Desde Ediciones IPS queremos recomendar en esta ocasión el artículo “Si Norteamérica se hiciera comunista” que forma parte de la compilación El capitalismo y sus crisis de León Trotsky, Obra Escogida N.° 12. Un artículo en el que Trotsky se atreve a imaginar cómo sería EE.UU. después de una revolución socialista.
Sábado 23 de mayo de 2020 03:47
“Si Norteamérica se hiciera comunista como consecuencia de las dificultades y problemas que el orden social capitalista es incapaz de resolver, descubriría que el comunismo, lejos de ser una intolerable tiranía burocrática y regimentación de la vida individual, es el modo de alcanzar la mayor libertad personal y la abundancia compartida” hoy tiene mayor relevancia ante un fenómeno que se viene desarrollando entre la juventud que se expresa en que el 61% de los jóvenes norteamericanos, muchos de los que vienen participando en reclamos por la salud y las condiciones laborales, se reivindica anticapitalista y ve con buenos ojos al socialismo como respuesta a sus pesares. Se hacen evidentes…"Las dificultades y los problemas que el orden social capitalista es incapaz de resolver”.
Trotsky juega con el imaginario y la posibilidad concreta de una revolución socialista y un Estado obrero en EE.UU. En la principal potencia capitalista comenzaba un proceso de huelgas, de radicalización y de organización de la clase obrera que buscaba respuestas en el marxismo y discutía la posibilidad de la revolución socialista en ese país.
Un profundo proceso de lucha y organización que permitió a los trotskistas ser parte de muchos de los sindicatos que emergían y también de la construcción de un partido revolucionario en el corazón mismo del imperialismo, como relata Cannon en su Historia del trotskismo norteamericano, que en estos días saldrá publicado por nuestra editorial, 85 años después vemos nuevamente pender sobre las cabezas de las y los trabajadores el yugo de las patronales impiadosas a las que no les tiembla el pulso para dejar sin trabajo a 38 millones de seres humanos que no tienen ninguna posibilidad más que la de vender su fuerza de trabajo para sobrevivir.
Una situación que empieza a parecerse a la que se abrió en la década del 30, no solo por la crisis del decadente sistema capitalista sino por un incipiente proceso de huelgas que en forma defensiva se empiezan a dar para no morir de coronavirus en sus trabajos, y vienen protagonizando miles de trabajadores y trabajadoras.
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Trotsky va desarrollando concretamente los pasos que irá dando un gobierno de los trabajadores en EE.UU.… "El gobierno soviético norteamericano tomará firme posesión de los comandos superiores de vuestro sistema empresario: los bancos, las industrias clave y los sistemas de transporte y comunicación. Luego les dará a los campesinos, a los pequeños comerciantes e industriales, mucho tiempo para reflexionar y ver qué bien anda el sector nacionalizado de la industria”…“La industria nacional se organizará siguiendo el modelo de vuestras modernas fábricas de automotores de producción continua. La planificación científica se elevará del nivel de la fábrica individual al del conjunto del sistema económico. Los resultados serán estupendos.”
Trotsky es tan optimista en las perspectivas que va a tener el país, centralmente porque la economía norteamericana a pesar de la depresión que venía atravesando, tenía una desarrollo industrial, tecnológico y científico incomparablemente superior a la economía atrasada rusa cuando en 1917 las masas laboriosas, campesinas y los bolcheviques llevaron adelante la primera revolución obrera y socialista mostrándole al mundo que era posible cambiarlo todo de raíz y tomar el cielo por asalto, que los obreros podían dirigir un país. …."En Estados Unidos la ciencia de la publicidad brinda los medios para ganarse el apoyo de la clase media, que estaba fuera del alcance de la atrasada Rusia, con su vasta mayoría de campesinos pobres y analfabetos. Esto, junto con vuestro aparato técnico y vuestra riqueza, será la mayor ventaja de vuestra futura revolución comunista. Vuestra revolución será más suave que la nuestra; luego de resueltos los problemas fundamentales no tendréis que derrochar energías y recursos en costosos conflictos sociales, y, en consecuencia, avanzaréis mucho más rápido.”
El internacionalismo práctico que desarrollaría un gobierno obrero en EE.UU. tendría implicancias concretas en todo el continente americano, por la importancia y peso de EE.UU. en la región, porque se revertirían las ataduras que el imperialismo impone a las y los trabajadores y pueblos del mundo…."Los gobiernos de Centro y Sud América se verían atraídos a vuestra federación como el hierro por el imán. Lo mismo ocurriría con Canadá. Los movimientos populares de estos países serían tan fuertes que impulsarían este gran proceso unificador en un brevísimo período y a un costo insignificante. Estoy dispuesto a apostar que el primer aniversario de los soviets norteamericanos encontraría al Hemisferio Occidental transformado en los estados unidos soviéticos de Norte, Centro y Sud América, con su capital en Panamá”. Y prosigue..."Vuestro gobierno soviético simplemente abolirá el secreto comercial, combinará todos los descubrimientos de estas investigaciones realizadas en función de la ganancia privada y los transformará en un sistema científico de planificación económica. Para ello contará con la colaboración de una numerosa clase de consumidores cultos y críticos. La combinación de las industrias clave nacionalizadas, el comercio privado y la cooperación del consumidor democrático producirá rápidamente un sistema sumamente flexible para satisfacer las necesidades de la población”.
La posibilidad de que la numerosa y poderosa clase trabajadora de EEUU, que a pesar de la crisis económica y sanitaria sigue siendo la principal potencia mundial, comience a defenderse y a luchar por sus condiciones de vida y que la juventud precarizada también comience a organizarse, a considerar al socialismo como una solución a sus problemas, son síntomas alentadores que permiten plantear la construcción de un partido obrero revolucionario en el corazón del imperialismo mismo.
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