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Red Internacional
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Aikido visual. El arte callejero crece y se multiplica en las paredes de Neuquén

Las paredes hablan para quienes quieran escuchar y caminen, con un andar atento, por las calles de Neuquén.

Jueves 30 de enero 19:52

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Es enero y hace más de 40 grados. Mujeres artistas, estudiantes, feministas, activistas LGTBIQ+ se van encontrando en el Monumento a la Madre para dar comienzo a la asamblea para organizar las acciones contra los discursos de odio del presidente Javier Milei en el Foro Económico de Davos. Se saludan, se abrazan, comparten mates, risas y charlas mientras se preparan.

Mica abre su mochila, saca aerosoles, radiografías, hojas impresas con pañuelos y banderas palestinas. Una lata con engrudo, otras con pintura negra, roja y blanca. Pinceles de distintos tamaños y guantes. Mira a Antonela y le dice: “Creo que tenemos todo, manos a la obra”.

Las paredes hablan, desbordan de información, colorida, convocante, instituyente, resistente. Transmiten emociones. Dan a conocer demandas colectivas. Abren los ojos, amplían miradas, sacuden la rutina de una ciudad que sigue creciendo al ritmo de Vaca Muerta.

“Soy trabajadora de la cultura, docente de artes visuales, militante de Pan y Rosas y la agrupación Negra de ATEN, anticapitalista y socialistas”, se presenta Micaela Moon. Junto a un colectivo de artistas intervienen el espacio público de la ciudad de Neuquén. Mientras acompañan las movilizaciones, dejan a su paso verdaderas obras de arte. “Sabemos que no van a durar mucho pero la calle es el espacio que elegimos para exponer nuestra obra”, dice mientras sacude un aerosol.

Mica tiene ese tipo de personalidades que pertenecer a algo más grande que ella misma le da la seguridad y la felicidad que rara vez logra sentir al decir “Yo”. Y es a ese “nosotros, nosotras, nosotres” al que dedica su tiempo, su energía, su arte. Y así es el arte callejero, un arte colectivo, sin nombres propios.

“La intención de quienes hacemos arte callejero es sacar el arte de las galerías, del espacio del museo, de los lugares institucionalizados donde supuestamente está el arte”, dice orgullosa y explica: “Intervenir las calles hace que el arte sea accesible, gratuito, que todas las personas puedan ser parte de la obra. Es radical y hasta revolucionario poder sacar una obra de arte a la calle. Cuestiona el status quo, la naturalización de las cosas. Genera una conexión directa entre el espectador y la obra o entre el espectador y el artista”.

Es 30 de enero y el movimiento de mujeres y diversidades sexuales de Neuquén se prepara para hacer temblar la tierra el 1 de febrero para decir “basta de discursos de odio”, “al closet no volvemos nunca más”, “no vamos a permitir la derogación de las leyes contra los femicidios y sobre el cupo laboral travesti trans, ni ninguno de los derechos que conquistamos” .

“Aikido visual, graffiti activista-graffiti artístico, stencil, stickers, afichismo y muralismo son diferentes técnicas y estilos que como colectivo de artistas usamos para intervenir el espacio urbano”, cuenta Micaela mientras camina en busca del próximo cartel para intervenir.

El aikido visual, del que habla, es la forma que tiene de nombrar la intervención sobre carteles o sextuples con publicidades en las calles. Así ya lo nombraron, hace más de 20 años, otros colectivos de artistas en la provincia.

El artista plástico Matías Giusti, es uno de los que empezó a usar este concepto tomado del arte marcial. “El Aikido es un arte marcial de origen Japonés. Lejos de buscar la violencia, se utiliza para conducir la fuerza del agresor en su propia contra, incluso derrotando a un adversario del doble de su tamaño”.

Matías cuenta que rescataron las bases de esa filosofía y la aplicaron al campo visual: “En este caso, el enemigo no es uno solo. Son el poder económico y político que invade a gusto y placer el espacio público con costosísimas propagandas a cuatro colores, iluminadas, giratorias y cientos más de variantes de alto costo, inalcanzables para los artistas independientes. Por eso, aprendimos a utilizar en nuestro favor las fuerzas del enemigo. Entonces, venimos los artistas con una brocha con engrudo y un afiche y le hacemos el aikido y esa imagen pasa a significar algo más, otro mensaje”.

En Argentina las intervenciones urbanas se multiplicaron al calor de la crisis y jornadas de lucha del 2001. Las calles fueron el medio de expresión que los artistas encontraron para exponer sus demandas y acompañar los procesos políticos y sociales de diferentes sectores de trabajadores. En Neuquén, fue alrededor del acompañamiento a la toma y expropiación de la fábrica ceramista Zanon.

“En plena crisis del 2001, un grupo de artistas nos estrellamos con la lucha de Zanon por la expropiación de la fábrica y la defensa de los puestos de trabajo. Entonces, el enorme potencial simbólico y material de las y los artistas comenzó a traccionar junto a la lucha ceramista desde la solidaridad. Organizamos recitales, hicimos encuentros de poesía, realizaciones audiovisuales, campañas gráficas, danzas, fusiones y acciones de todo tipo. Y en ese camino nosotros también nos fuimos construyendo como artistas”, recuerda Matías.

La pelea por la expropiación de la fábrica, Matias la asocia con el surgimiento del aikido visual. “La intervención sobre cartelería es expropiar, es quitarle el dominio, el control de la empresa de publicidad sobre la imagen”, afirma y recuerda la primera campaña “Expropiación es devolución”, que puso en marcha el colectivo Contraimagen, junto a las máquinas de la fábrica controlada por sus trabajadores y trabajadoras. “La lucha de Zanon nos habilitó a pasar por encima de la propiedad sobre las imágenes, sobre los slogans publicitarios de las grandes marcas y toda su infraestructura. Expropiarlos para darles el sentido de servir a esa lucha testigo”.

Al calor del proceso de lucha de Zanon, arte y política se cruzaron dando lugar a nuevas sensibilidades y subjetivaciones políticas y estéticas. Hoy, como en el 2001, jóvenes artistas, activistas feministas siguen ese camino, lo recrean y lo nutren de nuevas realidades. Usan las paredes, los carteles, las calles para dejar mensajes de libertad, solidaridad, emancipación, al mismo tiempo que dejan su arte. Las paredes siguen hablando para quienes quieran escuchar y caminen, con un andar atento, por las calles de Neuquén.