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Red Internacional
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VUELTA CLASES EN EL PICO DE LA PANDEMIA. El Gobierno porteño piensa la vuelta a clases: ¿no le importa la vida de familias y docentes?

Elaboró un protocolo para el regreso a clases, mientras los contagios están alcanzando el pico en la Ciudad. En las escuelas no alcanzan las canastas alimentarias de miseria que se reparten, la mayoría de los chicos no tienen conexión a internet ni computadoras, las familias están sin trabajo y no llegan a fin de mes, y los docentes hacemos malabares para sostener la escuela pública. Volver a clases en estas condiciones pone en riesgo la vida de familias y trabajadores/as de la educación.

Sábado 20 de junio de 2020 13:48

En la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de contagios en estos días está aumentando de forma alarmante. Sale en los medios, lo declaran los funcionarios, porque además comienza a ser muy preocupante el inminente colapso del sistema de salud, con la utilización de camas de terapia intensiva, además de la falta de insumos que vienen denunciando desde comienzos de la cuarentena las y los trabajadores de la salud.

Estamos alcanzando el pico de contagios en la Ciudad, y esto recién comienza.

En este marco, hace unos días el ministro Trotta comenzó a hablar de la posible vuelta a clases en el mes de septiembre, aunque luego se retractó y aclaró que solamente para los distritos con baja cantidad de contagios, pero no para el AMBA, que es el foco crítico del país. Sin embargo, los funcionarios porteños ya comenzaron a elaborar un protocolo para esta disposición, que circuló en estos días, y generó rechazo e indignación entre la docencia porteña, y también entre las familias de la escuela pública.

¿Cómo puede estar pensando el gobierno porteño en la vuelta a clases, cuando estamos por atravesar el peor momento de la pandemia en el país, y en particular, en el AMBA?

Las docentes sabemos que las escuelas públicas de la Ciudad no cuentan con la cantidad necesaria de personal, ni recursos, ni condiciones edilicias para garantizar las condiciones mínimas en baños, comedores, patios y aulas. En distritos de zona sur, como en los barrios de Soldati, Pompeya, Lugano, Barracas, las aulas tienen más de 30 chicos y chicas. Si en épocas normales, muchas veces las escuelas se quedan sin agua, o se inundan cuando llueve, durante la pandemia esto multiplica de forma exponencial el riesgo que corren las vidas.

¿Cómo piensan garantizar las condiciones mínimas de higiene para que el virus no se propague?

Virginia Espeche es docente del PTS y la Corriente 9 de Abril, trabaja en el distrito 1, donde asisten estudiantes que viven en la Villa 31, el barrio con más casos de coronavirus: “Es imposible volver a clases, ni siquiera en los próximos meses. Estamos acompañando a nuestros alumnos y familias, muchos de ellos tuvieron que ser internados o aislados preventivamente. La situación en los barrios de emergencia es cada vez más grave. Las medidas sanitarias son insuficientes, no se implementó un plan de testeos masivos y las familias no tienen resueltas ni siquiera las condiciones mínimas de vida, como alimentación, trabajo, vivienda y algo elemental como el acceso gratuito a internet para sostener el aprendizaje. Al día de hoy el Gobierno porteño no puede garantizar que no haya circulación del virus en el barrio. ¿Cómo quieren garantizar el regreso a las escuelas?”

El Gobierno quiere habilitar la vuelta a clases en medio del pico de la pandemia, mientras se siguen muriendo las familias de nuestras escuelas en los barrios. Es brutal. Las y los docentes junto a directivos todos los días nos enteramos de nuevos casos de chicos, familias contagiadas y peleamos para que se cumplan los protocolos, que muchas veces separan a los chicos de sus familias y los dejan solos, les dan el alta de forma temprana, los hacen volver a sus casas hacinados, sin garantizarles la higiene ni la mínima alimentación.

Es evidente que a los funcionarios del gobierno no les importa la realidad de las familias en los barrios, de nuestros estudiantes, ni tampoco la vida de las y los docentes, directivos, auxiliares y trabajadores de comedor. Ya lo demostró entregando bolsones miserables de comida, que están lejos de ser saludables y suficientes, y ahora queriendo anticipar la vuelta a clases con un modelo que es imposible de cumplir con condiciones que no van a garantizar, como ya sabemos por experiencia las docentes.

Encima de todo esto, pretende pagarnos el aguinaldo en cuotas a docentes y estatales, o sea, ajustar a las y los trabajadores.

Un protocolo para una realidad que no existe

El protocolo está “inspirado” en el modelo israelí: se dividirían las aulas en dos grupos, que asistirían a la escuela de manera alternada: cuatro días y luego descansarían diez, para cumplir los días de aislamiento, y así sucesivamente.

Es decir, que cuando los chicos regresarían a sus casas, luego de esos cuatro días, deben cumplir con los diez días de aislamiento, por haber estado posiblemente expuestos al virus. Vuelven a las casas, con sus familias hacinadas, y sin medidas de protección. O sea, una vuelta a clases sin garantizar la salud de las familias.

A la vez, se reduciría la jornada diaria escolar a tres horas, y todos los chicos deberían ingresar con barbijo, excepto los mejores de 6 o 7 años. Los desayunos y meriendas se darían en las aulas, los recreos se harían manteniendo la distancia de 2 metros y sin contacto físico, al igual que en las aulas.

¿De verdad el gobierno piensa que este modelo es plausible de aplicar en las escuelas porteñas? Eso es porque no conocen la realidad de las escuelas, ni de las familias, los alumnos, ni de los docentes.

Esto ya generó el rechazo de los sindicatos docentes porteños como UTE y Ademys, mientras que las supervisiones escolares están juntando firmas contra este protocolo, ya que "no cuenta con la firma ni aval de profesionales especialistas del área de Salud, lo cual consideramos una absoluta irresponsabilidad por parte de las autoridades, dada la gravedad a la que estaríamos exponiendo a nuestros estudiantes y docentes".

Formulario de Adhesión rechazo protocolo

“Cualquier medida, plan o protocolo para volver a clases hay que debatirlo con el conjunto de la comunidad educativa, docentes familias, trabajadores de cocina y auxiliares; nosotros podemos proponer comisiones de higiene y seguridad, relevar datos sobre los números de infectados y las condiciones de vida de nuestros alumnos, hasta podríamos hacerlo en común con los sindicatos, teniendo datos confiables para planificar cómo y cuándo volver a las escuelas y en qué condiciones”, agregó Ivana Otero, de la Comisión Directiva de Ademys.

Está claro que la vuelta a clases, sin garantizar las mínimas condiciones, es sumamente irresponsable y se pagará con más vidas de las familias de nuestras escuelas, con la salud de nuestros pibes.

Nuestro sindicato UTE-CTERA, si bien rechazó el protocolo y la vuelta a clases, continúa “en estricta cuarentena”. Es urgente que se ponga a la cabeza de defender la vida de las familias, chicos y chicas de la escuela pública, y de todos los trabajadores de la educación que la sostenemos día a día. Y que exija un salario de cuarentena de al menos $30 mil en base al impuesto a las grandes fortunas, para todas las familias que están sin trabajo y no pueden llegar a fin de mes.


Julieta Azcárate

Nació en Buenos Aires en 1982. Militante del PTS, licenciada en Sociología y docente.

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