Este jueves se conocieron los nuevos datos de pedido de seguro de desempleo. En la última semana 4,2 millones se sumaron a los nuevos desempleados en Estados Unidos, que ya suman 26 millones en las últimas 5 semanas.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Jueves 23 de abril de 2020 13:09
Estados Unidos registra un nivel histórico de desocupación producto de los despidos masivos en medio de la pandemia de coronavirus. Este jueves se conoció que en los últimos 7 días al menos 4,2 millones de personas pidieron el acceso al seguro de desempleo. Si bien esta cifra implica una baja del 20 % en relación a las solicitudes de la semana previa, ya suman 26 millones de nuevos desocupados en las últimas 5 semanas.
El informe publicado este jueves por el Departamento de Trabajo indica que en la semana que concluyó el 11 de abril había ya unos 15,97 millones de personas que recibían pagos del seguro por desempleo, un 34 % de incremento sobre la semana anterior. Sin embargo a la semana pasada había un total de 22 millones de personas que habían pedido el seguro de desempleo.
Miles de personas denunciaron que los sistemas obsoletos de los diferentes Estados hacen muchas veces imposible cargar las solicitudes y que los pagos se pueden retrasar varias semanas. Esto sin contar que millones de personas ni siquiera aplican para este seguro por encontrarse en situaciones irregulares o por ser migrantes sin papeles.
Esta realidad tiene como contracara la de cientos de miles que deben trabajar de forma insegura.
Los empresarios han privilegiado sus ganancias ante todo. En aquellos lugares en los que debían cerrar la producción no dudaron en despedir y suspender a sus trabajadores y a mandarlos a pedir el subsidio estatal. El último ejemplo fue el de la mega corporación Disney que decidió dejar de pagar el sueldo a 100.000 de sus empleados.
Al mismo tiempo, esperan hacerse de los millones de dólares que demócratas y republicanos votaron en el Congreso como parte de un paquete de rescate que 2.2 billones de dólares. El 75 % de ese dinero será destinado a salvar a las empresas y el sistema financiero.
En el otro extremo, aquellas actividades que se consideran esenciales (y las que no tanto como las empresas de comida rápida), obligan a cientos de miles de trabajadores a concurrir a sus empleos sin la protección adecuada y sin garantizar licencias pagas para aquellos que se enfermen. Es por esto que en las últimas semanas se vio una oleada de huelgas y protestas en todo el país para reclamar por estas condiciones básicas de trabajo.
En resumen, aquellos que aún tienen empleo corren el riesgo de enfermar o morir, mientras que los que lo han perdido dependen de la asistencia estatal, que se demuestra totalmente insuficiente, y no saben como podrán garantizar el pago de sus deudas o incluso de los alquileres. Muchos de ellos son los miles que ya hacen semanalmente largas filas frente a los bancos de alimentos para procurarse raciones de comida que no pueden comprar.
Los analistas calculan que el índice de desempleo podría haber llegado a casi el 18 %, un contraste con la situación que hubo hasta febrero, cuando Estados Unidos, con un desempleo que durante meses estuvo alrededor del 3,5 %, registraba las cifras de paro más bajas en medio siglo.
La situación del mercado laboral de EE.UU. en la pandemia es más grave que los peores meses tras la Gran Recesión de 2007-2009, cuando el desempleo llegó al 10 % de la fuerza laboral, y solo se compara con la depresión posterior a la crisis de 1929.
Una encuesta de Gallup, divulgada el miércoles, mostró que el 25% de los adultos empleados en Estados Unidos cree que perderá su trabajo en el curso del año por delante, el índice más alto en 45 años.
Según la misma encuesta, el 34 % de quienes tenían empleo creían que podrían mantenerse durante cuatro meses sin trabajo antes de experimentar dificultades, el 28% creía que lo pasaría mal después de estar un mes sin empleo y el 13% temía afrontar serias dificultades después de apenas una semana sin trabajo.
La semana pasada Mary Cunningham, investigadora del Instituto Urbano, advirtió que los inquilinos con bajos ingresos pronto encararán desalojos, y Avail, una plataforma digital que informa a los propietarios de viviendas alquiladas, señaló que el 53,3% de los inquilinos daba cuenta de la pérdida de empleo.
El National Multifamily Housing Council, una organización que informa sobre el sector de apartamentos de alquiler, señaló que sus datos sobre 13,4 millones de unidades entre el 1 y el 19 de abril mostraban que el 31% de los inquilinos no habían pagado sus rentas en la primera semana de este mes, comparado con el 19% en el período similar en 2019.
Donald Trump ha aprovechado esta situación desesperante para apoyar movilizaciones de sectores de ultraderecha que piden el levantamiento de la cuarentena para reabrir las economías locales. Sin embargo, el nivel de contagio y las condiciones terribles en las que deben trabajar aquellos aún mantienen sus empleos son una muestra del desastre que implicaría algo así. Como contracara, las luchas y protestas que vienen llevando adelante miles de trabajadores como los de Amazon, Mc Donald’s, Burger King, Dominos, Instacart, Walmart, Whole Foods, entre otros, sin contar la de los y las trabajadoras de salud en todo el país, son un adelanto de lo que puede pasar si millones de trabajadores retornan a sus empleos en condiciones inseguras. Una inseguridad que los propios empresarios garantizan al proteger sus ganancias antes que la vida de los y las trabajadores.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario