El cierre del Congreso en medio de la crisis del coronavirus es un cheque en blanco al Poder Ejecutivo, que decidió enfrentar la crisis gobernando a través de los Decretos de Necesidad y Urgencia.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Jueves 19 de marzo de 2020 23:35
El cierre del Congreso y el aval al gobierno por DNU es avalado por la oposición derechista de Juntos por el Cambio, quien ha declarado en boca del presidente del bloque de Cambiemos, Mario Negri, que Alberto Fernández es el “comandante” en esta crisis.
En este sentido la izquierda fue la única fuerza que se opuso.
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En el anuncio de la cuarentena el presidente fue acompañado por Axel Kicillof, Horacio Rodríguez Larreta, Omar Perotti y Gerardo Morales, en representación de un amplio consenso entre los gobernadores peronistas y de Juntos por el Cambio con respecto a las atribuciones que se ha otorgado el Poder Ejecutivo. Los medios de comunicación hegemónicos también se han sumado a avalar el poder discrecional del presidencialismo. El "republicanismo" de la derecha y de los grandes medios es dejado de lado para avalar sin fisuras el gobierno por decreto.
El cierre del Congreso clausura el debate político democrático en medio de una pandemia que amenaza al conjunto de la población. Impide que los legisladores de la izquierda, por ejemplo, puedan expresar en el recinto parlamentario los intereses de los trabajadores y el pueblo, cuando el paquete de medidas anunciado para enfrentar la crisis tiene el acento puesto en el rescate económico de las patronales y disciplinado a un presupuesto pensado para cumplir los compromisos con el FMI. Es impedir el debate y la votación de los representantes elegidos por el pueblo cuando están en peligro la salud, los ingresos y los puestos de trabajo de millones de trabajadores.
El gobierno por DNU y el cierre del Congreso empuja, peligrosamente, hacia la suspensión de los derechos democráticos y civiles, otorgando la primacía a las fuerzas represivas que deben hacer cumplir las resoluciones de la cuarentena de no circulación callejera. Es un problema fundamental porque son las mismas instituciones que practican el gatillo fácil y son el componente fundamental de las mafias criminales, las que asesinaron a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, las que aplicaron la doctrina Chocobar.
El gobierno por DNU es un mecanismo que los socialistas denominamos como bonapartista: libera las manos del poder ejecutivo para hacer y deshacer a su antojo, dando fuerza de ley a todas sus resoluciones. Es un intento, en medio de una crisis sanitaria, económica y social, basándose en la necesidad real de frenar la circulación del virus, de elevarse por encima de las clases de la sociedad, de las distintas fracciones burguesas en particular, para evitar la crisis aún mayor del capitalismo argentino, consecuencia del COVID 19.
El peronismo suele celebrar el retorno del Estado contra los mercados. Sin embargo, esto es puro relato. La crisis abierta de la burguesía exige que el Estado salga en rescate de las empresas, creé las condiciones para disciplinar a los trabajadores y el pueblo que se encuentran amenazados nuevamente por el fantasma del desempleo en masa y la degradación de sus condiciones de vida.
En lugar de desconocer soberanamente la deuda externa y de afectar los intereses capitalistas para financiar un plan sanitario nacional que disponga de todos los recursos materiales y los centralice para combatir la pandemia, el gobierno anunció un rescate a las patronales con el que intenta evitar en principio un escenario catastrófico. Teme que la combinación de especulación capitalista, que dispare los precios exponencialmente y despidos masivos, hagan la situación insostenible.
Frente a ello intenta utilizar el poder coactivo del Estado. Por un lado, fija los precios sin afectar la cadena de formación de los mismos, lo que se puede lograr efectivamente mediante la intervención directa de los trabajadores a través del control obrero de la producción y distribución. Por otro lado, no prohíbe despidos y suspensiones, lo que permite a las patronales avanzar sobre la fuerza de trabajo e imponer nuevas condiciones de explotación.
El bonapartismo sanitario del gobierno del DNU cierra el Congreso para evitar estos debates y reforzar la idea de “unidad nacional” alrededor del consenso entre los partidos patronales responsables de la crisis nacional y los gobernadores que llevaron a cabo ajustes brutales en sus provincias. La desmovilización general de la sociedad producto de la cuarentena y el poder de hecho otorgado a las fuerzas represivas, serán utilizados de conjunto para reforzar el poder coactivo del Estado como una fuerza de disciplinamiento social.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.