Otra razón para marchar este 8 de marzo. Hace una semana, docentes y celadoras como otros trabajadores de Mendoza, se enteran por los medios que el gobierno se niega a adherir a la resolución nacional de excepción de la presencialidad por cuidado de hijes escolarizadxs cuando tengan clases virtuales y deban permanecer en casa
Viernes 5 de marzo de 2021 20:19
Este año 2021 hemos podido ver que la violencia hacia las mujeres ha conmocionado a todo el país. La cantidad de femicidios que se contabilizan es de más de una mujer asesinada por día. Hace varios años se viene discutiendo cómo terminar con este flagelo y con otras violencias y desigualdades que sufren las mujeres todos los días. Vemos que en los discursos de los funcionarios de gobierno se prometen ministerios, comisiones, medidas insuficientes y capacitaciones que evidentemente no alcanzan.
A pocos días del 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, las estatales y en particular, las de la educación, que representan el alto porcentaje del 80 % del conjunto, se enteran que el gobierno de Mendoza y el gobierno escolar no otorgarán permiso para que las madres cuiden a sus hijes cuando no vayan a la escuela y tengan clases virtuales. De este modo, el gobierno provincial no acata la resolución 60/21 que a nivel nacional permite que la madre o padre pueda quedarse al cuidado de lxs niñxs y ayudarlo con las actividades virtuales.
Esto significa un atropello muy grande, en especial para todas estas mujeres y también para lxs niñxs. El gobierno de Mendoza no solo está teniendo una actitud misógina (pues a nadie se le escapa que la mayor parte de las tareas de cuidado dependen de mujeres), sino que atenta contra el interés superior de los niños, ya que muchas veces deben quedarse solxs cuando no hay una persona adulta que quede al cuidado. No pueden quedarse en sus casas y cuidarse solxs con su corta edad. Ya ha habido casos de niñxs que han sufrido accidentes domésticos por no estar al cuidado de algún familiar. También sucede que hay abuelxs que no pueden cuidar a lxs nietxs en este contexto de pandemia por miedo a exponerse al coronavirus. Y muchxs abuelxs, en caso de arriesgarse a ello, se les dificulta acompañar la virtualidad por conocer poco de herramientas tecnológicas.
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Desde el Gobierno pretenden que las familias pongan de sus flacos bolsillos para pagar niñera. Las trabajadoras de la educación no llegan a fin de mes y el estado les tiende una trampa: cuidar a sus hijes o trabajar para darles de comer. Hay docentes que están pensando en renunciar, o van angustiadas a trabajar por miedo a que les ocurra algo a lxs niñxs que están solxs en casa.
Todo esto es violencia hacia las mujeres por parte del estado porque, de esta manera, las mujeres que renuncian al trabajo o que sufren descuentos, refuerza el lugar de desigualdad económica y laboral que padecen las mujeres.
Sabemos que la docencia y otros trabajos de servicios y relacionados a lo doméstico, como enfermería o limpieza, son los trabajos peor pagos y son realizados mayormente por mujeres. Lejos de sacar a las trabajadoras de la línea de la pobreza, de equiparar salarios y oportunidades laborales, el Estado profundiza el maltrato y la desigualdad.
Este 8 de marzo tenemos que llevar este reclamo, ser miles en las calles. Las trabajadoras de la educación así como las de la salud y otros sectores en lucha, venimos mostrando nuestra fuerza en las calles, necesitamos seguir redoblando nuestra organización y convertir todas nuestras rabias en lucha. Marchemos juntas y juntes, vení con Pan y Rosas y la 9 de abril.