo trabajador y no del capital financiero internacional.

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